Hasta el 23 de octubre no se deben mostrar mayores preocupaciones sobre la marcha de la economía. Si hay reuniones para analizar la crisis, deberán ser a puerta cerrada. Se deberá hablar del modelo y continuar con las críticas a los organismos financieros. Los problemas comerciales bilaterales se negocian dialogando. Y luego de las elecciones habrá que esperar a que Cristina de Kirchner hable el 4 y el 5 de noviembre en Cannes, Francia, en la cumbre del G-20, para luego comenzar a actuar.
Ésas son las instrucciones generales que desde el gobierno se distribuyeron ayer a todo el gabinete nacional, como instructivo básico para enfrentar en el discurso económico los 20 días que restan hasta las elecciones del 23 de octubre.
Sólo Amado Boudou y su equipo, cuando defiendan en el Congreso el presupuesto 2012, podrán hacer referencia directa a la crisis y la posición del gobierno ante la situación internacional.
La avanzada en esta posición fue expuesta el lunes por Aníbal Fernández al hablar del dólar. El jefe de Gabinete descartó cualquier alteración en el tipo de cambio y rechazó una eventual “disparada”. Garantizó la “flotación administrada” del tipo de cambio tras las elecciones y aseguró que el cálculo de 4,4 pesos por dólar para 2012 es un nivel razonable.
Sobre las alteraciones de los últimos días dijo que “es de libro lo que sucede: cada vez que hay elecciones, hay quien agita y trata de sacar ventaja haciéndole creer al minorista que puede haber una disparada del dólar y que eso complique la situación y obligue al gobierno a apreciar su moneda”. Al hablar por radio, dijo que “no va a suceder eso enla Argentina”.
Desde el Ministerio de Economía se aseguró que no hay que pensar en problemas para las cuentas fiscales ante la situación de la soja, ya que, afirman, los números de gasto están calculados “con un precio de 420 dólares la tonelada”. Incluso, por lo bajo, aseguran en Economía que el precio para comienzos de 2012 estará más cerca de los 530 dólares que del nivel actual. Para el gobierno, ésta sería la única variable seria que habría que seguir en el corto y el mediano plazo, y sólo después de marzo o abril, si se cumplen los pronósticos oficiales, eventualmente volver sobre el tema.
Optimismo
Tampoco dentro de Economía hay preocupación sobre la actividad económica. Los cálculos oficiales hablan de un crecimiento de más del 7 por ciento para este año ya garantizado, cualquiera sea la incidencia de la crisis hasta fin de 2011. Para el próximo año, el Presupuesto presentado ante el Congreso habla de un crecimiento del 5,1 por ciento, un porcentaje garantizable aún ante un mal 2012, siempre según las proyecciones oficiales. Con esto, dicen en el Palacio de Hacienda, todos los gastos estimados (incluyendo los sociales y el capítulo energético) estarían garantizados y sólo habría que sostener una cierta estabilidad en la evolución fiscal para transitar con tranquilidad un 2012 complicado.
En Economía aseguran, además, que tienen un as en la manga, que obviamente no se lanzará hasta después de las elecciones: la ejecución de un plan de reducción de los subsidios. En la mira están las tarifas de gas, agua y energía en los centros urbanos, comenzando por Capital Federal, Córdoba, Rosario y Mendoza, todos distritos que, además, fueron adversos electoralmente para los oficialismos.
Para después del 23 de octubre,la Presidentese reserva un escenario para hablar, larga y críticamente, sobre los organismos y los mercados internacionales. La jefa de Estado estará presente entre el 4 y el 5 de noviembre en Cannes, participando de la última cumbre del G-20 del año. Ante ese escenario, Cristina de Kirchner daría sus lineamientos para el resto del gabinete sobre cuál tendrá que ser la actitud que se deberá tomar ante la crisis financiera en los próximos cuatro años de gestión. La incógnita a resolver en ese evento es si el mensaje será amistoso y de reconciliación con los mercados internacionales, lo que habilitaría a Amado Boudou a acelerar hasta diciembre (cuando en teoría se mudaría al Senado, si es electo vicepresidente) negociaciones para definir la situación con el Club de París y, eventualmente, analizar algún tipo de salida a los mercados, algo por estos días más que difícil. Si el mensaje presidencial es, por el contrario, agresivo a los organismos financieros y muy crítico por las recetas a las que se somete a Grecia, habrá que esperar otras alternativas de financiamiento hacia fin de año.
Por las dudas, Economía aspira a que el presupuesto 2012 se apruebe sin alteraciones, incluyendo el capítulo que activa la posibilidad de continuar recurriendo a las reservas para liquidar deuda.