Después de un debate que se extendió por casi seis horas, antes y en medio de sesión –que tuvo un inusual cuarto intermedio sin que se despoblara el recinto– el Concejo Municipal ratificó el acta-acuerdo suscripto entre la Casa Gris, la Municipalidad, el Consorcio Ferial Rosario y el Banco Municipal de Rosario a través de su sociedad de Mandatos y Negocios, para la construcción y administración del Predio Ferial Rosario. Así la obra más importante para incluir a la ciudad en el calendario local, nacional y global de ferias, eventos y congresos, en que se prevé invertir 60 millones de pesos, tiene al fin vía libre para su concreción. Pensado en 1997, un año después la recesión primero y la crisis general después, dejaron la idea fuera de combate. Casi una década y media después la realidad es otra, y tan distinta que provincia y ciudad atraviesan una puja por el control del megaemprendimiento. Así, el Legislativo ratificó el convenio para construirlo, pero dispuso cambiar la composición del ente que va a administrarlo. Del proyecto original de cuatro miembros –el director y un delegado por la provincia, uno porla Municipalidady uno por el sector privado–, se pasó a un Consejo de cinco, con paridad entre la Casa Gris y del Palacio de los Leones. Pero esa composición, según infería la oposición, podría ser vetada por el intendente Miguel Lifschitz. Si eso ocurriera, insistieron, la política de Rosario para convenciones, congresos y ferias, no sólo de ciencia o de arte sino reuniones multitudinarias en las que se hacen negocios millonarios en dólares, podría ser fijada desde la capital provincial.
El mensaje del intendente Lifschitz que se trató ayer llegó al recinto tras seis meses de pulseadas en las comisiones de Planeamiento y Urbanismo, y de Gobierno y Cultura.
Durante la jornada de ayer, los distintos bloques, incluido el oficialista, trataban de consensuar una fórmula que permitiera la paridad de representantes entre provincia y municipio. Tras dos horas en Labor Parlamentaria, los ediles bajaron al recinto con una idea clara. Duró lo que un suspiro: de inmediato el radical Jorge Boasso y la kirchnerista María Eugenia Bielsa recordaron el largo tratamiento en comisiones del tema, a la espera de quela Casa Grispuntualizara cuál era la normativa que imponía que, en una megaobra financiada por las arcas provinciales, debía estar bajo su mando. La referencia era la ley de Obras Públicas, que según los ediles opositores de hecho lo plantea, pero para los casos donde la provincia no sólo pone los ladrillos, sino también la tierra donde se cimientan, que deben ser de su propiedad o con cesión. “Declaman la autonomía municipal en todos los foros, pero a la hora de aplicarla no lo hacen”, se quejó Boasso, marcando que “por 30 años” el gobierno provincial iba a tener injerencia decisoria en las políticas de ferias y congresos de la ciudad.
Bielsa apretó más el garrote, recordando que el gobernador Hermes Binner suele decir que las inversiones en obra pública dela Naciónen Santa Fe “es dinero de los santafesinos que vuelve”. Y a viva voz reclamó la misma vara: “No es una inversión provincial, son recursos de los rosarinos”.
“La provincia nos conmina a que tenga mayoría en las obras que financia”, se quejó, acusando que la misma lógica se utilizó enla Ciudad Jovende Rosario, dentro de la cual “será el gobierno de turno provincial el que fije las políticas culturales”.
La gota que rebalsó la paciencia del todavía expectante bloque Socialista la dio Héctor Cavallero. El concejal del Partido del Progreso Social y ex intendente reclamó que “todos los miembros” del Consejo Administrador del Predio Ferial Rosario tengan una residencia de al menos cuatro años en la ciudad. “Eso no estaba en el acuerdo”, se escuchó una queja desde el abanico oficialista.
Es que hasta ese momentotodos estaban de acuerdo en reclamar “paridad” entre los representantes de la provincia y municipio en el directorio del Predio Ferial Rosario. El problema es que no encontraban la alquimia político-legal que lo hiciera posible. Pero la puesta en escena de los ediles opositores terminó haciendo tambalear el consenso: de ningún modo los concejales socialistas iban a admitir que se los pusiera en el lugar de pasar por encima la autonomía de la ciudad de Rosario para privilegiar a un gobierno provincial “propio”. Y los cruces que sobrevinieron después terminaron de echar por tierra la propuesta de la radical Daniela León, que consistía en modificar la redacción del prácticamente único artículo que tenía el proyecto, votarlo, y a otra cosa.
Casi dos horas duró el cuarto intermedio que siguió al desbarajuste, y cada minuto se utilizó para tratar de calmar aguas y volver a enhebrar una fórmula de consenso. Y se logró, pero curiosamente la fórmula de consenso fue de disenso. Todos querían modificar la composición del órgano de gobierno del Predio Ferial Rosario para equiparar el número de representantes dela Casa Grisy del Palacio de los Leones. Pero al tratarse de un proyecto para ratificar un convenio, y cuando ese convenio deja plasmado lo contrario –dos representantes de la provincia y uno del municipio– parecía un laberinto de difícil salida.
No ha lugar: oficialismo y oposición midieron fuerzas, la votación quedó 11 a 10, y se ratificó el convenio. Cumpliendo su palabra, el socialismo agregó un segundo artículo que no estaba, alterando la composición del órgano de gobierno del Predio Ferial: aprobado por unanimidad. Y finalmente Cavallero alteró también su cláusula de residencia en Rosario, que antes había generado reprobación: 2 años, propuso, que es lo mismo que se exige a un candidato a concejal. Y también hubo pipa de la paz: la votación fue 21 a 0 a favor.
