María Margarita Guspí Terán y Sebastián Alonso son miembros del Centro de Estudios Históricos y Genealógico de Rosario, e hicieron un trabajo ciclópeo: relevar los documentos donde se reconstruye la sociedad del Pago de los Arroyos a través de los testamentos, escrituras de ventas, permutas, poderes y otros actos civiles y comerciales de la prehistoria de Rosario. Un trabajo de orfebre que costearon por su cuenta, y registraron en un libro especializado para historiadores, genealogistas y demás investigadores y ahora digitalizado cada documento por decisión del gobierno provincial. Durante un año y medio, cada mañana, Guspí Terán y Alonso viajaban en el tiempo para reconstruir el trabajo iniciado por Eudoro Carrasco y su hijo Gabriel quienes archivaron en cinco tomos, documentos públicos y privados entre 1689 y 1870.
—¿Dónde y en qué estado estaban los documentos?
— (Sebastián Alonso) En una vitrina del Museo Julio Marc estaban los cinco tomos que había armado el entonces intendente Gabriel Carrasco cuando los Tribunales funcionaban donde hoy estála Facultadde Derecho, frente ala Plaza SanMartín y concentra todo.
—(María Margarita Guspí Terán) Nos motivó el hecho que había documentación civil, distinta de la documentación dela Iglesia, que era importantísima en esos años, donde la documentación civil como los nacimientos o matrimonios se hacía sólo por iglesia. Esto es otro tipo de documentación: son testamentos, boletos de compraventa, escrituras. Todo eso estaba desparramado. Gabriel Carrasco se ocupó de juntar todo ese material que ya había comenzado su padre Eudoro, e incluso termina haciendo un índice de ese trabajo.
—Es decir que Rosario tiene su prehistoria…
—(MMGT) El documento más antiguo es la merced de Romero de Pineda que es de 1689 de lo que se conocía como el Pago de los Arroyos. Todos esos documentos civiles que van desde la primera merced, que era como una dádiva que daba el rey de España a las personas que poblaban un determinado territorio. Las colonias de América eran propiedad del rey, es decir cuando alguien probaba que poblaba un territorio el rey se la cedía y esas cesiones eran gigantescas. Ese fue el primer documento que tenemos del territorio que hoy ocupa la ciudad de Rosario.
—(SA) El caso de la estancia de Romero de Pineda estaba ubicado donde hoy está el Molino Blanco, esa zona. Luego de su muerte hereda su hija, Juana Romero de Pineda, casada con Gómez Recio y ahí comienza a subdividirse. A uno de sus hijos, el capitán Domingo Gómez Recio, le toca todos los terrenos donde hoy está la zona del casco histórico,la Catedraly el centro, es decir que a medida que iban heredando se iba subdividiendo… En aquellos años, se hacía una ceremonia donde la autoridad tomaba de la mano a la persona y la introducía en su merced, ese el acto de toma de posesión.
—¿Cómo trabajaron para “ordenar” lo que ya habían comenzado los Carrasco?
—(MMGT) Eudoro Carrasco es quien comienza a recopilar estos documentos y muere en 1881. Antes de la publicación del índice del archivo, su hijo Gabriel, con el apoyo del gobernador Simón de Iriondo, lo organiza y permaneció en los viejos Tribunales y cuando se inauguró el Museo Julio Marc en 1939, se trasladaron allí los documentos. Recién en 1980, Tomasini Freyre, que era jefe del archivo de Tribunales, logra llevar al Museo el resto de los expedientes que llegan hasta 1890, el resto aún está en los Tribunales Provinciales.
