Las turbulencias financieras en la eurozona y los Estados Unidos y la inquietud por las nuevas regulaciones en el mercado de cambio local despertaron interrogantes en el sector privado, que se pregunta cómo serán afectados sus ahorros por la inflación y sus créditos debido a la escalada de tasas.
Las restricciones del gobierno a la compra de dólares fueron el punto cumbre de un proceso que comenzó en los últimos meses, cuando las entidades financieras comenzaron a subir las tasas de interés que pagan por depósitos en pesos, pero también a elevar las que cobran por el financiamiento. Ambas medidas procuran frenar en seco una fuga de capitales estimada en más de 20.000 millones de dólares en los primeros diez meses de 2011.
La tasa Badlar, que es la que pagan las entidades financieras por depósitos a 30 días de un millón de pesos o más, subió de 11,6 por ciento en julio a 19,9 por ciento en noviembre. La que los bancos ofrecen al público minorista también escaló rápidamente, de9,5 a15 por ciento en promedio, en el mismo lapso.
Los bancos encarecieron automáticamente el costo del financiamiento de tarjetas de crédito, préstamos personales e hipotecarios y operaciones de descubierto, entre otras. El costo del dinero también subió en el mercado de capitales.
Las tasas de descuento promedio ponderado de los Cheques de Pago Diferido (CPD), un instrumento utilizado en gran medida por las pymes, subieron más de 400 puntos básicos en octubre, hasta un promedio de 19,5 por ciento anual, según datos del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (Iamc).
El matiz positivo que no debería ocultar esta situación es el bajo endeudamiento que familias y empresas registran en el país, en niveles sensiblemente inferiores a los que tenían en la última década de los noventa.
La consultora Federico Muñoz & Asociados investigó el endeudamiento del sector privado enla Argentina. Concluyóque, a pesar de la “explosión del crédito bancario” en los últimos meses –crecía a un ritmo de 2.000 millones de dólares por mes–, aún queda mucho margen para alcanzar niveles de sobrexposición que generen riesgo de insolvencia o amenacen la evolución de la demanda interna.
Un documento financiero de la consultora registró la siguiente información:
El stock de créditos para consumo de las familias representa hoy 4,6 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), menos de la mitad del máximo de los 90.
El stock del crédito hipotecario no alcanza 1,5 por ciento del PBI. Sobre los años finales de la convertibilidad alcanzó los 6 puntos del producto.
El crédito bancario a privados apenas supera el 11 por ciento del PBI, un nivel muy bajo para cualquier parámetro de comparación.
Deuda en el mercado de capitales: Obligaciones Negociables y Fideicomisos Financieros son los principales instrumentos de un stock que alcanzó el 2,2 por ciento del PBI y sigue sin superar el récord del 2005.
Las líneas de financiación crediticia de los bancos y la deuda colocada en el mercado financiero totalizan apenas 14 por ciento del PBI, casi 10 puntos por debajo del récord histórico de los 90.
En comparación con otros países, estadísticas del Banco Mundial arrojan que de una muestra de 149 economías,la Argentinase ubica en el puesto 133 en lo que concierne al ratio Deuda Privada Doméstica sobre PBI.
Una de las claras debilidades de la economía argentina, el bajo desarrollo del crédito accesible al sector privado, se ha convertido por estos días en una de las “principales fortalezas que invitan a mirar el futuro con optimismo”, concluye el informe financiero.