Juan Héctor Sylvestre Begnis es médico cirujano, fue diputado nacional por Santa Fe y ministro de Salud de la provincia, entre otras funciones. En 2007 fue candidato a intendente de Rosario y actualmente lleva a cabo funciones como asesor en el Ministerio de Salud de la Nación. En entrevista con El Ciudadano, habló de muerte asistida, aborto y salud reproductiva.
—¿La eutanasia, es una muerte digna?
—La eutanasia no es la muerte digna sino acompañar a morir, aunque no sea digna. Forzar, adelantar la muerte, aunque no sea digna, la eutanasia no habla de dignidad, habla simplemente de interrumpir la vida, nosotros ya tenemos casos de muerte digna, en los hechos reales, lo que necesitamos es una ley que regule cómo se aplica, muchas veces el paciente te dice, no me pongan más morfina, quiere que le saquen los tubos y morir tranquilo, una cosa es prolongar la vida y otro cosa es prolongar la agonía, prolongar la agonía se torna como algo de mala leche.
—¿La gente se acostumbra a la idea de que puede decidir sobre su vida y muerte?
—Sí, sobre todo el paciente. El mejor ejemplo de que hay antecedentes son los donantes de órganos, por ejemplo, el donante es un descerebrado, y un tercero –sea su familiar, su apoderado, su amigo– decide la muerte total, para que alguien done los órganos, tiene que estar vivo, en términos del cuerpo que está funcionado, que el corazón late, que el pulmón respira, que el hígado metaboliza, que el aparato digestivo funcione, etc. En realidad, ya no es un individuo, es un cuerpo con signos vitales, entonces el donante de órganos, de alguna manera, es una muerte asistida con un objetivo altamente humanitario pero por otra parte, es humanitario, no mantener con vida a un individuo que no vive en términos de sentir, percibir, decidir, vivir.
El donante de órgano es un estado vegetativo reciente, si se prolonga, no sirve porque los órganos se infectan. En estado vegetativo, la persona tiene un respirador, y el respirador lleva una infección pulmonar y si está infectado no sirve ni el riñón, ni el corazón, ni la córnea, nada.
En materia de trasplante, hay que aplicar la celeridad de las cosas, muchas veces, en un accidente, la persona queda descerebrada y queda la discusión de las culpas, quién lo atropelló, si cruzó el semáforo en rojo; entonces detienen el cadáver por pericias legales, ahora hay un determinado tiempo para establecer la investigación.
Hoy se puede expresar que no se quiere ser donante, y se puede hacer antes o en el momento de la donación.
—¿Cómo evolucionó la Salud Reproductiva?
—Tiene límites bioéticos, hace 30 años consistía en ver que no ovulaba la mujer y darle estimulantes y el riesgo que había en ese momento era que la mujer emitía 14 óvulos y tenía 14 hijos. Es decir, se embarazaban todos los óvulos, se fomentaba la cantidad de cuatrillizos, trillizos y mellizos. Tenía que ver con este descontrol de cuántos óvulos emitía la mujer. El hombre tenía pocos espermatozoides, los estimulaban y embarazaba a la mujer y ahí estaba el límite, no había óvulos fecundados in vitro, no se mantenían. Había bancos de esperma pero no de óvulos. La ética de la Iglesia dice que el óvulo fecundado ya tiene vida, y la ética científica médica dice que a las 12 semanas no son seres humanos. Esta discusión es la que hace que los abortos que están permitidos en los países donde es legalizado. Por ejemplo, a España le costó horrores llevarlo hasta las 15 semanas de embarazo, y a partir de ahí no es un aborto sino un parto prematuro, requiere de un establecimiento especializado.
—¿Y la fertilización?
—Apareció la fertilización in vitro, por ejemplo. Los espermatozoides de un hombre con los ovarios de una mujer se juntan y después se congelan. Generalmente se usan los dos elementos de una pareja, se congelan 20 o 30 uniones. Una ley que regule esto dice que podés implantar tres, en algunos países cinco, porque de esos tres uno va a ser embarazo y los otros van a morir. Es raro que los tres agarren viaje. En la Argentina hay cinco provincias que ya tiene fertilización asistida con límites, siempre que se hace una ley nacional ya hay varias provincias que la tienen. Para estimular la ovulación hoy, hay límites.
—¿Cuál es la legitimidad del aborto en el régimen jurídico de la Argentina?
—Ya hay legales, inclusive los abortos que están autorizados en el Código Penal en el artículo 86, que muchas veces no se cumplen. Son los abortos que están autorizados por riesgo de vida de la madre o violación. Por ejemplo, si una pareja tiene un embarazo con un chico con muchas patologías congénitas, que no va a poder vivir ni unas horas después del nacimiento y que generalmente muere adentro del útero de la mujer, antes del parto, se le permite hacer el aborto.
Planteamos que en el caso de una violación de una chica discapacitada, por ejemplo, el juez no tiene que intervenir, porque hay jurisprudencia de la Corte Suprema y de las Cámaras que le dicen que no es un tema judicial, sino de salud.
Los profesionales pueden hacer una declaración por razones de determinado tipo, y se eximen de hacer el aborto. El médico puede decir por objeción de conciencia que no hace abortos, pero la institución tiene que resolverla. Si no lo puede hacer, tiene que derivarlos a otro instituto donde le puedan hacer el aborto, pero es responsabilidad de la institución que recibió a la paciente hacer el aborto o hacerlo hacer.
Estamos impulsando a que se discuta el aborto, el debate se viene. Y en la modificación del artículo 86, incluyendo a todas las violadas, no solamente a las “idiotas violadas”. Una mujer normal que fue violada tiene que tener el mismo derecho.