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El combustible del futuro ya está listo ahora, en Godoy

Por Laura Hintze.- En una pequeña comuna del sur provincial producen diésel con aceite de cocina: cuesta $ 3,80 el litro. Oscar González,  “medio inventor”, compra a sus vecinos un producto contaminante, y lo recicla.

Oscar González tiene 49 años y fabricó, junto a su hijo, “un reactor que permite, en una hora, reciclar el aceite usado para cocinar y transformarlo en biodiésel”.

Su emprendimiento se lleva adelante desde hace cuatro años en Godoy, provincia de Santa Fe, y es asistido por la Dirección Provincial de Economía Solidaria y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. El litro de este novedoso diésel ecológico cuesta 3,80 pesos, y actualmente abastece a 19 comunas de la provincia. Pero además, la recolección del aceite usado se realiza en conjunto con toda la población: en la basura de Godoy hay botellas plásticas con aceite usado, y muchos vecinos ya han aprendido a limpiar aceite para vendérselo a Oscar a 1 peso el litro. Tomando el emprendimiento como ejemplo, el director de Economía Solidaria, Omar Isern, destacó cómo “con voluntad y recursos limitados se puede ampliar el campo laboral”.

Godoy es una localidad del departamento Constitución, a 60 kilómetros de Rosario, a 210 de la ciudad de Santa Fe y a 260 kilómetros de Buenos Aires. No tiene más de 2.000 habitantes, probablemente ni se acerque a ese número: entre 1991 y 2001 incluso había perdido más de 100 y apenas pasaba las 1.400 personas.

Entre ellas está Oscar González. No tiene nada que ver con el aguerrido ex diputado socialista, pero va asentando a fama al mismo nombre y apellido: “El único loco en la región que está con estas cosas”, lo señalan.

Junto a su hijo de 25 años, Oscar logró construir seis reactores de 250 litros que reciclan el aceite que se utiliza en la cocina, el aceite “comestible”, y lo transforman en combustible: diésel ecológico. Ahora están armando el séptimo, con capacidad para albergar 1.800 litros y que está avanzando con los aportes que están recibiendo de Economía Solidaria.

Para hacer esto Oscar se tragó unos cuantos libros, investigó por internet, estuvo en contacto con gente de Europa que estaba probando lo mismo. “Estudié”, confirmó, como revelando su secreto. “Estudié mucho”, remarcó.

Es su hijo el estudiante de química; él es técnico mecánico. Pero como es “medio inventor”, la unión hizo algo más –y bastante– que la fuerza.

Para lograr llegar a abastecer a tantas personas, Oscar primero comenzó haciendo “prueba/error” en su casa, para consumo propio. Después, comenzó a repartir entre amigos, entre conocidos, hasta llegar a las comunas vecinas. Entre tantas idas y venidas, este año se acercaron, interesados, representantes de Economía Solidaria de la provincia. Cuando vieron lo que tenían ante sí se pusieron en contacto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. “El Inti consideró que mi combustible es óptimo, y me invitó a trabajar en un proyecto para la bionafta. En eso estamos. En Córdoba lo están probando, pero con lo que hice yo, se resolvió lo más difícil. Y dentro de unos meses voy a hacer un curso, tipo investigación. Además, estoy recibiendo subsidios de Economía Solidaria”, contó Oscar.

“Lo apoyamos porque está en nuestros objetivos el trabajo con emprendedores sociales desde la óptica de la economía solidaria. Y ésta, en particular, es una actividad con mucho futuro, que permite proyectar y generar nuevas fuentes de trabajo”, explicó el director provincial Isern.

Un ejemplo de eso es la cantidad de puestos de trabajo que pueden generarse. “En la zona, el litro de gasoil cuesta entre 5,25 pesos y 6,25 pesos. Nosotros lo vendemos a 3,80”, recordó Oscar.

Hace dos años que lleva adelante este emprendimiento, indudablemente ecológico pero además bien barato, que le permite mantenerse económicamente a él, a su familia y a su proyecto. Y también a las familias de las cinco personas que lo acompañan en el trabajo.

Pero además, y no es menor, la población entera participa de este proyecto: Oscar enseña a filtrar y limpiar el aceite, y después les compra el litro a un peso. Un ejemplo que cabe destacar: el hogar El Amanecer de San Nicolás recolecta, aproximadamente, mil litros cada quince días. Esos mil litros se transforman en mil pesos para el espacio, y se recicla, además, el aceite frito, una sustancia altamente contaminante.

“El aceite de fritura tiene arsénico y cianuro, dos sustancias que producen una gran contaminación en el ambiente. Antes, en el pueblo echaban el aceite al pozo, y se contaminaba el agua que tomamos. Dimos algunas charlas en Godoy y varias comunas, y ahora todos colaboran. Separan el aceite de cocina en botellas de plástico, y nosotros después lo buscamos y lo reciclamos”.

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