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Filosas melodías

Por Luciana Sosa.- Pablo Tendela interpreta melodías con la herramienta y una arco de violín, logrando emocionar a los eventuales transeúntes de la peatonal Córdoba.

Desde hace varios días en la peatonal Córdoba entre Corrientes y Entre Ríos puede combatirse la crudeza del verano con la dulzura de un bolero interpretado a serrucho. Así como se lo conoció en el film Delicatessen, de Jean Pierre Jeunet, Pablo Tendela ameniza cada mañana céntrica con el sonido de su instrumento: un serrucho tocado con un arco a modo de violín. Frente a una de las perfumerías más paquetas de la ciudad, este profesor de arte callejero remite al público mayor y a los momentos de oro de su juventud, con una gorra negra que espera por dinero del público generoso.

Pablo aclara que no es luthier “porque este instrumento ya existía desde hace años, sólo hice uno propio y vengo a la peatonal para compartir un poco de música”.

“Más allá del calor la gente se detiene y me escucha, algunos sacan fotos, otros se ponen a cantar cuando reconocen la melodía y hasta me han acercado sus teléfonos celulares para que otra persona, del otro lado, pueda escucharme, la verdad que lo que se comparte cada mañana con la gente no tiene precio”, manifestó. Tal es así que una pareja de estadounidenses pasó por la peatonal y al escuchar a Tendela lo grabaron en su cámara digital y luego siguieron con su paseo por la ciudad.

Una mujer que peinaba canas muy elegantemente, se emocionó cuando escuchó el suspiro del serrucho, “de jovencita bailaba este bolero con mi esposo, mirá de lo que me vengo a acordar  hoy”, expresó.

El artista recordó entre risas la incredulidad de algunos espectadores: “Muchos me han revisado mis espaldas para constatar que no tenga una grabación y que sólo hiciera la mímica, en tanto, algunos chicos dicen que la música la hago con la boca así que tengo que tocar un tema mordiéndome los labios para que me crean”.

Hasta hace un tiempo Tendela era acompañado por dos guitarristas. Hoy, con un pequeño reproductor de MP3 conectado a un amplificador, hace sonar las guitarras. “Es la única ayudita que tengo para que todo esto suene mejor, igual, puedo tocar sólo el serrucho y a la gente le va a gustar igual, pero siempre hay que dar lo nuestro de la mejor manera posible”, dijo.

Se lo puede  encontrar de lunes a sábados de10 a13 y los domingos en la feria de Oroño y el río. “Allí la buena onda con la gente de la misma feria es increíble, nos hacemos mutua compañía y la gente que visita los stands se engancha mucho con esta música. Por suerte esta actividad me ha dado muy buenos momentos y espero que sigan así, si la gorra trabaja bien, buenísimo, pero si viene medio vacía, me llevo todas estas vivencias que sólo te da la calle”.

El artista comentó haber conocido varios luthiers en estas jornadas céntricas y que muchos de éstos lo han invitado a su casa para ver esas creaciones.

Una anécdota que hasta el día de hoy emociona a Tendela es la del anciano que hace un par de años le llevó una foto. “El señor había sido marino mercante en París de los años 50 y luego de verme algunas veces me trajo una foto que había sacado a dos chicos en un barco, uno tocando el acordeón y otro el serrucho, con la particularidad de que al que tocaba el serrucho le faltaba un brazo y tenía un dispositivo para sostener el instrumento. Sería bueno que ese señor volviera, es bueno mantener estos contactos”, anheló.

En su repertorio hay boleros, temas de películas y cuando dejó de dialogar con El Ciudadano la gente se fue uniendo, ante la melodía sensible de “Yesterday”, de The Beatles. “En general me llevo mejor con la gente grande, sobre todo porque reconocen las melodías, de todas formas es muy gratificante cuando un pibe de 15 años te deja un billete en la gorra, esa conexión que se logra, haberle tocado una fibra sensible al chico que debe estar todo el día pensando en los juegos electrónicos y la música que proviene desde la computadora es increíble”.

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