“La fealdad de la pobreza corrida a ponchazos, pibes y perros… Las vías del ferrocarril Belgrano como un tajo, siguiendo la cobertura en forma de banana”, describió en su libro “La Rebelión de la Basura”, Héctor Sebastianelli, allá por el año 88, a uno de los barrios más populosos y eternamente estigmatizados de Rosario. Sin embargo, hace ocho años, cuando se comenzaba a salir de la crisis de 2001, un grupo de jóvenes de la zona oeste, muchos de ellos vecinos del asentamiento, se sumaron para dar una mano. Así, el grupo Causa y Efecto incorporó voluntades para que sus habitantes recuperen su dignidad y se dio una organización para asomar su realidad a una ciudad indiferente.
La organización social Causa y Efecto festejó el sábado pasado la concreción de su propio espacio: entre todos levantaron lo que los propios vecinos bautizaron “La Constru”, en Valparaíso y pasaje Independencia. “Nos llevó tres años: primero una señora nos cedió parte de su terreno, luego hicimos peñas, fiestas, rifas, y de a poco fuimos juntando el dinero para los materiales. Mientras, cada sábado nos juntábamos para levantar lo que llamamos La Constru, un espacio de y para la gente”, señaló Luciana Lacorazza. Allí se organiza, en un espacio de Educación Popular con apoyo escolar y alfabetización de adultos, el Coro La Menesunda y deportes; Economía Social y Trabajo (huertas comunitarias, emprendimiento de costureros) y un espacio de vinculación con los movimientos sociales y el Estado.
El deporte también tiene su lugar. Cristina, una de las integrantes de la organización, juega hockey y un día, cuando llegaba de un entrenamiento con sus palos, las chicas del barrio le plantearon: “¿Por qué nosotras no podemos jugar hockey?”. Así nació el equipo de Las Lobas, que practican cuando los chicos les permiten, después del fútbol, en las canchitas de Río de Janeiro y el pasaje Independencia. “El año pasado, las chicas vieron los partidos del Mundial, que se realizó aquí y estuvieron con Luciana Aymar, se sacaron fotos. Lucha les consiguió palos, les firmó camisetas, fue una experiencia para ellas inolvidable. Ahora falta que compitan, ellas se quieren probar”, narró Ramiro Izquierdo, el profesor de educación física que las entrena.
Villa Banana, perteneciente al distrito Oeste, es uno de los sectores más postergados. Constituye extensas zonas de asentamientos precarios, cuya población sufre innumerables carencias básicas. A la hora de hacer una radiografía del barrio, los jóvenes de Causa y Efecto Facundo Rinas y Luciana Lacorazza apuntan a “la difícil accesibilidad, ya que no existe un trazado oficial de calles”. Pero eso no es todo: “Las viviendas son en general de chapa, cartón, es decir materiales de desecho, algunas con bloques o materiales como ladrillos o barro, muy pocas poseen contrapiso, teniendo en su mayoría piso de tierra; las conexiones de luz y agua son muy precarias, y escasean esos recursos en épocas estivales. Los desagües son a través de zanjas que desembocan en canales centrales de los pasillos; las familias que habitan la zona son en su mayoría de provincias del norte y noreste del país, principalmente de Chaco, Corrientes y Entre Ríos. No poseen oficios urbanos, por lo que la actividad que desarrollan para generar ingresos es el cirujeo a través de carros con caballos, bicicletas, motos o de a pie”.
Según relevamientos e investigaciones de los equipos locales —Centro de Salud Municipal Staffieri, de Villa Banana— alrededor de un tercio de la población del conjunto del barrio son niños y adolescentes de entre 0 y 18 años. Y los datos referidos a la escolarización, problemática principal del presente proyecto, indican que alrededor del 16 por ciento de los niños y niñas de la franja etaria que va entre los 5 y los 12 años no concurre a ningún establecimiento escolar, lo que se agrava la franja que va de 13 a 17 años, donde ya el porcentaje se eleva al 43 por ciento.
“El nombre de la casa que inauguramos la semana pasada quedó como La Constru porque fueron ellos, los vecinos, junto a diferentes actores de otras organizaciones sociales con los que se establecieron lazos de «construcción» colectiva que intentan crear continuamente procesos de organización popular que generen escenarios de igualdad, es también un lugar de contención”, destacó Lacorazza. Causa y Efecto nació en 2003, “en el contexto de una abrumadora realidad social, política y económica, erigiéndose como una forma de resistir la pobreza, la desigualdad, las prácticas políticas clientelares y la ausencia del Estado. Hoy, insertos en otra coyuntura, planteamos que debemos posicionarnos no sólo desde la resistencia, sino también desde la disputa democrática por espacios de poder político. Levantando las banderas de la igualdad, la democracia, la autonomía y la organización popular, trabajamos hace ocho años. El Distrio Oeste nos abrió sus puertas para llevar adelante los talleres y ahora ya tenemos nuestro propio espacio”, explicaron.