Lo que comunicamos con mayor elocuencia es lo que somos. Quisiéramos dar lo mejor de nosotros en todo momento, a nuestros hijos, cónyuges, familiares, compañeros, amigos y a todos, pero lo que no podemos evitar mostrar, pese a lo poco o mucho que tenemos, es lo que somos. ¿Y qué es eso que somos? En esencia somos amor, pero confundidos por nuestras imágenes del pasado e identificados con ellas por acción del ego, mostramos precisamente el miedo que tenemos al amor.
El ego le teme a la luz del amor, te teme a Ti. Tú eres el único que lo puede deshacer, ya que eres ese amor. Al ser falso y al cubrir tu real identidad, el ego vive en constante temor de que lo desenmascares. El ego te hace trampas y te muestra un mundo colapsado de temor, para que no descubras el poder de quien eres, que el universo resguarda intacto como tuyo, hasta el momento en que decidas usarlo, hasta el momento de tu Despertar.
Cuando vamos al cine experimentamos sentimientos intensos y sensaciones variadas, casi como si fuera la vida real. Vemos la película adelante y afuera, pero está siendo proyectada desde atrás. En última instancia, la sala está vacía y lo proyectado no es real. De la misma manera, el mundo que vemos afuera es únicamente la proyección de nuestros contenidos subconscientes, la matriz del mundo es neutra, lo que vemos son nuestros contenidos internos hecho símbolo. Acumulamos pasado en la conciencia al sentirnos protagonistas infieles e injustos o victimados por otros en el monumental drama de ego. Pero la verdad es que somos destellos radiantes de amor dela Fuente Primigenia.Debido a que el amor se presenta ante nosotros como un deseo más que como la vivencia directa de nuestra propia identidad, lo buscamos afuera. Ahora, aturdidos por la culpa de ser protagonistas de diversas escenas de dolor en el anfiteatro del ego, hemos puesto al amor-identidad en el futuro: quiero llegar a ser… Es desde este “quiero llegar a ser” que estructuramos “la vida” en el mundo. Pero, Quiero llegar a ser, es la estrategia más categórica desplegada por el ego jamás, pues requiere de un largo tiempo y espacio de “auto-superación” para desbaratarla en el intento de re dignificarnos en un mundo que se presenta al revés de la verdad.
¡Pero ya eres lo que buscas ser!, te dice una voz sosegada y firme en tu interior. No existe el proceso para llegar a ser nada más, pues ya eres lo más hermoso y perfecto. ¡Te amo como eres, hijo! Te has preguntado acaso: ¿de quién es la voz que te ha negado tu identidad y te ha hecho doler? Es una voz que te recuerda un pecado fantaseado, pero que creaste tú al dormirte. ¡Despierta hoy! ¡Despierta ahora amado hijo, estás a Mi lado dormido! Ya eres completo y digno, y eres Mi amor y Mi felicidad. Te esperaré cada día en tu silencio libre de juicios, en el instante sagrado. Allí te encontrarás…
Estando enla India, un maestro me contó acerca del venado almizclero. Este venado tiene en una bolsa ubicada debajo de su estómago, una fragancia exquisita. Cuando el venado envejece comienza a sentir la fragancia, queda fascinado por ella, pero no sabe de dónde viene. Empieza a rastrearla por todo el campo, en los árboles, en las piedras, en el río, pero no la encuentra. El venado enloquece buscando la fragancia, y en su desesperación se arroja a un precipicio tratando de encontrarla en el vacío. Los cazadores, lo recogen muerto. Lo asombroso, es que el ya tenia lo que buscaba adentro, pero no lo sabia.
Asimismo, nosotros buscamos en el mundo lo que ya somos, y lo buscamos todo el tiempo, en todo lugar, a través de todas las relaciones. Utilizamos vidas enteras encarnando roles diversos y degustando variados sabores de conciencia: madre, padre, hijo, amante, rico, pobre, desvalido, santo o perverso. Pensamos y creamos cuerpos muy variados en un constante devenir casi ilimitado. Buscamos la felicidad a través del cumplimiento de metas externas y de la aceptación o reconocimiento de los otros. Pero esto nos lleva hacia una carrera sin final, donde queremos siempre más y lo único que alcanzamos es confusión, stress y la pérdida completa de la paz. Llega el día en que finalmente comenzamos a vivenciar el amor que somos y su paz infinita, más allá de las visiones del mundo ostentadas por el ego.
Lo que encontramos bajo los cuerpos son sólo roles psicofísicos como carpintero, administrador, abogada, profesor, contadora, ama de casa, cantante o autor. Estos roles en sí, poco tienen que ver con la identidad fuera del tiempo y del espacio que somos, pero son ensalzados como instrumentos del amor. Dichos roles son excusas para compartir unos con otros, en verdad, la emanación de la luz de eternidad, sapiencia y alegría que somos, llamadas en sánscrito sat-chit-ananda. Cuando tomamos estos roles como fines en sí mismos nos sentimos insatisfechos y perdidos, pero cuando los utilizamos como medios para llegar a sentirnos y re-integrarnos enla Unidad Fraternadel Amor que conformamos Todos, estos roles del mundo nos recuerdan nuestra radiante identidad original de luz.
El amor no tiene un opuesto ya que es una totalidad. El amor te invita a la inclusión total de tus pensamientos por medio de la aceptación. No puedes amar por completo a alguien si en tu mente excluyes a cualquier persona de tu amor o le temes a alguien más. Es muy confuso el amor cuando no es inclusivo, y esa fue nuestra experiencia. El amor exclusivo o especial fue otra comprobación del ego. Tanto sentirnos especiales, como hacer sentir a otro diferente de los demás, es lo mismo, y no es amor, es separación, es necesidad del ego, es posesión. No hay un mundo afuera, solo la proyección de mis pensamientos. Los pensamientos que tengo acerca de todos y de todo componen una unidad primordial de amor o temor en mi mente, son directamente pensamientos acerca de mí, hechos símbolo en el mundo. Cada pensamiento de negación hacia alguien, incluso del pasado, no es más que una falta de aceptación de mí mismo. Así que, a menos que se ame todo, no se ama nada. Cada símbolo en el mundo viene a sanar o completar mi falta de amor por mi. Los padres pueden enseñar a sus niños a través del ejemplo a que amen a toda la gente y a todos los animales, y a todas las cosas por igual, para liberar sus mentes del temor y sentirse ellos mismos completamente amados.
El amor está siempre a un pequeño paso más allá del miedo. La simple verdad es que el miedo solamente lo oculta, tal como las nubes al sol. La percepción puede dar forma a cualquier imagen que la mente quiera ver. Así que, en tu experiencia cotidiana, sentirás amor por ti cada vez que decidas soltar un pensamiento de temor o perdonar a alguien, y luego de eso recordar tu identidad impecable. Ese acto significa todo pues convoca a Dios en ti. Cada día amanecerás a un Nuevo Mundo. ¡Gracias por tu Despertar, porque es el mío!
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