A más de tres años de la crisis financiera que empantanó el crecimiento de los países centrales, la Argentina deberá hacer frente en 2012 a un nuevo escenario recesivo en los mercados internacionales, aunque con menor cantidad de recursos que entonces.
El gobierno procuró entre 2008 y 2009 contrarrestar con un aumento del gasto público los efectos negativos de la economía global. Este esfuerzo hizo caer el superávit primario acumulado anual del 3,5 por ciento del PBI en el tercer trimestre de 2008 a 1 por ciento al mismo lapso de 2009, según datos de la consultora Federico Muñoz & Asociados.
La presidenta Cristina de Kirchner contó desde entonces con fondos extra para enfrentar los vientos recesivos por el crack financiero derivado de las hipotecas de riesgo en los Estados Unidos. En 2009, el gobierno estatizó los fondos de las AFJP, una medida que le dio un ingreso neto de 3.700 millones de dólares al año y utilidades del stock de ahorros acumulados durante los catorce años de vigencia del régimen –el Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS)– que comenzaron a girarse al Tesoro (2.000 millones de dólares en 2009).
Agotada en 2010 la primera para sostener el gasto público, la segunda caja a la que recurrió el gobierno fue el Banco Central (BCRA). Entre adelantos transitorios, giro de utilidades y cesión de reservas para el pago de deudas, en los dos últimos años el BCRA derivó al fisco casi 14.000 millones de dólares anuales, calculó Federico Muñoz & Asociados. Las reservas internacionales, que desde noviembre no cubren los pesos de la Base Monetaria, caían unos 6.000 millones de dólares desde el 30 de diciembre de 2010, una merma originada principalmente en el uso por parte del gobierno para la cancelación de deuda externa.
Sobre la base de esos antecedentes, la consultora evaluó las perspectivas para 2012 en materia de impulso fiscal y concluyó lo siguiente:
n El BCRA ya no podrá ser la generosa fuente de recursos que fue en 2010 y 2011. Sus ganancias (que luego giraba al Tesoro) se venían generando básicamente por la valorización en pesos de sus activos. En 2011, la escasa devaluación del peso (que acotó la valorización de sus reservas) y la suba del riesgo país (que deprimió el valor de su cartera de bonos) reducirá sus ganancias hasta –probablemente– anularlas.
n Las reservas de libre disponibilidad del BCRA, es decir las que se ubican por encima de la Base Monetaria, se agotaron a mediados de noviembre. Si no se modifica la Carta Orgánica de la autoridad monetaria, el gobierno no podrá usar esos recursos para el pago de deuda. El presupuesto 2012 aprobado en general en el Congreso prevé el pago de unos 5.700 millones de dólares con esas reservas.
n La Ansés tampoco podrá girar en 2012 una suma sustancial al Tesoro. En relación con los fondos previsionales, el 75 por ciento del stock está afectado a títulos públicos y acciones que no devengarían ganancias por la severa depreciación que vienen sufriendo en 2011. Sólo los depósitos a plazo (14 por ciento del FGS) podrían reportar alguna renta a la que el gobierno podría recurrir.
“La única alternativa disponible para el Tesoro para hacerse de fondos sería recuperar el acceso a los mercados de capitales internacionales”, diagnosticó Federico Muñoz & Asociados. Sin embargo, para otros analistas existen otras vías, como generar más reservas para poder utilizar para el pago de deuda o retornar al superávit fiscal, camino que comenzó de manera incipiente con la marcha atrás con los subsidios en Buenos Aires.