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Milagro entre las llamas: mientras el hospital se incendiaba, nació un bebé

"Empezó el humo, nos avisaron que había un incendio, que había que evacuar, ¡y el bebé ya estaba saliendo!", contó Magdalena, una de las enfermeras del Hospital Álvarez. Afortunadamente, el bebé y todas las personas evacuadas del edificio están bien. Incendio en el Hospital Álvarez: 60 personas fueron evacuadas Floresta: evacuan pacientes del Hospital Álvarez por incendio

Alrededor de las 14 de este mediodía, se produjo un incendio en el Hospital Teodoro Álvarez, del barrio porteño de Floresta. Pero mientras comenzaban a evacuar a los pacientes y empleados del edificio, una madre daba a luz a un pequeño. Un milagro entre las llamas.

“Yo estuve en el parto. Empezó el humo, nos avisaron que había un incendio, que había que evacuar, ¡y el bebé ya estaba saliendo!”.

Así comienza el dramático relato de Magdalena, una experimentada enfermera del hospital porteño “Teodoro Álvarez”, y así empezó, a las 13.45 de hoy, la vida del nuevo hijo de la familia Morales.

Pese al susto, el pequeño nació bien, completamente ajeno a las corridas de bomberos, enfermeras y médicos en torno suyo en la calurosa tarde porteña.

El niño, un varón de 3,700 kilos, está bien de salud, igual que su madre, y ahora disputa el récord mundial de mudanza precoz, porque nació en Floresta y en media hora ya residía en Villa Luro, en el hospital Vélez Sarsfield.

“Era un parto normal. La mamá ya estaba pujando y todo siguió su curso. Ella ni se dio cuenta de lo que pasaba. Había que terminar el proceso y así se hizo”, explicó Magdalena a Télam.

El relato revela un comportamiento muy profesional del personal que tuvo que afrontar la emergencia, y cuyo principal desafío era mantener la situación bajo control y evitar que el bebé respirara humo.

“Priorizamos la vida. Hubo que ser precisos, rápidos y no asustar a la mamá para que ella colaborara”, comentó otra de las auxiliares de la sala de partos. “La mamá colaboró y cada uno hizo su tarea”, dicen.

“Tuvimos tranquilidad para ayudar a la mamá. Cortamos el cordón, pesamos al bebé -3,700 kilos-, lo envolvimos, porque a pesar del calor hay que evitar la hipotermia, se lo pusimos a la mamá encima y así, con mamá y bebé en la camilla, hicimos la evacuación”, relataron entre ambas, sonrientes con inocultable y bien ganado orgullo.

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