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Interminable pasión

Por Franco Scala.- Diego Scarano, jugador de Pablo VI, que lleva más de tres décadas en la Rosarina dialogó con El Hincha.  “Siempre digo que este año va a ser el último, pero sigo”, expresó.

Diego Scarano cumplió 36 años el pasado miércoles y su amor por el fútbol sigue intacto. Junto a Jorgelina, su mujer, esperan en febrero la llegada de su primer hijo. El jugador de Pablo VI lleva más de tres décadas disfrutando del deporte más pasional de los argentinos y habló con El Hincha para repasar su extensa trayectoria.

Scarano cuanta con las ganas suficientes de ir a los entrenamientos durante la semana y los domingos defender la camiseta de su querido Pablo VI.

“Mientras me dé el cuerpo voy a seguir, siempre digo que este año va a ser el último, pero sigo. Además el amor que le tengo a Pablo VI es más fuerte y tira mucho”, expresó el futbolista, conocido como Caña en el ambiente de la Rosarina.

Sus inicios se dieron en la vieja cancha de Pablo VI situada en calle Pellegrini y Vera Mújica. “Llegue al club porque mi hermano David (categoría 71) empezó a jugar ahí. Cuando arrancó Leonel, mi otro hermano (categoría 74), me enganche con 3 años y medio, y no pare más”, recordó el defensor central.

Entre los recuerdos en sus comienzos el jugador expresó: “Del Baby lo que más recuerdo es haber ganado el torneo Cebollitas (NdR: incluía a equipos de todas las ligas de Rosario) con la categoría 75”.

En tanto, cuando pasó del Baby a cancha de once manifestó: “La mayoría de los chicos que venían del Baby se quedaron y se sumaron los chicos de Unión y Progreso. Fuimos a jugar a Salta, Mar del Plata y Bahía Blanca”.

Con tan solo 16 años le tocó defender la camiseta del Canario en primera. Y eso fue como tocar el cielo con las manos. “Si, aparte en esa época había un cierto respeto hacia los jugadores de primera, que ahora no se da. Yo debute con Miguel Diponte como técnico, alterné dos años, luego me consolidé  y prácticamente fui titular siempre”, explicó el jugador.

Con la primera división del Canario,  Caña pasó por todas las etapas. Ascendió en el 95 al Molinas, tras ganar un triangular que jugó con San Roque y Lavalle. Luego descendió tras varias temporadas y volvió a subir nuevamente en el 2005 con José Previtti como DT. A los dos años siguientes salió campeón del torneo más importante de la Rosarina, siendo el mayor título de Pablo VI en su historia.

Fue parte del plantel que jugó en el 2010 el Torneo del Interior y le tocó descender nuevamente en esa temporada (aunque jugó los últimos seis partidos) y en la actualidad forma parte del plantel que pretende ascender.

“Tenemos un equipo bien armadito estamos peleando por ascender. Igualmente vamos por buen camino y si logramos ajustar algunos detalles se nos puede dar”, indicó Scarano.

El jugador habló sobre el trato, muchas veces hostil,  que recibe en las diferentes canchas de la Rosarina, teniendo en cuenta que es un referente de Pablo VI. “Ya me acostumbre, en el 99 por ciento de las canchas me tratan mal. Los insultos no me producen nada, al contrario a veces me agrandan”, analizó el futbolista.

Si bien, gran parte de su carrera la realizó en Pablo VI, en el 2009 Scarano cambió de camiseta y desembarcó en Provincial. “Me fui primero porque me robaron una moto en el club, que era de mi señora. Y después tuve diferencias con el entrenador en ese momento (Antonio Previtti) y opte por cambiar de aire”, explicó el jugador.

Además de jugar, Scarano  forma parte de la comisión del club que tiene su predio en Segui y Garzón. “Me metí en la comisión porque hay gente que habla de afuera y no sabe nada lo que es manejar un club. Me pasó que mi papá fue presidente muchos  años y siempre decían que se robaba la plata y te puede asegurar que perdió dinero durante sus gestiones” dijo Caña. Y añadió: “En los clubes de barrio no entra plata y por eso muchos están equivocados. Implementamos la cuota para todos, incluso para los jugadores de primera y de a poco nos estamos acomodando, pero es muy difícil”.

Por último, Scarano habló de su posible retiro y que entre otras cosas mucho tiene que ver la llegada de su primer hijo y las posibilidades del ascenso. “Creo que este es el último. Si ascendemos espero convencer a mi mujer de jugar al menos seis meses más. El bebe llega en febrero y se va a complicar ir a las prácticas, y por mi edad si no me entrenó no puedo jugar. Pero si no ascendemos cuelgo los botines”, concluyó Caña.

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