¿Adónde va a parar el aceite que se usa en parrillas o casas de comidas?, ¿lo vierten por la rejilla?, ¿lo reciclan y lo vuelven a usar? Son cuestiones cotidianas que suceden detrás de los mostradores y el comensal ni se entera. Sin embargo, existe un entramado de acciones que busca no dejar nada librado al azar. La Dirección Provincial de Economía Solidaria, a cargo de Omar Isern, y el coordinador del Programa de Reciclado de Residuos de la Municipalidad, Claudio Rizzo, trabajan desde mayo pasado junto con una cooperativa conformada por cuatro rosarinos que ya realizaba esta tarea, pero de manera informal. De esta forma, el aceite que se usa para freír milanesas termina convertido en combustible ecológico que hace funcionar motores.
“Un litro de aceite contamina un millón de litros de agua, según datos aportados por la empresa Aguas Santafesinas; por ello queríamos tomar cartas en el asunto y regular la actividad”, aseguró Rizzo. El destino final del aceite es la planta ubicada en la localidad de Godoy,60 kilómetrosal sudoeste de Rosario, que fabrica biodiésel y paga 1 peso por cada kilo.
Las primeras tareas se realizaron en el corredor de avenida Pellegrini desde 1º de Mayo hasta Balcarce, donde unos 35 locales vinculados con la gastronomía adhirieron al proyecto, a los que se sumaron luego otros 45 en la zona de Santa Fe, Ovidio Lagos, avenida Francia y el río. Estas zonas “producen” casi 6 mil litros de aceite mensuales.
Rizzo explicó el origen de la iniciativa. “Recibimos la visita de una vieja cooperativa dela Repúblicadela Sextaque tiene la oportunidad de recolectar aceite, nos comentaron, nos asesoramos junto conla Secretaríade Medio Ambiente dela Municipalidady comenzamos a ver los procesos. Nos encontramos con un mercado muy amplio, y comenzamos con la recolección porque no había un mercado formal y no quedaba claro cuál era la deposición de ese residuo y, además, genera empleo genuino”, agregó Rizzo.
De “fritanga” a biodiésel
El programa consiste en visitar negocios como parrillas, restaurantes y bares que puedan comprometerse a entregar todas las semanas el aceite que ya no usan. “A los locales se les entrega bidones para que vayan haciendo el depósito de aceite, y luego se los pasa a retirar. Tuvimos muy buenos resultados. En el corredor de avenida Pellegrini estamos trabajando con 35 locales que adhirieron, obviamente; por algunos lugares pasamos dos veces por semana y por otros, uno. No es lo mismo el Club dela Milanesaque un bar más pequeño, con menos actividad”, explicó el responsable del programa de reciclado.
Desde Economía Solidaria, Omar Isern informó que hace ocho años que trabajan con cooperativas vinculadas con el reciclado. “Básicamente con procesos no orgánicos, como recuperación del papel y el cartón; hay casi 150 emprendimientos en Rosario. Tenemos una planta en Ayacucho y Presidente Quintana, donde se clasifican los residuos en cintas y se enfarda y se vende; son cadenas productivas”.
Luego, Isern detalló parte del proceso que se realiza con el aceite de cocina que desechan las casas de comidas: “El aceite de la freidora va a los bidones que nosotros les dejamos a los locales y luego pasa un camión tanque con una bomba aspiradora, se lava el bidón y luego se traslada a Godoy, donde se lo pesa y pagan un peso por kilo. Ellos allí fabrican biodiésel con un octanaje de la misma calidad del Eurodiésel de YPF, por ejemplo. Desde Godoy lo venden a 3,30 pesos a las comunas para utilizar el combustible en máquinas viales o en vehículos que se usan en el campo como tractores o cosechadoras”.
También se hizo el relevamiento en unos 55 negocios de Pichincha, de los cuales 45 aceptaron sumarse a la propuesta. “Esto nos va a permitir llegar a los 6 mil litros mensuales y con eso estamos abasteciendo al establecimiento de Godoy, que bajo supervisión del Inti (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) fabrica el biodiésel”, expresó Rizzo.
Llegar a los 30 mil litros
Una camioneta con un tanque con capacidad de1.000 litrospasa por los negocios y los bidones, con capacidad para almacenar25 litrosde aceite, son succionados en segundos, lo que hace rápido y limpio el retiro. Luego de completada la carga, se vierte en la planta de reciclado ubicada en Alem al 4300, donde se filtra. “En el aceite vienen residuos como pan rallado, restos de milanesas o papas fritas, es decir que hay que destilar las impurezas”, describió Héctor Panella, asesor técnico del programa, quien apuntó: “Comenzamos por una necesidad, ya que el aceite vertido en desagües pluviales o en aguas servidas es contaminante, y además para que no volviera al circuito de los restaurantes porque es perjudicial para la salud”.
“Queríamos organizar una manera que existía muy informal, donde se pasaba a retirar el aceite y no sabíamos a dónde iba. Había que normalizarlo a través de estos emprendimientos sociales. Así como los grandes generadores de residuos tienen la obligación de asegurar la disposición final a su costo, para que no resulte contaminante para la ciudad. El aceite es un residuo altamente contaminante y éste es un buen método. Pensar que un litro de aceite contamina un millón de litros de agua, según datos de la misma empresa Aguas Santafesinas, por eso es una problemática en una ciudad grande como la nuestra. Esto, por ejemplo, no es algo totalmente novedoso ya que es un modelo copiado a ciudades que ya lo hacen como Rafaela, Esperanza y localidades más chicas donde participan en la recolección de aceite. En Rosario hay que organizarlo de manera más formal y la idea es llegar a recolectar hasta 30 mil litros por mes”, finalizó Rizzo.