—(SA) Al ser investigadores e historiadores, íbamosla Museoy teníamos que leer todo para encontrar el dato. Nos dijimos, vamos a tomar documento por documento y pusimos fecha, quién es el que vende, quién es el que compra, en qué lugar se produce la venta, ante qué testigos, quiénes son los que firman “a ruego” (porque había gente que no sabía leer y escribir), quiénes eran los apoderados, cuáles las partes intervinientes, de qué bien se trata, en qué folio está y en qué estado de conservación se encuentra: muy bueno, bueno, regular o malo. Entonces, ahora, el investigador, pide nuestro libro en el Museo o lo encuentra en internet. Es un libro que interesa mucho a los agrimensores, para fijar los límites de propiedades. Un día, nos vino a ver el agrimensor Marcelo D’Elía, quien tenía que hacer una mensura en San Lorenzo, de una familia que tenía un terreno y la última escritura que tenía era de 1839, de ahí en más sólo había boletos de compraventa, un terreno que había sido de dos o tres familias a lo largo de 150 años. Es decir que el último documento notarial jurídicamente válido estaba en el Museo y como sólo sabía cómo se llamaba el dueño, lo pudo localizar de inmediato, gracias a nuestro trabajo. Le dijimos: está en el tomo tal, folio tal. Trabajamos sobre el índice de Gabriel Carrasco que era poco descriptivo, sólo decía Fulano le vendió a Mengano, nosotros luego le fuimos agregando quién participó, ante quién, etc. Ahora, gracias a una gestión del gobierno provincial se digitalizó todo el material y está en internet. Es decir que uno, por ejemplo, pone en el buscador: Anselmo Vergara y aparecen todos los documentos en los que está Anselmo Vergara, y al lado el documento digitalizado. Falta digitalizar los diez tomos que están en los Tribunales provinciales que son muy importantes, son posteriores a estos cinco tomos de escrituras, que son los que están en una vitrina del Museo y los tuvimos que desarmar, se descosieron, para poder trabajar y hacer la digitalización. Estaría bueno que el gobierno de la provincia continúe, más que nada por la antigüedad de los documentos; fijate que el primero tiene casi 300 años. Este trabajo digitalizado le permite a cualquier investigador del mundo a acceder a lo que está archivado en el museo.
—¿Se puede decir que hay un ADN rosarino?
—(SA) La verdad que en el siglo XVIII no había quién pensara una ciudad, al ser una ciudad no fundada, no tenía plaza principal, ni Cabildo, ni una iglesia… es decir que crecimos como somos los rosarinos: como podemos. A veces sale bien, a veces sale mal. El origen de Rosario marca un poco la característica de nuestra idiosincrasia. Nuestro ADN es ese: el de hacer las cosas, sin planificación anterior. Muchas veces con los vientos en contra del poder central, de Santa Fe y Buenos Aires. Recién tenemos que pensar una ciudad planificada con intendentes como Luis Lamas, Miguel Culaciati, Luis Cándido Carballo. Pero en nuestro trabajo encontramos documentos que llegan hasta 1850, que ni siquiera era ciudad. Rosario es Villa desde 1823 y luego Urquiza en 1852, nos eleva a ciudad. Otra persona muy importante es Santiago Montenegro, quien compra los terrenos en la zona donde hoy estála Municipalidady comienza a organizar, hace la plaza, se levantala Catedraly comienza a definirse urbanamente la ciudad, copiándose a otras que ya se habían fundado. Por eso tenemos ese ADN de hay que hacer las cosas y las hacemos.
—(MMGT) Desde el punto de vista genealógico –nosotros somos miembros del Centro de Estudios Históricos y Genealógico de Rosario– la primera familia que poseyó las tierras que son los Gómez Recio, que sería el yerno de Romero de Pineda, son la familia troncal rosarina. Es decir, que hurgando en la genealogía de muchos rosarinos, terminas en un Gómez Recio, y muchos no lo saben.
—¿Qué cosas curiosas encontraron mientras estudiaban la documentación?
—(MMGT) Hay otros documentos que hablan un poco de la vida común de la gente, como por ejemplo, uno que dice: “Manuel Carballo Suárez, portugués, está amancebado con una mujer casada y da escándalo” o como la gente daba poderes para ir a cobrar a otras ciudades. Es notable encontrar los documentos de las escrituras, dobladas en cuatro, muy marcado, es decir que los llevaban en los bolsillos, iban con ellos a todos lados, porque era lo único que tenían para demostrar que eso era suyo. Era el único papel y se la perdían era muy difícil de demostrarlo, por eso surgió aquella frase que decían los criollos: “estoy flojo de papeles”, porque no podían acreditar que tal terreno era suyo.
—(SA) Los testamentos son muy curiosos. Se hacían momentos antes de morir con la presencia de un escribano y un confesor presentes y allí la gente contaba todo. Sus hijos legítimos, hijos naturales, los bienes que tenían, las deudas, lo que le debían. Era algo muy importante. Casi todos comienzan igual: “Me encomiendo a Dios, siempre fui católico y respetuoso dela Iglesia”… algunos muy tiernos.