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Irregular año canalla

El 2011 marcó la continuidad del equipo en la B, aunque terminó con la ilusión de que la vuelta a primera es posible.

El año que culmina hoy, marcó que Rosario Central jugase una temporada más en la Primera B Nacional y tal vez ese fue su principal legado en Arroyito. El 2011 fue vertiginoso, transcurrió de menor a mayor y quedó claramente dividido en dos etapas: una para el olvido, los primeros seis meses y la otra para ilusionarse, el último semestre.

El sueño de volver a primera división en junio próximo no asoma como una utopía y si el 2012 comienza con los mismos resultados que terminó este 2011 el sueño del ascenso se hará mucho más real todavía.

El año comenzó con la ilusión intacta de permanecer nada más que un año en segunda división, pero Héctor Rivoira y Omar Palma tuvieron más pena que gloria en su paso por el banco de suplentes.

Las críticas tras terminar la primera parte del año se hicieron sentir y a la comisión directiva no le quedó otra que soportar todos los cuestionamientos.

En el receso, hubo una fuerte autocrítica puerta adentro en la sede de calle Mitre. Con una oposición con poco peso, el oficialismo barajó para dar de nuevo. Sabiendo que si los errores volvían a aparecer iban a ser fatales para seguir manteniendo el gobierno.

El presidente, Norberto Speciale y el secretario deportivo, Gonzalo Belloso salieron en busca del entrenador con la obligación de no equivocarse. Tras varias reuniones confirmaron en el cargo a Juan Antonio Pizzi.

A partir de allí, había que armar un plantel competitivo. Paulo Ferrari, Mario Vallejo, Leonardo Talamonti, Matías Lequi, Julio Mozzo, Reinaldo Alderete, Ricardo Gómez, Maximiliano Lombardi, Gonzalo Castillejos y Rodrigo Salinas, más la renovación de algunos préstamos conformaron el actual plantel.

El cuerpo técnico y la mayoría de los refuerzos fueron acertados. Central cambió la cara y dejó atrás una primera parte de año para el olvido.

Los hinchas terminaron identificándose con el equipo como hacía mucho que no pasaba. La garra, el sacrificio y, por momentos, el buen jugo se hicieron patrimonio canalla nuevamente.

Si bien el camino que queda por recorrer todavía es largo, lo hecho por el equipo en el último semestre de 2011 invita a soñar con que la vuelta a primera puede ser posible a mediados del año nuevo.

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