Nélida Duarte lleva años luchando por la inclusión de su hijo, Sebastián, de 9 años, pero las puertas cerradas ante su necesidad cada vez son más. Su hijo tiene el llamado Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), a causa del fórcep utilizado en el parto. Hoy pide que un centro terapéutico acepte a su hijo. “Mi nene necesita ayuda profesional, un equipo médico que trabaje en su desarrollo, y los centros que están creados para esto no lo aceptan”.
La enfermedad de Sebastián reúne una serie de patologías que deben ser tratadas por un equipo médico interdisciplinario. En el caso de este chico, su madre logró que el municipio becara su educación especial pero “comola Municipalidadpaga a estos centros muchos meses más tarde, nadie lo acepta”, lo mismo le ha pasado al presentar la credencial de la obra social provincial que lo avala, pero ésta tiene una demora de entre tres y cuatro meses en el pago, por ende ha sido también un freno en la incorporación de Sebastián.
El nene nació en el hospital Provincial y desde muy chiquito tuvo el aval municipal, para acceder a una educación especial pero no ha conseguido un lugar. “Hace años que mi hijo tiene el certificado de discapacidad, pero por la burocracia los centros terapéuticos no lo aceptan. Le han hecho muchos estudios en cuanto a su situación y me llegaron a decir que dejaban a Sebastián afuera porque no contaban con tantos médicos que lo pudieran atender. Es una locura que venimos viviendo desde hace años”, lamentó Duarte.
A su vez, la mujer relató que recorrió cada uno de los centros terapéuticos de la ciudad, los recomendados por el municipio y otro tanto privados, “pero a pesar de tener una beca, no le han dado lugar”.
La mujer también manifestó haber acudido ala Direcciónmunicipal parala Inclusiónde Personas con Discapacidad, y “apenas” la asesoraron. “A esta altura necesito una solución de inmediato, ya no tengo puertas que golpear”.
Recién cuando el nene tenía dos años Nélida se dio cuenta de que algo andaba mal. Su hijo apenas balbuceaba palabras y tenía problemas cognitivos.
“Mi hijo tuvo una mala praxis médica, tiene una unión precoz en la fontanela, en los hemisferios cerebrales, su unión precoz es debido al mal fórcep, porque el embarazo estuvo bien. Sin embargo, me enteré muchos meses después y ya no podía hacer nada, no hice nada salvo ocuparme de la atención que necesitaba y necesita Sebastián”.