“Cuando salí del Museo del Prado, en Madrid, uno de los más importantes del mundo, no volví a ver más. Desde muy chico tuve dificultades en la visión: a los 3 años sufrí estrabismo; a los 6, cataratas; a los 15, glaucoma; a los 17, desprendimiento de retina. Tengo más de 15 operaciones. Cuando terminé 5º año me fui a perfeccionar el idioma a Alemania, donde estuve tres meses. Me volví a la Argentina y me anoté enla Facultad de Derecho y al año siguiente empecé a estudiar abogacía. Como no podía leer, grababa en los viejos casetes de cinta y después lo transcribía a máquina y siempre estudiaba con algún grupo de compañeros que me leían”. Resumida, ésta es la historia de Alejandro Palermo Romera, abogado, presidente de la comisión de Derecho de Discapacidad del Colegio de Abogados de Rosario, y uno de los representante del Área de Discapacidad del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad (Cidea) en la Universidad Nacional de Rosario. Un ejemplo de lucha y constancia, una historia que merece ser contada.
—¿Cómo siguió su vida después de terminar la carrera?
—La terminé en 1993. Entre ese año y 1994 hice el doctorado y hablé con algunas personas de una importante empresa de seguros para que me dieran la posibilidad de ingresar y me enteré que existía un equipo lector, una especie de escáner que copiaba la hoja y la verbalizaba. Es un aparato de la empresa Xerox y se comercializa en Estados Unidos. Comencé a pensar de qué forma la podía traer.La Aduanano permitía ingresar el equipo, había que reverenciarlo porque no se fabricaba en el país. En el caso de poder ingresarlo, se tenía que pagar el 80 por ciento de impuesto, que era una barbaridad de dinero y era imposible. En ese momento comencé a investigar e interiorizarme sobre la cuestión legislativa de discapacidad, que en aquella época no existía.
—¿Cómo se informó sobre el Derecho de Discapacidad?
—En 2000 hice una maestría en Derecho Privado, y además conozco a la doctora Isolina Dabove, que me invitó a participar en el centro de Ancianidad y ahí comencé a involucrarme desdela Facultadcon toda la cuestión de discapacidad. En 2004 me incorporé ala Instituciónde Ciegos de Rosario, de la cual en la actualidad soy presidente, y en 2009 se creó la comisión de Derechos dela Discapacidaddel Colegio de Abogados, que también presido. El año pasado hicimos un seminario sobre derecho de discapacidad que tuvo mucho éxito y este año hicimos el segundo seminario, con un promedio de 60 inscriptos, para trabajar en la cuestión de la boleta única. Tuvimos contacto con la gente del Tribunal Electoral, le brindamos recomendaciones sobre cómo votaba una persona con discapacidad. Para nosotros, los que tenemos discapacidad visual, la boleta única es muy compleja, entonces se hicieron las plantillas en braile y, a su vez, tomando lo que establece la convención dela ONU, que es permitirle a la persona con discapacidad entrar a votar con una persona de su confianza.
—¿Cuáles son las principales preocupaciones, en líneas generales, que involucran a las personas con discapacidades?
—Son muchos. El acceso a la salud, las obras sociales con las coberturas necesarias; el acceso a la educación, que las personas con discapacidad tienen un camino más limitado y consecuentemente eso implica una menor formación académica y, por ende, ser un trabajador menos calificado. Repercute en la posibilidad de conseguir empleo y, a su vez, lo que tenemos como obstáculos generales, que podemos llamar las barreras físicas y se pueden clasificar en urbanísticas: estacionar la moto en la vereda, las obras en construcción que no están señalizadas… También están las barreras arquitectónicas, como edificios sin rampas, o la falta de rampas en el transporte público. Otro tipo de barreras son las tecnológicas: los cajeros automáticos tienen un fondo de disco de números azules o negros y es dificultoso para una persona que tiene baja visión. No tenemos bibliotecas digitalizadas para acceder al material en formato digital y que lo pueda leer una persona con discapacidad visual. Hay barreras sociales y culturales todo el tiempo. Si bien hay mucha solidaridad de parte de la gente, no está asumida la existencia de este grupo poblacional que son las personas con discapacidad. Existen las barreras burocráticas como cuando, por ejemplo, quise adquirir un coche por régimen de discapacidad y dejaron vencer la factura proforma, que sería el recibo de la seña y tiene una validez de un año. Por otro lado, el servicio nacional de rehabilitación tiene que aprobar si se cumple con las patologías requeridas, si es una persona con discapacidad que requiere un coche bajo ese régimen. Y para hacer todo este trámite hay que decir qué coche se va a adquirir y señarlo; una vez que está la resolución dela Afip, comienza el trámite en el Servicio Nacional de Rehabilitación, y si no están los dos trámites terminados, la factura proforma se cae y hay que hacer nuevamente el trámite, lo cual es un serio problema.
—¿Ayuda el Estado a tener una mejor calidad de vida?
—Hay muchas barreras burocráticas que el Estado se encarga de obstaculizar en vez de favorecer y ayudar a que las personas con discapacidad puedan tener sus beneficios de alguna manera más directa, lo complican. Tengo un coche adquirido por régimen de discapacidad y una persona asignada para que lo maneje. Las barreras son los obstáculos que se nos pone, y en realidad si definimos lo que es una barrera con una persona con discapacidad, que dificulta a una persona ejercer sus derechos en plena libertad o de forma autónoma, poniendo en muchos casos en situación de desventaja con el resto de la sociedad; por ejemplo, cuando se hace un encuentro en un lugar con escaleras se está impidiendo que una persona con silla de ruedas pueda ir, y entonces queda en un lugar de inferioridad de condiciones. En los lugares de estudio, como una escuela o una Facultad, deben tener su material adaptado para que una persona con discapacidad pueda acceder a la información y curse sus estudios con la mayor autonomía posible.
—¿Es posible hacer un cambio de paradigma?
—Hay varias cosas por hacer. Por un lado, las tecnologías son relativamente nuevas y en las grandes instituciones hay que hacer un proceso de adecuación. Una concientización de cambio de paradigma no es imposible, pero lleva tiempo. Es todo un cambio cultural que tenemos que ir haciendo y bajar toda la biblioteca, por ejemplo, a un formato digital es complejo, lleva su adaptación y lo pueden llegar a usar una o dos personas. Es muy importante la difusión que se le pueda dar a la temática de los derechos de las personas con discapacidad, que no son ni más ni menos que los derechos que tiene cualquier otra persona. En determinadas circunstancias necesitamos hacer ciertas adaptaciones para que esas personas puedan incorporarse o participar de la vida social en todos sus órdenes, que sea lo más igualitaria posible al resto. La convención dela ONU, que se sancionó en diciembre de 2007 y quela Argentinaratificó en junio de 2008, habla de diseños universales. Diseñemos desde una casa hasta una biblioteca de manera que todos la podamos usar, que sea accesible no quiere decir que no sea vistosa, linda. Ninguna carrera trata la cuestión de la discapacidad, ni enla Facultadde Derecho ni de Arquitectura ni de Medicina… Se puede hacer alguna referencia, pero no se tiene en cuenta como una temática visibilizada. Es otra cuestión que hay que cambiar en cuanto al paradigma. En principio, es importante tener este tipo de entrevistas. Los medios que se nos acercan tratamos siempre de utilizarlos para hacer una difusión hacia la sociedad de la problemática de las personas con discapacidad, que si bien hoy en día están mucho más visible que hace 15 o 20 años, todavía nos falta mucho para lograr una plena inserción de las personas con discapacidad en el medio social, como en la fase educativa, como en la laboral y la inserción social en general.