Las medidas de control cambiario aplicadas por el gobierno a través de la AFIP tuvieron una estruendosa respuesta por parte de los ahorristas, que se llevaron de los bancos casi 1.300 millones de dólares en las dos semanas de vigencia de las nuevas normas y obligaron al BCRA a flexibilizar exigencias a entidades ante la mayor demanda.
Según información oficial, los retiros de depósitos sólo durante los primeros cinco días hábiles de aplicación de las restricciones ascendieron a 645 millones de dólares y equivalen al 4,3 por ciento de las colocaciones en esa moneda.
El stock de depósitos en dólares del sector privado cayó de 14.832 millones a 14.187 millones.
Ante este escenario, el Banco Central aprobó el viernes por la noche flexibilizar la exigencia mínima que los bancos deben tener depositada en la autoridad monetaria para que puedan hacer frente a eventuales demandas de sus clientes.
La norma que dictó el BCRA dice que los bancos podrán disponer ahora de los dólares que excedan el 20% del encaje y que no estén prestados.
Hasta el momento el encaje era obligatorio hasta el 20 por ciento y del 80 por ciento restante los bancos debían depositar en el BCRA todo el excedente que no fuera otorgado como préstamo.
Si bien aún no hay información oficial actualizada, fuentes del sistema financiero estiman que la salida de depósitos ya superó los 1.300 millones de dólares en lo que va del mes.
Banqueros admiten que perdieron no menos del 10% de los depósitos en moneda extranjera.
Un banquero citado «off the record» por la agencia Reuters calculó que, dependiendo de los bancos, la caída de los depósitos en dólares sería de entre el 10 y el 18%.
El retiro de los dólares con destino a cajas de seguridad, domicilios particulares o directamente cuentas en el exterior – habría generado sorpresa y malestar en la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien habría pedido explicaciones al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y a la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
En el sistema financiero coinciden en que la decisión de la AFIP de restringir casi totalmente la compra de divisas -gente que jamás había comprado y está inscripta en Impositiva se encontró con que ni siquiera podía adquirir 100 dólares- contribuyó a instalar la impresión de que el Gobierno había lanzado con los controles sólo la primera tanda de medidas de una avanzada que podía terminar en restricciones mucho mayores.
En un circuito especulativo como lo es de las finanzas, enseguida hicieron circular la versión de que la Casa Rosada estaría dispuesta a aplicar un «corralito cambiario» para los depósitos en dólares o incluso una pesificación de facto de las colocaciones, una posibilidad que aún no está totalmente desestimada.
Los ahorros en dólares dentro del sistema financiero venían creciendo en forma sostenida durante todo el año, pero la medida de la AFIP, tomada una después de la elección por orden de la Presidenta para frenar la creciente fuga de capitales de 3.000 millones mensuales, dinamitó esa tendencia.
En el mercado, pero también entre los pequeños ahorristas, está instalada la idea de que el gobierno necesita devaluar el peso porque el dólar se retrasó, y que sólo es cuestión de tiempo decidir cuándo y cómo lo hará, aunque se espera que sea un proceso gradual que lleve algunos meses.
Para industriales y exportadores, la divisa debería ubicar en la franje de entre 4,60 y 4,80 pesos, mientras que el dólar paralelo, un mercado donde no se pregunta el origen de los fondos, ya disparó a 5 pesos.