Por Alicia V. Marro (*)
“El fomento de la tenencia responsable de los animales de compañía, puede reducir considerablemente el número de animales sin control, los accidentes por mordeduras, de tránsito en la vía pública y la incidencia de zoonosis”. Zoonosis, para el caso, refiere a enfermedades transmitidas al humano por animales, y el razonable concepto trascripto se halla dentro de las conclusiones del taller convocado el año pasado por el Senasa y la WSPA (Sociedad Mundial para la Protección Animal). El documento completo, “Estrategias para la implementación de de las directrices de la OIE en tenencia responsable y control de poblaciones caninas”, puede ser encontrado con facilidad en internet, tanto por su difusión estricta carente de comentarios como por las críticas que ha recibido.
Participaron del taller miembros de las instituciones organizadoras y de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), entidades vinculadas con la profesión veterinaria, responsables de zoonosis de algunos municipios y de unos pocos ministerios de salud provinciales además del nacional.
Precursoras del decreto 1088 recientemente firmado, las conclusiones de dos días de trabajo fueron extensas. Incluyen la creación de un marco normativo que contemple normas y recomendaciones internacionales, sobre la base de un programa fundado en salud pública, tenencia responsable de los animales domésticos de compañía, bienestar animal y control de las poblaciones canina y felina vagabundas.
Dicho programa prevé educación sobre tenencia responsable, el control de animales vagabundos, la preservación del medio ambiente, la prevención de zoonosis y legislación sobre animales de trabajo, establecimientos de crianza y venta, paseadores, refugios, etc., y fija responsabilidades para todos los involucrados de uno u otro modo en la temática.
El documento merece ser leído por sus indicios de una planificación que seguramente es necesaria para el bienestar de humanos y animales.
En algunos párrafos se manifiesta eutanasista, y allí es donde arremetieron las críticas: ¿se negocia con la muerte mientras se educa para el respeto a la vida?
La legislación tan esperada, plasmada en el nuevo decreto, parece perder recomendaciones de aquel taller, pero no el énfasis en la educación, la postulación de las esterilizaciones y acceso a las mismas como recurso de control poblacional antes que las matanzas indiscriminadas y actuaciones en la salud animal vinculada con zoonosis.
De modo confuso, deja abierta la puerta a las mismas críticas. “Eres responsable para siempre de aquello que has domesticado”, escribió alguien. Lo cierto es que no aprendimos. Como si hubiéramos perdido las instrucciones de convivencia entre nosotros y con los animales que nos han permitido ser nosotros, así no nos gusten. En todo el mundo, por eso la intervención de organismos internacionales.
Lo cierto es que se necesita un cambio de modelo para que las cosas funcionen bien para usted, sus chicos, su perro, su gato –si los tiene– y en realidad para todos los que de un modo u otro convivimos. Habrá que organizarse, aprender y enseñar, abrir la cabeza y aceptar que en esta sociedad que compartimos con los bichos –los suyos, los míos, los de nadie– todos somos dignos de vivir bien y podría lograrse si los humanos comprendemos las necesidades ajenas y la responsabilidad que nos toca.
Repensemos la tenencia de animales de otra manera. Empecemos por algo antes que la desidia enferme a unos, atropelle a otros, mate a algunos cuantos.
(*) Médica veterinaria egresada de la UBA, especialista en Docencia Universitaria y docente investigadora de la UNR. Responsable de la Cátedra Protección y Bienestar Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR.