El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, afirmó ayer que su país no busca una guerra con Irán, pero que si se ve amenazado por su programa nuclear “no habrá otra opción que actuar”.
“Las guerras no son un picnic y nosotros no queremos una guerra”, destacó Barak tras señalar que un ataque militar a las instalaciones nucleares de la república islámica será siempre la última opción.
Sobre una eventual respuesta iraní a un ataque de Israel, Barak volvió a desestimar las advertencias sobre que podría costar la vida a muchos israelíes. “No hablamos de 50.000 ni de 5.000, ni tampoco de 500 (muertos) si toda la gente se queda en casa”, afirmó Barak en declaraciones radiales.
“Israel –agregó– está lejos de quedarse paralizado por las amenazas o el miedo. Hay que actuar con la cabeza fría y con tranquilidad. Y no hay que descartar que en tanto se nos ponga a prueba”, agregó.
A todo esto, de acuerdo con una encuesta del Instituto Saban de política para Medio Oriente, con sede en Washington, dos tercios de todos los judíos israelíes estarían dispuestos a renunciar a sus armas nucleares si Irán también lo hiciese.
Sobre la cuestión de un ataque militar a Irán, la población judía que vive en Israel se muestra dividida: un 43 por ciento señala que apoyaría la acción, mientras que un 41por ciento la rechaza.
De la minoría árabe en el país, un 68 por ciento lo reprueba y sólo un 4 por ciento está a favor de una operación militar, según la encuesta del instituto Saban.