Una conversación telefónica entre el capitán del crucero Costa Concordia, que naufragó el pasado viernes en Italia, y la Capitanía de Puerto publicada en la prensa italiana desvela que este abandonó el barco antes de que se evacuara a todos los pasajeros y no volvió a pesar de que se le ordenó regresar.
La prensa italiana transcribe varias conversaciones entre el capitán Francesco Schettino, de 52 años, y la Capitanía de Puerto que desvelan además que se ocultó también el motivo del naufragio. Con el barco ya encallado frente a las costas de la isla del Giglio, en el centro de Italia, el capitán aseguraba que todo estaba bien y que se había tratado de un problema técnico.
Según publica «Corriere della Sera», la Capitanía preguntó a Schettino cuántas personas quedaban a bordo, y aunque la nave estaba aun llena el comandante respondió que solo unas 200 o 300. La respuesta hizo levantar sospechas a la Capitanía que le preguntó si aún estaba a bordo, y Schettino confesó que el barco se estaba inclinando y lo había abandonado.
«¿Pero cómo qué ha abandonado la nave?», preguntaron desde la Capitanía. Aunque el capitán se retractó y dijo que no había abandonado el crucero, desde la Capitanía no le creyeron. «Vuelva inmediatamente a bordo, suba por la escalera de seguridad y coordine la evacuación. Debe decirnos cuánta gente hay todavía allí: niños, mujeres, pasajeros, el número exacto de cada categoría», añadieron.
«Comandante, es una orden, ahora mando yo. Antes ha declarado que ha abandonado el barco, vuelva a la proa y coordine el rescate porque ya hay muertos», le exigieron. Schettino que ya se encontraba en tierra firme y que nunca regresó a la nave, según los investigadores, preguntó cuántos cadáveres había.
«Es usted quien me tiene que decir cuántos. ¡Qué quiere hacer! ¿Irse a casa?. Vuelva inmediatamente arriba y nos diga lo que hay qué hacer, cuántas personas quedan y lo que necesitan», ordenaron desde la Capitanía. El comandante aseguró que volvería, pero tanto testigos como los investigadores que llevan el caso, afirman que nunca volvió y que le vieron coger un taxi hacia un hotel.
El naufragio se debió, según confirmó ayer la compañía naviera Costa Cruceros, a un «error humano» del capitán que acercó hasta unos 150 metros de la costa de esa pequeña isla del mar Tirreno y en la maniobra impactó con un escollo. Hasta el momento se han recuperado 6 cadáveres, entre ellos el de un peruano y un español, y se buscan a otras 29 personas.
Por otra parte, los equipos de rescate utilizaron explosiones controladas para entrar en el crucero italiano semihundido, en una carrera contra reloj para buscar sobrevivientes. Las tres explosiones fueron realizadas para permitir a los bomberos y a los buzos entrar en zonas del barco a las que hasta ahora no habían podido acceder.
El tiempo mejoró levemente desde el lunes pero el mar seguía aún agitado. El gran transatlántico se deslizó un poco el lunes, amenazando con hundir 2.300 toneladas de combustible en las aguas de la reserva natural del Mediterráneo que lo rodean.
El deslizamiento obligó a los equipos de rescate a suspender sus labores para intentar encontrar alguien aún vivo tres días después de que volcase la embarcación, que descansa sobre una pendiente irregular frente al turístico puerto de la isla de Giglio.