Once personas oriundas de Capital Federal que se encontraban residiendo transitoriamente en Rosario rehabilitándose de su adicción a las drogas en una organización evangélica terminaron hospitalizadas en la madrugada del martes tras haber consumido por error bromato de potasio. Creyendo que le agregaban sal al puré que compartieron durante la noche del lunes, no hicieron más que incorporarle bromato de potasio, una sustancia que suele ser usada en las panaderías, aunque su utilización está prohibida por ordenanza fundada en el Código Alimentario Argentino.
El propio secretario de Salud municipal, Lelio Mangiaterra, le informó a El Ciudadano sobre los detalles de la intoxicación masiva, aunque prefirió preservar el nombre de la institución donde se produjo el hecho, que entre otras herramientas para financiar su actividad tiene la producción de alimentos.
De los once intoxicados nueve terminaron internados en el hospital Alberdi y dos en el Eva Perón de Granadero Baigorria. En la madrugada del martes llegaron a esos establecimientos con “diarreas, náuseas, vómitos y gran dolor de panza”, reveló Mangiaterra, quien además informó que están todos fuera de peligro pero “permanencen internados a manera de control”, por posibles complicaciones.
El funcionario reveló que “el Instituto del Alimento ya se puso en contacto con la organización y programaron un curso para alertar sobre los efectos del uso del bromato de potasio, al tiempo que secuestraron las cantidades existentes en el lugar”.
Recomendaciones
Además de insistir en la prohibición de la utilización del bromato de potasio como mejorador de los panificados, la Secretaría de Salud aprovechó para renovar recomendaciones a la hora de consumir alimentos.
Al respecto pidió que al comprar se controle que el comercio se encuentre en condiciones higiénicas y que la mercadería esté correctamente conservada.
Asimismo se indicó que al adquirir productos envasados se debe controlar que el rótulo indique origen y procedencia. La misma está especificada a través del número de Registro Nacional de Establecimiento (RNE) o Habilitación Municipal. Dicho registro indica que el establecimiento elaborador ha sido habilitado y controlado por la autoridad sanitaria. También se debe controlar la fecha de elaboración y de vencimiento.
Al adquirir sándwiches, observar que sean de procedencia reconocida. La gran variedad de ingredientes utilizados en los mismos demanda una correcta elaboración y conservación de estos productos.
No se deben adquirir conservas cuyos envases presenten abolladuras.
Los jugos, ensaladas de frutas, licuados y sándwiches necesitan mantener la cadena de frío, por lo que no pueden permanecer más de dos horas a temperatura ambiente. Hay que adquirir los que presenten un correcto rotulado y en lugares habilitados, con condiciones de higiene favorables.
Se debe colocar los alimentos en la heladera, separados y tapados. Así se evitan las contaminaciones cruzadas a partir de los alimentos crudos. Hay que recordar que el frío, a diferencia del fuego, no mata los microorganismos; sólo impide que se multipliquen.
Los alimentos crudos, como las carnes, deben ubicarse en recipientes herméticos para que sus jugos no contaminen al resto de los alimentos.
Los alimentos considerados de alto riesgo, como mayonesa de ave, ensalada rusa, salsas, cremas, relleno de empanadas y sándwiches, deben mantenerse en la heladera (temperatura de refrigeración entre 4 y 5 grados) desde su elaboración hasta el momento de consumo.
Hay que lavar bien las verduras y hortalizas antes de ingerirlas, especialmente si son para consumo en crudo.
No se debe usar para alimentos cocidos, utensilios o tablas que se hayan utilizado en la preparación de alimentos crudos, o que no hayan sido debidamente higienizados. No es recomendable elaborar mayonesa casera, dado el riesgo de contaminación por bacterias patógenas. Se aconseja el uso de mayonesa comercial.
No se debe preparar comidas con demasiada anticipación y hay que vigilar el tiempo cuidando de que no queden más de una hora a temperatura ambiente.
Las temperaturas de recalentamiento deben alcanzar en el interior del alimento por lo menos 70 grados centígrados, ya que sólo así se logra que estén bien cocidos en su interior.