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Un paso a la verdad

El jefe del Ejército de Uruguay aseguró estar contra de un posible pacto de silencio y que la institución militar no “encubrirá homicidas y delincuentes en sus filas”.

El comandante del Ejército de Uruguay, Pedro Aguerre, aseguró ayer que la institución militar “no encubrirá a homicidas y delincuentes en sus filas”, y señaló que ordenaría la “revocación inmediata” de un eventual pacto de silencio sobre violaciones a los derechos humanos, si lo hubiera, en el ámbito castrense.

“El Ejército nacional no es una horda, malón o algo similar. El Ejército no aceptará, tolerará o encubrirá a homicidas y delincuentes entre sus filas”, enfatizó Aguerre.

La declaración marca una definición que nunca había dado hasta acá el Ejército uruguayo, y parece disparada por el hallazgo del cuerpo de Julio Castro, uno de los fundadores del Frente Amplio (FA), atado y con evidentes signos de haber sido ejecutado, en 1977.

Aguerre sentó postura en un comunicado que leyó en la sede del Instituto Militar de Estudios Superiores (Imes), donde no respondió preguntas, ocasión en la que afirmó que “quien niega el pasado ante una desgracia presente manifiesta cobardía”.

“Los orientales somos valientes, por lo tanto no negamos los hechos desgraciados”, agregó el jefe militar.

El titular del Ejército aseguró que no tiene “conocimiento de un pacto de silencio para encubrir nada, pero si existiera” daría “la orden de su revocación inmediata”.

Aguerre pidió públicamente apoyo para obtener información que determine “la responsabilidad material del Ejército, o no” en la muerte de Castro “y en otros en su futuro”.

“Hoy sentimos que estamos abocados a manifestar un punto de inflexión por el peso de la realidad y con el objeto de despejar las dudas que tanto la sociedad como la propia fuerza pueden albergar” ante el crimen de Castro, de un balazo en la cabeza, en 1977, señaló el militar.

Castro fue detenido el 1º de agosto de1977, alos 67 años, y asesinado días después con un disparo en la cabeza, según reveló el jueves pasado el equipo de antropólogos forenses que encontró sus restos en un batallón ubicado en las afueras de Montevideo.

Castro es el tercero de un total de 115 desaparecidos durante el último régimen militar en Uruguay, cuyos restos fueron recuperados e identificados, en su caso en el Batallón 14 de Canelones.

Maestro y periodista, Castro había sido detenido el 1º de agosto de 1977, tras un operativo del Servicio de Inteligencia y Defensa.

Ya el pasado sábado, el jefe del Estado Mayor dela Defensade Uruguay, José Bonilla, el militar con mayor rango del país, había exigido esclarecer quiénes fueron los responsables de la ejecución del fundador del FA.

Bonilla subrayó que lo que pasó con Castro “no es reflejo de las Fuerzas Armadas de hoy ni de ningún tiempo”, y remarcó que “una cosa es matar en un enfrentamiento y otra cosa es ejecutar a una persona”.

La primera repercusión de las palabras de Aguerre fueron de parte del titular del Centro Militar, Guillermo Cedrez, quien manifestó su acuerdo con el mea culpa de la fuerza y aseguró que no le “consta ningún pacto de silencio” por hechos de la dictadura.

“Jamás pensé que alguien de mi Ejército pudiera realizar algo así”, señaló Cedrez a radio Carve, en referencia a la ejecución del maestro Castro.

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