El juicio que se sigue por la muerte de Roberto Pimpi Caminos continuó ayer con declaraciones de testigos que protagonizan la coartada de dos de los tres imputados. Citados porla Fiscalía, cuatro jóvenes brindaron sus testimonios acerca de lo ocurrido la madrugada en que el barrabrava fue asesinado, en marzo de 2010. El dato clave, y al quela Fiscalíaapuntó constantemente, es el horario de la muerte de Caminos, momento en el que los acusados podrían haber estado solos.
Pamela C. y Betiana E. son dos de los pilares fundamentales de las coartadas de Carlos Alberto Godoy, alias Betito, y René Ungaro, dos de los jóvenes que desde el jueves pasado están siendo juzgados por el homicidio del líder barrabrava leproso, Roberto Caminos. Ambas fueron solicitadas porla Fiscalíacomo testigos, con el único objetivo de comprobar que, en el momento que Pimpi fue acribillado a balazos, a las 5.25 del 19 de marzo de 2010, los acusados no se encontraban con nadie que pudiera acreditar su presencia en algún lugar.
De acuerdo con los relatos de las jóvenes, que fueron coincidentes casi en su totalidad, ese día cerca de la 1.30 salieron de sus casas en dos vehículos: Pamela C. iba con su marido, Jonathan F., en su Fiat Palio color negro; mientras que Betiana E. iba en su Renault Clio negro con su novio –y hermano de Jonathan– Aldo F. Todos se dirigieron a Bonita, una peña universitaria que funciona los jueves en el Patio dela Madera. Dentrodel boliche había gente conocida, entre ellos un tal Matute, además de René y Betito, quienes estaban acompañados por un desconocido.
Según las chicas, los hermanos F. protagonizaron una pelea cerca de las 3 dentro de Bonita por motivos poco claros, y por eso fueron detenidos y trasladados a la comisaría 6ª. Desde la puerta de la seccional, Pamela.C. –quien estaba acompañada por Betiana E. y Matute– se comunicó por teléfono con René para pedirle el teléfono de su abogado. Minutos después, René y Betito aparecieron allí a bordo de un auto Fiat Uno blanco. Cuando los policías les indicaron que los hermanos F. quedarían detenidos hasta el día siguiente, a eso de las 5 todo el grupo se dirigió a una estación de servicios a comprar algo para que los apresados comieran. René y Betito siguieron viaje con su auto.
De acuerdo con los testimonios, luego de dejar las provisiones en la comisaría, las muchachas llevaron a Matute hasta su casa, en la zona de Avellaneda y Deán Funes. Allí estacionaron –cada una con su auto– y cerca de las 6 –según se desprende de los registros telefónicos– Pamela C. recibió un llamado de René que le pedía que lo pasara a buscar por una panchería de avenida Pellegrini y avenida Francia, porque habían tenido un desperfecto con el auto. Así que las dos chicas subieron al Clío negro y fueron a buscar a René, que estaba acompañado por otro muchacho. En ese momento, Ungaro les pidió a la muchachas que pasaran a buscar a Betito, que estaba en 27 de Febrero y avenida Francia. Ninguno de los dos estaba con el auto roto.
Del entrecruzamiento de datos entre los testimonios de las jóvenes y los registros telefónicos, en donde están registrados los horarios de las comunicaciones, surge que entre las 5 y las 6 René y Betito no estaban con nadie que pudiera dar cuenta de lo que estaban haciendo, segúnla Fiscalía.
Luego brindó su testimonio el muchacho apodado Matute, cuyo verdadero nombre es A. G., quien confirmó todo lo que habían expuesto las muchachas.
Enseguida juró decir toda la verdad Ricardo U., quien hasta junio de 2010, cuando recibió la falta de mérito, era sospechoso del homicidio de Caminos. El muchacho inició su declaración modificando cosas que había dicho cuando estaba imputado en el caso. Una de esas cuestiones fue que, en un testimonio anterior, Ricardo U. dijo que, antes de ir a Bonita con René, pasaron por la puerta del bar Ezeiza, algo que desmintió categóricamente ayer.
“Usted declaró cinco veces. ¿Cuál de sus declaraciones tenemos que considerar como verdadera, porque siempre dijo cosas distintas?”, arremetió el fiscal Marcelo Vienna ante las contradicciones del testigo.
Además, Vienna le preguntó a Ricardo U. si se sentía amenazado por alguno de los imputados, ya que en determinados momentos de su relato miró a los ojos a René “como pidiendo perdón”.