“Confían tanto en nosotros que los muchachos han llegado a tener 35 juegos de llaves en sus manos”, explicó el Turco, uno de los tantos cuidacoches que trabaja frente a los Tribunales provinciales. A diferencia de otros casos, en los que se denuncian que quienes abren puertas de taxis y cuidan autos o motos son violentos y prepotentes, en la zona de Tribunales los vínculos establecidos son diferentes, más bien tendientes a la confianza, el respeto y el compañerismo. Así, jueces, abogados, fiscales y empleados en general se relacionan con fluidez todos los días con los cuidacoches: les dejan las llaves de sus autos para que los laven o los corran de lugar, les dan cigarrillos y se cuentan entre ellos cómo va todo en sus vidas. Ahora, con la extensión de los límites sur y oeste del área con estacionamiento medido, el Turco y sus casi quince compañeros temen perder su lugar de trabajo. “Éste es nuestro lugar de laburo. La gente deja el auto en la calle para que se lo cuidemos y nosotros no le ponemos precio, sino que nos dan unos pesos a voluntad.La Municipalidadva a venir a cobrar y no a cuidar”, reflexionó el hombre.
A lo largo de todo el año, y de lunes a viernes, entre diez y veinte cuidacoches se ubican en los alrededores del edificio de Tribunales, en Pellegrini y Balacarce, para cuidar y lavar los autos de empleados del Palacio de Justicia. También abren las puertas de los taxis y hasta ordenan el tránsito, mueven y estacionan los autos acorde a las exigencias del día. Están ahí desde las 6 de la mañana, algunos hasta el mediodía, otros hasta el atardecer, y llevan encima las llaves de los autos de jueces, funcionarios, abogados, fiscales y empleados de Tribunales.
Confianza ciega
Con la aparición del estacionamiento medido en su zona de trabajo, se vería dificultada su actividad. “Nos perjudicarían bastante. Además, no hay nadie que mire los autos; los inspectores registran si tienen un ticket, pero no tienen cuidadores. Si nos sacan de acá, ¿quién nos cuida a nosotros y quién cuida a la gente? Todos confían en nosotros y eso lo ganamos porque trabajamos con respeto”, contó el Turco, quien hace un año que trabaja ahí. Dijo que aprendió de todo pero, más que nada, aprendió de compañerismo; contó que se cuidan entre todos los que están en ese lugar y que hasta llegan a cuidar el auto de su propio compañero. “Muchos viven en la calle, otros ya pasaron cosas malas y quieren remediar lo que hicieron. Nadie se va a mandar una macana”, reflexionó Maximiliano, otro trabajador que no llega a los 30 años y también hace aproximadamente un año que está cuidando en esa zona.
En las últimas semanas se instaló el debate público sobre reglamentar o no a quienes ejercen el oficio de cuidar los autos en las calles de Rosario. La actividad de los cuidacoches fue signada por el abuso, la violencia, la prepotencia. Sin embargo, y sin desmentir ni descartar esos hechos, también se suceden otras realidades. La puerta de los Tribunales provinciales es un claro ejemplo. Allí conviven en armonía los cuidacoches y el Poder Judicial de la provincia. Los autos se lavan y cuidan sin tarifa fija, y los “trapitos” entran a las oficinas a buscar y dejar llaves.
“Son muchachos de confianza, que se vayan de acá sería medio complicado”, contó Alejandro, empleado de Tribunales, mientras armaba un cigarrillo que luego le regaló a Andrés, quien todos los días le cuida la moto. Andrés tiene 27 años y desde los 7 trabaja en la zona de Tribunales. Su abuelo estuvo allí durante 40 años, ahora están ahí Andrés y su papá.
“Ahora es época de vacaciones, pero durante el año, ¿sabes cuántas veces quisieron robarse motos y tuve que ir a correrlos? ¿Y los cascos? Ésta es una responsabilidad. Entonces, si quieren poner medidor, que lo hagan, pero vamos a seguir lavando, abriendo puertas. ¿O va a venir un inspector a lavar? Nunca se reguló nuestro trabajo, así que seguiremos acá”.
Cuidacoches y futuro abogado
A partir de sus horas de trabajo frente a Tribunales, Andrés ayuda a su familia y banca sus estudios. Coincidencia o no, el cuidacoches es estudiante de Derecho. Está en tercer año y dice que va a la facultad porque siempre estudió y le gusta hacerlo. Todos los días cuida los autos de jueces, camaristas y abogados, algunos de los cuales son sus profesores en la carrera de abogacía. Con las monedas que le dejan de propina, Andrés solventa el gasto de apuntes. Mientras prende el cigarrillo que “el Ale” le regaló, Andrés enumera decenas de materias: todas rendidas y aprobadas. Dice que todas le gustaron y ahora debería rendir Contrato Civil III.
El lunes pasado,la Municipalidadde Rosario informó que durante los primeros días de febrero se extenderán los límites sur y oeste del sistema de estacionamiento medido hasta Cochabamba y Alvear. Esta medida está prevista en el pliego de licitación del sistema, aprobado en marzo de 2008 por el Concejo Municipal, que en un artículo preveía la incorporación de estos nuevos tramos a partir de los dos años del inicio de la concesión.
Las nuevas arterias se suman a la denominada zona C, actualmente comprendida por la doble zona de Tucumán, Balcarce y el río; y 9 de Julio, Montevideo, Balcarce y Juan Manuel de Rosas. En tanto, las tarifas no se modifican: para la mencionada área el precio por hora es de 2,40 pesos.