Rosario Central recibió el martes pasado una intimación de parte de Luciano Figueroa. Lucho solicitó al club, vía carta documento y amparado según lo que reza el artículo 15 del convenio colectivo de trabajo, el pago de lo que se le adeuda en 48 horas. La cifra exigida por el delantero es de 4.800.000 pesos.
El plazo para cubrir el pago que reclama Figueroa venció esta mañana. Y no existen posibilidades reales de que la tesorería auriazul pueda conseguir el dinero para abonarle a Lucho. Por lo tanto, en Central esperan que por estas horas llegue una notificación de parte de los representantes legales del delantero anunciando la libertad de acción de Figueroa.
Así, Lucho no tendrá problemas para sentarse a negociar su pase, ya sea para una venta como para una cesión a préstamo, con cualquier club.
El que habló del tema fue uno de los vicepresidentes de Rosario Central, Julio Colabianchi. “Por Figueroa se han concretado numerosas conversaciones antes de llegar a esta situación, lo que pasa es que él tiene un contrato firmado con la anterior gestión, cuando el equipo estaba en primera división, que nosotros no podemos afrontar”, aseguró Colabianchi.
El directivo auriazul admitió que el conflicto con Lucho está en una etapa de “intransigencia”, en la que el jugador decidió, a través de una instancia judicial, “exigir que se le pague el contrato, algo que Central no está en condiciones de pagar”. “Queremos sentarnos a ver cómo solucionamos el problema, se sigue conversando, y tal vez Figueroa quiera quedarse con el pase; ojalá que sea así porque si él quiere quedarse con el pase en su poder, nosotros se lo damos”, admitió Colabianchi.
El vice auriazul confió también que la carta documento podría ser sólo una instancia formal “pero está en el club y hay que responderla”. Y añadió que, según su punto de vista, “Lucho tiene que entender que nosotros no tenemos de dónde sacar el dinero, que es una cifra que en el mundo del fútbol no existe”.
El conflicto con Figueroa se empezó a agudizar antes de que el plantel regresara al trabajo tras el breve receso de mitad de año. Y cuando flotaba la sensación de que Lucho podía quedar marginado del grupo, inclusive fuera de los que iban a viajar a la pretemporada a Necochea, apareció Juan Pizzi. El técnico auriazul apostó por Figueroa y, haciendo las veces de mediador, habló de la necesidad de hacer un esfuerzo de ambas partes para tratar de resolver el conflicto.
Pero no hubo solución. Inclusive, la situación se agravó. Tanto fue así que el delantero regresó a Rosario desde Necochea antes que sus compañeros por una supuesta molestia en una rodilla. Desde entonces, Lucho ya no volvió a entrenar con sus compañeros. En los últimos días, lo hizo aparte, en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria.
El litigio entre los canallas y Figueroa seguramente continuará en Futbolistas Argentinos Agremiados, donde las partes se sentarán a negociar buscando la solución a un conflicto que cada día parece más complejo.
[media id=687 width=495 height=300]
