Una de las novedades de la semana fue el sigiloso proyecto aprobado en el Senado provincial para descongelar “por un año” la planta de personal de la Legislatura.
El proyecto es una vergüenza por donde se lo mire, a tal punto que ninguno de quienes lo impulsaron se animó a explicarlo y justificarlo. Fue gracias al periodista Lucho Rodrigo de El Litoral que tomó estado público, porque su aprobación fue omitida incluso en el parte de prensa que entrega la Cámara alta.
Lo que viene es una repartija de cargos políticos entre diputados y senadores a sólo 3 meses de que muchos se vayan de la Legislatura.
La aprobación por unanimidad fue una exigencia de sectores de la oposición justicialista como condición para aprobar los proyectos de ley que solicitan cargos para dotar de personal a los dos organismos creados por la reforma de la Justicia penal: el Ministerio Público de la Acusación y el Servicio de la Defensa Penal.
Por lo visto el oficialismo accedió al pedido y hasta es probable que termine teniendo que dar las explicaciones, ya que en Diputados le corresponde la mayoría y se descuenta su aprobación para poder avanzar en la implementación de la reforma judicial. Aún cuando no haya alternativa al agrio camino que plantea la oposición, un gesto diferenciador serviría para dividir aguas.
Casos como estos hacen pensar si serán de esta calidad los controles que la oposición anuncia que hará a partir de la mayoría legislativa que tendrá desde diciembre. Será un alivio entonces que María Eugenia Bielsa acepte ser presidenta de la Cámara de Diputados y repita la línea de trabajo y conducta que tuvo cuando fue vicegobernadora.