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Ricky Martin por la libertad y la igualdad

Ricky levantó esas banderas en el intenso show que brindó ante ocho mil personas en Salón Metropolitano, el martes pasado.

Por Daniela Barreiro

 

Fotos: Marcelo Masuelli

Un cantante internacional pisó suelo rosarino el martes por la noche y pantallas de leds mediante, nueve músicos y ocho bailarines en escena, brindó un gran show de clásicos y estrenos que tuvieron, cada uno, una puesta y una interpretación asombrosa. Pero eso fue sólo el condimento de una declaración de principios y del desnudo del alma de Ricky Martin, ya que de su presentación se trataba, del que las fanáticas rosarinas (el Salón Metropolitano estuvo colmado de mujeres) fueron espectadoras y partícipes en lo que resultó un canto a la liberación, a la libertad sexual y a la reivindicación de los derechos de todos y todas.

Fue así que el cantante puertorriqueño se dispuso a decir quién es, cómo es y en qué cree desterrando un viejo mito. Siempre se creyó que los sex symbol de la música y sobre todo los pertenecientes a la escena romántica tenían que dar a sus fans una sensación de “ser alcanzables”, es decir, tenían que, por ejemplo, fingir soltería para que aquellas mujeres que los seguían tuvieran la fantasía de que él podía enamorarse de ellas y vivir un gran amor. Ese mito viene echándose por tierra hace ya varios años, pero Ricky terminó de desterrarlo con una enorme sonrisa en su rostro mientras mostraba a su público quién era, cuál era su elección  sexual y en qué creía, despertando en ellas más amor, respeto y admiración que antes.

Con las luces apagadas y en una pantalla gigante formada por el telón que cubría el escenario y otras ubicadas en la línea que dividía las plateas del campo se vio a Ricky encadenado, incómodo, moviéndose incansablemente para liberarse, un preámbulo que graficaba lo que se venía.

El recital, en el que la gente colmó la capacidad máxima del salón Metropolitano y que alcanzó la friolera de ocho mil personas, comenzó con “Será será” uno de los cortes del disco Música, alma, sexo, cuya presentación sirvió de excusa para que, después de muchos años de ausencia, Enrique Martín Morales –tal su verdadero nombre– volviera a la ciudad. “Esto va/ Dedicado a todo aquel/  Que se siente desigual/ Condenado/ Marginado sin piedad/ Hay que amarnos/ Apoyarnos/ Para así poder salvarnos”, reza el tema que dio inicio al concierto de Martin, tras la enérgica previa de la agrupación electropop Miranda! (ver recuadro).

“Hola Rosario ¿Cómo estás? Hace mucho que no pisaba esta tierra. Esta noche ¡Vale todo!”, dijo el cantante boricua antes del  intenso “Dime que me quieres”. La energía del encuentro se mantuvo hasta que el artista intentó reversionar “Vuelve”, pero la versión que había preparado se vio interrumpida por el canto de los presentes que taparon la voz del cantante y demostraron que conocían perfectamente el tema. Así, Ricky no tuvo más remedio que asomar el micrófono al público presente y dejar que sean ellos quienes lleven el ritmo.

“Siempre fui distinto a los demás… Muchos no saben cómo la palabra puto o maricón puede afectar a una persona… Soy gay y estoy feliz. Soy yo”, decía una voz en off del video que iba mostrando fotos de la vida de uno de los bailarines al tiempo que él realizaba una coreografía en vivo, solo en un inmenso escenario que llenaba con su expresión ante la mirada impávida del público que no dudo en aplaudirlo.

Y la fiesta comenzó. Secundado por sus bailarines enfundados en trajes brillantes y él mismo vestido de blanco y negro, volvió al escenario para interpretar “Living la vida loca”, “She bangs”  y “Shake your bom bom”. Bailando como en una discoteca y moviéndose con una sugerente sensualidad despertó gritos y suspiros en la platea que lo vio bailar, cantar e interpretar diversos personajes durante todo el espectáculo.

Los punteos de la guitarra de David Cabrera se oían en todo el salón, el silencio reinaba y las pantallas volvieron a pasar a un primer plano; el relato en off volvía a ser el hilo conductor del show mostrando que el leit motiv de la noche era fundamentalmente la libertad y la búsqueda de la igualdad.

La hermosa “Tu recuerdo” fue el puntapié para un set acústico. “Vamos a volver al comienzo”, dijo el intérprete, acto seguido. Con guitarras criollas y un cajón peruano, que Ricky se animó a tocar (el puertorriqueño es confeso amante del instrumento), sonaron a modo de enganchados “El amor de mi vida”, “Fuego contra fuego” y “Te extraño, te olvido, te amo”. “Tantos recuerdos, tantos lentos bailamos con esos temas”, se escuchaba rumorear en la platea respecto de temas que marcaron la faceta romántica de una época.

En otro tramo, con trajes de cuero y sensualidad, se inició una especie de baile orgiástico cuando ocho bailarines y un cantante se enredaban al ritmo de  “Frío” y  “I Am” dando un toque erótico a la noche y produciendo una tensión en la que, como suele decirse, no volaba ni una mosca.

Sobre el final, el calor latinoamericano pudo sentirse a pleno. “Lola Lola”, “La bomba” y “Por arriba, por abajo” hicieron bailar al público. “Demuestre fiesta Rosario”, dijo Ricky y Rosario demostró fiesta: bailó, cantó, saltó e incluso se animó a algunas coreografías. Las manos levantadas en “La copa de la vida” y un Ricky Martin enrollado en una bandera argentina que le lanzaron fue el corolario de un show que cerraría, a modo de bis, con el nuevo “Lo mejor de mi vida eres tú”.

 

 

Previa electropop al ritmo de Miranda!    

Con el público aún ubicándose en sus asientos la agrupación de electropop Miranda! subió al escenario, a las 19.30 del martes, un reducido espacio con telón blanco de fondo que dividía lo que iba a ser el show de Ricky Martin y el de los que oficiaban de teloneros del mismo. De la mano de clásicos como “Perfecta”, “Ritmo y decepción” y “La guitarra de Lolo” la banda mostró su energía, su alegría y la potencia de sus grandes hits. Contrario a lo que se especulaba, la agrupación que integran Ale Sergi, Juliana Gattas, Lolo y Monoto no adelantó nuevos temas pero arengó al público que esperaba impaciente al cantante puertorriqueño. “Salten que viene Ricky”, dijo Sergi y el público lo siguió. “Ahora sí parece un recital”, retrucó Sergi haciendo referencia a que habían podido al fin captar la atención de los presentes. Llenos de brillos y colores Miranda! fue una telonera de lujo, dejó todo y se lució en el recital que duró media hora y donde sonaron los principales hits.

 

 

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