La derrota ante Banfield dolió. Fue un golpe duro que caló hondo en los jugadores y también en la dirigencia de Newell’s. Por eso hubo pocos que dieron la cara porque muchos prefirieron evitar los micrófonos para no agregar más malestar al duro momento. Pero el “no tuvimos actitud” de Hernán Pellerano no pasó inadvertido y ayer Lucas Bernardi acompañó estos dichos y remarcó: “En esta estamos todos juntos o no salimos”.
—¿Cómo tomaste las declaraciones de Hernán Pellerano diciendo que faltó actitud?
—Coincido con el tema actitud. Es una alerta. Si lo dijo es porque lo sintió, como muchos. En otros partidos que perdimos nos fuimos con otras sensaciones. Esta vez fue distinto. Sentimos el impacto del gol, es como que se desarmó todo. No tuvimos respuestas. Nos fuimos con una sensación fea, no tuvimos la convicción de otros partidos. Tenemos que tomar conciencia del momento. Tal vez el cambio de entrenador nos venga bien, es algo que necesitamos.
—¿Cuáles son los motivos que llevaron al equipo a esta situación?
—Hay cosas que públicamente no conviene decir porque se pueden interpretar mal, pero esta es una situación en la cual hay que salir como sea y para eso hay que tomar conciencia de los problemas. Más allá de las críticas que podamos recibir, me parece que exteriorizar algunas fallas internas no sirve de nada. Lo que hay que mejorar está a la vista.
—¿Qué puede cambiar Diego Cagna?
—Sería importante que nos dé fuerza y sobre todo confianza. Acá no veo problemas graves de orden táctico. La clave será que cada jugador puede soltarse y que las intenciones se vuelquen a la cancha los días de los partidos, que es cuando verdaderamente valen.
—Apuntás a un cambio en la cabeza…
—Algo así. No solamente los días de la semana hay que ganarse un lugar en el equipo. Lo más importante es lo que se haga el domingo durante el partido. Ahí es donde hay que demostrar actitud, calidad individual, carácter. Ahí verdaderamente se ven los jugadores. Si el domingo no rendís, lo que hagas en la semana no cuenta. Hay que ser un equipo duro y empezar a sumar puntos de manera rápida. Dar el máximo y reaccionar porque no queda otra. No hay más posibilidades.
—Para llegar a este lugar hubo muchas cosas que se hicieron mal, ¿no?
—Todos somos culpables, de eso no hay dudas. Hay que hacer una evaluación de un montón de situaciones. Cuando ganás no se hacen y está mal. Porque cuando perdés esa evaluación cambia, se ve todo peor, muy negativo, no se entienden las cosas ni el por qué. La realidad es que hace tres años que venimos pasando muchas situaciones difíciles y sólo se habla ahora que los resultados no aparecen.
—¿Ves que hay una salida?
—Todo el mundo tiene que meter la cabeza en esto. Ponerle el pecho a la situación, no cargar de culpas a nadie. Cada uno sabrá qué culpa le corresponde y qué grado de responsabilidad tiene. De esto no se sale con uno, dos, o cinco personas. O estamos todos juntos o no salimos. En los momentos buenos estamos todos, pero en los de dificultad, no. Ahora es cuando hay que poner la cara y bancarse la crítica. Los grandes proyectos se ven en los momentos malos. Mientras vayamos todos para el mismo lado, más allá de las diferencias que podamos tener, ahí si se sale.
—¿Está bien que Cagna se haya ido preocupado de la cancha de Banfield?
—¿Cómo no se va a ir preocupado? Peor hubiera sido si se iba contento después de lo que vio. El que no se fue preocupado, está errado.
—¿Estás con fuerza para seguir metiendo en estos momentos duros?
—Me duele muchísimo lo que sucede. El momento es difícil. Trato de ser positivo para salir. Estoy analizando muchas cosas y la situación no ayuda. Pero si no fuera positivo, sería difícil seguir adelante.
—¿Qué es lo que más te molesta de este difícil momento?
—No ganar. A mí me gusta ganar, necesito ganar, no me importa si es con tres, con cuatro, con cinco en el fondo. No me molestan los sistemas tácticos, me molesta no ganar.