Los rebeldes llevan a cabo este domingo una ofensiva contra Trípoli por mar y por tierra con el objetivo de hacer caer el bastión del régimen, pero Muamar Gadafi sigue tan combativo como siempre, dispuesto a resistir y a salir «victorioso» de esta batalla. «Lo que estamos viendo es el desmoronamiento del régimen», anunció la portavoz de la OTAN Oana Lungescu.
Los rebeldes procedentes del oeste de Libia entraron al anochecer en Trípoli, donde fueron aclamados por una muchedumbre jubilosa al ritmo de la música. Los civiles corrían junto al convoy de los rebeldes, aunque continuaban los combates contra soldados fieles al régimen.
No fueron los únicos en entrar en la capital según otro portavoz de la rebelión, Abdulá Melitan, quien dijo que rebeldes libios llegados por mar desde Misrata, a 200 km al este de Trípoli, se infiltraron en ella y participaban en combates.
Además, un convoy de un centenar de vehículos con rebeldes a bordo se encontraba a 12 kilómetros de Trípoli. Y, según un testigo, la rebelión consiguió controlar el barrio de Tajura, un suburbio de la capital.
En el «kilómetro 27», centenares de rebeldes del frente oeste tomaron el control de un cuartel, incautándose de armas y municiones. Varios vehículos estaban en llamas y en el interior había cuerpos carbonizados.
La insurgencia también tomó por la mañana un bosque situado a 24 kilómetros al oeste de Trípoli, según fuentes rebeldes.
La Operación Sirena, iniciada el sábado por la noche, «se está realizando en coordinación entre el CNT y los soldados rebeldes alrededor y en Trípoli», había anunciado el portavoz del CNT, Ahmed Jibril, quien añadió que «la OTAN también está implicada».
Según Jibril la operación podría durar «varios días hasta que Gadafi esté asediado» pero uno de los jefes militares de la rebelión libia afirmó este domingo que la capital «caerá de aquí a mañana».
«Prevemos dos escenarios: que se rinda o que se escape de la ciudad» para refugiarse en el extranjero o en otra localidad del país, explicó Jibril, pero Gadafi aseguró que no se rendirá y que saldrá «victorioso» de la batalla de Trípoli, en el segundo mensaje del líder libio en menos de 24 horas.
El portavoz del régimen, Musa Ibrahim, aseguró que miles de libios estaban preparados para defender su capital.
«Tenemos a miles de soldados profesionales y a miles de voluntarios que protegen la ciudad. Estas personas no son sólo patriotas, sino que tienen familias y casas que quieren proteger y saben muy bien que si los rebeldes entran, habrá sangre por todas partes», afirmó.
El hotel Rixos, que aloja a los periodistas extranjeros y representantes del régimen en Trípoli, vivía una fuerte agitación tras el lanzamiento del asalto a la capital libia. Cerca de él estallaron violentos enfrentamientos con armas ligeras.
La Casa Blanca predijo el domingo que los días de Gadafi como líder de Libia «están contados» y el presidente francés Nicolas Sarkozy «exhortó» al coronel a «evitar a su pueblo nuevos sufrimientos inútiles renunciando sin demora a lo que le queda de poder», cuando el desenlace «está fuera de dudas».
Por otro lado, un buque maltés que debía evacuar a extranjeros de Trípoli hacia Malta no pudo atracar en el puerto por los disparos, según la cancillería polaca.
Por la noche, otro barco fletado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) tenía previsto zarpar de Bengasi (este) con rumbo a Trípoli para evacuar a 300 extranjeros.