La violencia no para. Nuevamente se hizo presente en un cotejo dela Rosarinade Fútbol. Si bien no hubo ningún contacto físico que denote heridos, existió una amenaza de muerte a un árbitro y esa situación en una categoría amateur es demasiado. El escenario fue la cancha de Juan XXIII, en donde el local se jugaba gran parte de su suerte en la pelea por permanecer en el Molinas recibiendo a Alianza Sport.
El principal damnificado fue el árbitro del partido, Marcelo Díaz, quien sufrió una amenaza de muerte por parte de un particular durante el entretiempo que Juan XXIII y Alianza igualaban 0-0, por la 28ª fecha del torneo Molinas.
Todo ocurrió en los quince minutos de descanso apenas terminó el primer tiempo. El partido fue pobre, muy mal jugado. El local, a pesar de tener la obligación de ganar, no generó ninguna situación de peligro, ni tampoco la visita que no jugaba por nada, simplemente para cumplir con el calendario.
Un particular ingresó al vestuario de la terna arbitral, a pesar de que en el predio había dos policías uniformadas a cargo de la custodia de los jueces, y amenazó de muerte a Marcelo Díaz.
nmediatamente el árbitro decidió la suspensión del partido. Si bien el capitán, el técnico y hasta el presidente de la entidad albirroja hicieron lo posible para que el encuentro se reanude, tales pedidos fueron en vano. Díaz ya había resuelto junto a sus colaboradores la interrupción del encuentro.
La idea de los dirigentes de Juan XXIII era desalojar al público presente de la cancha y darle las suficientes garantías al árbitro de continuar el cotejo. Pero Díaz fue inflexible en su decisión de no seguir el encuentro.
“Nunca me pasó algo semejante en toda mi carrera”, expresó el árbitro cuando se retiraba del predio de Juan XXIII.
De ahora en más el árbitro deberá presentar el informe correspondiente enla Rosarinaen la tarde de mañana y luego el Tribunal de Disciplina seguramente pedirá el descargo a ambas instituciones y a partir de ahí resolver que pasará con el partido, vital para Juan XXIII en su lucha por permanecer en el Molinas.