El reutemismo a nivel nacional corre el riesgo de pulverizarse. Después de las elecciones del 23 de octubre Carlos Alberto Reutemann, el que alguna vez fue definido como el “dueño” de los votos peronistas de Santa Fe, puede quedar aislado. Hay chances de que quede prácticamente solo.
El 54,11 por ciento de los votos que obtuvo Cristina provocó un impacto decisivo en la oposición en general y golpeó en la línea de flotación de los seguidores del senador nacional de Llambí Campbell. Desde diciembre del año que viene seguirán en el Congreso Nacional los diputados del justicialismo Celia Arena, Daniel Germano, Carlos Carranza y Juan Carlos Forconi. Con Roxana Latorre no se cuenta porque su “cristinización” personal, y la de toda su gente que llegó a puestos públicos, es obvia y evidente. La pregunta que circula con mucha fuerza es si los diputados de “Santa Fe Federal” harán la gran Felipe Solá para volver al redil del peronismo gobernante.
“No es necesario que nos encolumnemos con el gobierno, pero sí es hora de que planteemos una convivencia con el kirchnerismo”, confiesa de manera muy reservada una de las espadas de Reutemann que lo acompaña desde 1991. “El gobierno cambió. Hay ganas de integración y de escuchar lo que antes se silenciaba”. Quien así habla cree que la lectura de las elecciones nacionales no deja dudas de que el peronismo respaldó a pie juntillas a la presidenta y que mantener una opción de enfrentamiento es suicida. “De hecho –dice la misma fuente–, Cristina sacó 750.000 votos en Santa Fe y dos años antes el Lole cosechó 710.000. Es casi obvio que los dos comparten buena parte de esos votos. Hay que leer lo que dice la gente”.
Del lado del dos veces gobernador de la provincia hay silencio de radio. Y ya se sabe que el mutismo en él es reclusión en sus convicciones, ratificación de lo dicho y enojo contenido. Reutemann no va a dar, de ninguna manera, el salto al kirchnerismo. Alguna vez le dijo a su mano derecha en el despacho del Senado: “Ustedes querrán mirar para adelante. Yo tengo la obligación de mirar hacia atrás”. Esto incluye plantarse en su posición frente a la 125, en sus reiteradas manifestaciones de divorcio con el kirchnerismo y en sus promesas en campaña. Dicen que cuando puede hablar con su hija de más confianza el ex corredor es más drástico: “Algunos necesitan vivir al calor del poder de turno. Yo no.”
El miércoles pasado hubo reunión en uno de los despachos de los diputados nacionales del bloque. Daniel Germano planteó allí que quiere seguir en ese espacio pero la condición es que lo presida el obeidista Forconi o él mismo. Es el más sincero cuando, antes que nada, se define como no kirchnerista. Y lo hace sin ningún margen de duda. Si no se le concede la titularidad de la bancada, el ex ministro de Hacienda y de Educación se mudaría al bloque de Eduardo Amadeo o al de Graciela Camaño. Es que recela de sus otros dos compañeros. Respeta a Celia Arena pero sabe que por su estrecho vínculo personal con Amado Boudou, a través del afecto y contacto que tiene el esposo de ella en la Ansés con el actual vicepresidente, su destino es convertirse en K. Parecido es el reparo hacia Carlos Carranza, quien suele firmar despachos jurídicos en un bufete de abogados de pública filiación con el gobierno.
Celia Arena tiene relevado que, salvo los diputados duhaldistas y los puntanos, hay un universo de legisladores proclives a unirse y acercarse al sol kirchnerista sin necesidad de quemarse. Mira no sólo hacia Felipe Solá, sino a nombres como Mauricio Ibarra o Roberto Mouillerón, con quien ya ha conversado. ¿Hacerse oficialistas sin más? La respuesta, hoy, es negativa. Se apunta a una construcción que genere menos alergia con el gobierno y que, se dice, trabaje esencialmente cuestiones provinciales como el federalismo o la coparticipación. Casi en un filo de navaja.
La pregunta es cómo queda la relación con Carlos Reutemann pensando que esta mujer fue su secretaria personal por 20 años. “Reutemann me quiere como una hija”, suele decir en charlas con compañeros de partido. “Y a un hijo se le perdona todo”, remata. Esto demuestra que la diputada es la más proclive a acercarse a este gobierno y que alguna noticia del enojo del jefe ha apuntado. Para ser sinceros, el Lole, desde su último viaje a Nueva York en donde recibía mensajes de texto de la diputada mostrando su proclividad al kirchnerismo, ve al final del túnel de este vínculo una nueva traición a lo Roxana Latorre.
Si se consigue acceder a las fuentes más sinceras del despacho de la diputada nacional ya están preparados los argumentos para soportar una eventual ruptura con el jefe. “Todo 2010 trabajamos para que Reutemann fuera el candidato a presidente. Militamos y mucho. Cuando él se fue de la mesa del Peronismo Federal la cosa quedó en manos de Duhalde y con ellos sí que no hay el menor acuerdo”, dice el hombre que más conoce a Arena. Además, la legisladora está convencida de que el ex corredor de Fórmula Uno debió haber tomado partido más activamente en la elección provincial, fuera apoyando a Ricardo Spinozzi o acercándose a Omar Perotti. Esta última chance era la que más seducía a los “arenistas”. Es que con el intendente de Rafaela hay mucha sintonía porque se conocen desde los tiempos del centro de estudiantes de la Universidad en donde ella militaba en la JUP. “Reutemann no jugó en Santa Fe, se bajó de la nacional, ¿qué querés que hagamos nosotros que pretendemos seguir en la política?”, sintetiza la misma fuente.
Es cierto que el senador nacional más votado hace dos años luce como intransigente con el gobierno. “No los quiere y es de piel. Podrá bajar el tono de los adjetivos porque el aluvión de votos y el ‘efecto buena onda’ de la gente antes de la elección los lee como ninguno. Pero no los quiere”, confiesa un ex diputado que suele charlar con Reutemann todas las semanas. De hecho, no quiere ni oír hablar de aprobar algunas leyes elementales que el gobierno reclama y que la oposición está dispuesta a consagrar en general (¿el presupuesto, por ejemplo?).
Esto va a obligar a los cuatro diputados a pronunciarse más abiertamente en su gestión legislativa y asumir ser “amigos” de Cristina o “amigos” de Reutemann. En esa opción parece no haber híbridos. Es que el hombre que sabe maniobrar a cientos de kilómetros por hora a bordo de un Fórmula Uno, cree que la política responde a muchas de las reglas de su amado automovilismo. El 30 de noviembre se decide la conformación de bloques. A lo sumo, el reutemismo quedará con dos diputados. O, quizá, fuera de carrera.