El yoga es una disciplina que cada vez suma adeptos y sus beneficios son incontables. La actividad es recomendada para todas las edades y en los adultos mayores trabaja de una manera muy especial, donde la elasticidad, y la ampliación de movimientos que se gana con esta gimnasia repercute positivamente en la calidad de vida de quienes padecen los avatares típicos de la edad. Fabiana Ponce, instructora de la materia, dialogó con El Ciudadano sobre los beneficios de este arte milenario, en la tercera edad.
La mujer demostró su pasión por esta práctica en cada palabra y no quiso dejar de aclarar que si bien el yoga se conoció de manera masiva en los últimos años, muchos desconocen que se trata de “una ciencia milenaria que tiene su origen enla India, comenzó a manifestarse varios siglos antes de Cristo y aún en la actualidad muchas personas encuentran ayuda en esta disciplina”.
En materia de beneficios, Ponce explicó que en los adultos mayores el yoga se contrapone al ritmo acelerado con el que se transcurren los días. “Hoy, desde los más chicos hasta los más grandes tienen una agenda repleta de actividades, responsabilidades y eso repercute en la salud física y en el bienestar mental. Por más que la actividad en los adultos mayores haya disminuido, el estrés y la ansiedad también se hacen presentes en ellos, la práctica del yoga les ayuda a bajar el nivel de estrés y ansiedad, ya que actúa sobre el sistema nervioso, relajándolos”.
A su vez, la instructora describió que los adultos (al igual que cualquiera que practique esta disciplina) nota en su cuerpo una mayor oxigenación, lo cual “permite incorporar una respiración consciente y completa”.
Por otro lado, y en la era de la computación y la mala postura, el yoga alivia dolores a nivel físico y también emocional: “Con esta actividad se puede trabajar interiormente para lograr así una actitud más positiva de la vida. Esto, por consiguiente, permite mantener la mente mas activa y más clara, más concentrada”.
En materia física, los practicantes de yoga fortalecen y ganan flexibilidad en sus músculos, “y mantienen la movilidad articular”.
“En yoga se brinda equilibrio y seguridad al andar, no olvidemos que estos puntos son fundamentales a nivel meramente físico, pero repercuten en la manera de «plantarse» a la vida cotidiana, a desenvolverse”, agregó. A su vez, manifestó que la actividad permite al “conocimiento y reconocimiento del propio cuerpo, para conseguir el aprecio y la aceptación de lo que pueden hacer y de los límites que el cuerpo les presenta”, además de ser conscientes de los músculos que se están trabajando con cada indicación del profesor.
Testimonios de la integración
Fabiana Ponce explicó que en los grupos hay muy pocos hombres que se animan a los beneficios del yoga. Por otro lado, aseguró que “quienes tienen la posibilidad de trasladarse a tomar clases, les permite la integración a un grupo y la interrelación entre los alumnos”.
En cuanto a los testimonios de sus clases, la instructora compartió algunos comentarios relevados entre los grupos diversos a su cargo.
En el caso de Silvia, su abuelo Aldo, de 89 años, tuvo un cambio importante en su calidad de vida: “Sabemos que, pasada una determinada edad, el cuerpo que nos acompañó sin problemas hasta ahora, comienza a pesar como una carga difícil de mover. El yoga no sólo alivió ese peso a mi abuelo a partir de sus 89 años, sino que le dio una actividad en la cual ocuparse, encontrarse a sí mismo, independientemente de la ayuda de los que lo rodeaban durante todo el día”.
En tanto, Betty manifestó que al practicar yoga vio cómo sus movimientos y su mente mejoraron en poco tiempo.
Mirnes tiene 74 años y practica yoga desde hace cuatro. Para la mujer: “Una clase no es sólo una hora de ejercicios físicos, sino un todo donde me encuentro conmigo, con mis huesos, mis músculos, mi mente, mi espíritu”.
En tanto, Gladys compartió que se sumó a las clases por recomendación médica debido a su artrosis cervical. “Aparte de mi diagnóstico, tengo mala circulación, dolores en general. Con la práctica del yoga, poco a poco voy corrigiendo la respiración, la postura y sobre todo consigo más concentración. Hoy me siento mucho mejor desde lo mental y físico”.
La joven admitió también, a modo de anécdota, que en plena instancia de relajación en una de sus clases, “entró un perrito y terminó dormido junto a los alumnos”, dijo entre risas. Es así como la joven, además del entusiasmo que demuestra al hablar de esta actividad, manifestó: “Una se llena de alegría y orgullo al ver cómo los adultos mayores se sienten más ágiles, los músculos menos contracturados, logran conciliar el sueño, mantienen el buen ánimo, aprenden a respirar mejor y a cuidarse corrigiendo sus posturas cuando deben sentarse, levantar algo del piso, o a no apurarse en el momento de realizar su rutina diaria. Pero sobre todas las cosas, muchos comentan lo importante que resulta saber que tienen un momento para ellos, un tiempo en el que se apartan de toda realidad externa, como decimos en las clases: libres de responsabilidades, de obligaciones, de inquietudes. Un tiempo exclusivo para disfrutar”.
Cuidados recomendados
Ponce reconoció que “los cuidados que se deben tener cuando la edad de los abuelos es avanzada, son varios”. “Se debe tener en cuenta, si tienen algún problema cardíaco, si padecen alguna patología, si han hecho anteriormente alguna actividad física y cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que realizaron ejercicios. Se debe pedir ante todo un certificado médico, ver cuáles son las recomendaciones del profesional para poder comenzar con yoga”, aclaró.
Ya en la clase, es necesario mantener la calma y prestar atención. “Es fundamental que cada alumno se enfoque a las necesidades y movimientos del cuerpo, no esperar a sentirse cansados, sino detenerse antes. Si una postura no es cómoda, cambiarla, si no se puede realizar un ejercicio se hará otro o deben permitirse detenerse, esperar, ya que todos tenemos diferentes tiempos, en yoga todo debe sentirse cómodo para incorporar el bienestar. Si no, nos esforzamos y sobre exigimos sin los resultados que buscamos”, advirtió.
En tanto, para extender la lista de beneficios, Ponce compartió que a cada alumno le pide que tomen conciencia de lo bueno que es el yoga para ellos que no quede todo en una clase de una hora: “Siempre le digo a mis alumnos que apliquen yoga en la vida, cuando se sientan nerviosos, angustiados, cuando sientan temor por alguna situación en la vida, respiren en forma consciente y profunda, como lo hacemos en clase, eso los va a aliviar y se van a sentir mejor. Un cuerpo relajado, sereno, es un cuerpo más saludable en todos sus aspectos. También pueden dedicarle 15 o 20 minutos de ejercicios los días que no van a las clases, realizar algún estiramiento, ya que de esa manera los músculos podrán liberar toda carga que tengan de más”.