La meditación es una de las herramientas más fuertes para conocer el interior de uno mismo, conocer su eje, encontrarse y comunicarse. Es por eso que, unido a la psicología, se logran resultados increíbles, junto a la filosofía budista, sin practicar –necesariamente– esta creencia. La psicología zen es un arte de tratar y trabajar con el presente, sin aferrarse al pasado dañino y mucho menos al “futuro que no nos pertenece”, tal lo enunciado por la médica psiquiatra Estela Maiorano. Cabe señalar que este tipo de terapia “busca alejarse de los condicionamientos de las creencias propias, de vivir la historia de hoy y no aferrarse al sufrimiento”.
La especialista remarcó que esta terapia puede aplicarse a jóvenes y adultos jóvenes, “porque con los adultos mayores es más difícil dejar de sostener su actividad, su vivir a criterio de sus propias creencias”, dijo.
La importancia de no condicionarse por las creencias propias, tiene que ver con una manera de vida, y una educación que se tuvo en la infancia y que, a lo largo del curso vital, uno termina definiendo sobre esos parámetros cada una de sus acciones. Es por eso que la médica psiquiatra, que lleva años en la práctica de la psicología zen, afirmó que durante este tratamiento es “fundamental que el individuo se abra a sus necesidades, que se libere de los recuerdos y que acepte la vida tal cual es”.
“Esta psicoterapia enfoca al paciente desde la concepción, trabajar con el presente, los distintos conflictos que el individuo carga en su espalda y una manera diferente de la terapia convencional. El zen enfoca la vida desde el aquí y elabora, la experiencia cotidiana y cómo centrarse en el presente y no en el pasado. Es necesario que el individuo se sienta mejor, que vea su realidad y deje los miedos, las frustraciones de lado”, ahondó.
A su vez, la mujer agregó que además de poner en marcha la psicología, en la sesión también se dedican algunos minutos para la meditación. Maiorano aseguró que no es necesario haber practicado la meditación con anterioridad pero sí permitirse relajarse y pensar en uno mismo. “Sería bueno que la meditación, además de la realizada en cada sesión, sea practicada en casa, como hábito, porque a través de la meditación se logra una sensación de bienestar sumamente necesaria a la hora de resolver un conflicto. Hoy debemos reconocer que la sensación de insatisfacción, de estar vacíos, sin rumbo, es algo que nos abruma a diario, y todo se debe a la prontitud con la que queremos las cosas, las soluciones. Además, al ser esta una terapia no convencional, es necesario que el individuo se abra y piense en el bien que le puede provocar esta actividad, en cuánto puede mejorar su vida al relacionarse con las cosas simples del día a día, sin tener que aferrarse a los problemas. Esa es la receta para vivir felices, hacerlo con simpleza y con las cosas, situaciones que nos da la vida misma, no busquemos más”.
Raíces del budismo sin practicarlo
Maiorano fue clara al declarar que la psicología zen tiene sus raíces en el budismo: “Pero aquí no ponemos en práctica ni le sugerimos a los pacientes que lo tomen como propio, sólo nos basamos en las herramientas del budismo que están relacionadas en la ecuanimidad. Es decir, no aplicar ningún tipo de calificativo a las cosas ni a las situaciones, verlas y aceptarlas como realmente suceden”. A su vez, la mujer aclaró que esta modalidad no tiene que ver con el conformismo, sino “con la aceptación de que todo en la vida pasa, desde el dolor que en algún momento cesará, hasta la vida misma que terminará algún día”. “No tengamos miedo a la muerte, es algo que no podemos evitar, por eso es necesario pasar por esta vida de la mejor manera, sin –repitió– aferrarse a las cuestiones materiales, y los recuerdos o vivencias que nos lastiman. Tampoco al futuro, porque no somos dueños y de ello y no podemos manejarlo a nuestro antojo”.
La mayoría de los pacientes que han utilizado esta técnica se han vistos inmersos en problemas de ansiedad, o bien padeciendo un gran vacío en su vida. “Es fundamental que estén dispuestos a buscar y encontrar el sentido de su vida, como así también esperar a que las buenas noticias, los buenos momentos lleguen cuando la vida esté dispuesta a dárnoslos, no forzar las cosas o intentar vivir una situación que no nos pertenece. De hecho, la vida es como es y no como uno quiere que sea, es una frase simple y puede que parezca vacía de significado, pero tengamos en cuenta de que estamos todo el tiempo forzando las cosas y esperando lo que nunca nos llega, de esa manera postergamos sin darnos cuenta la única posibilidad que tenemos para ser felices y disfrutar el presente, que es lo único que tenemos”, concluyó Maiorano.