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El viejo vinilo no se rinde y da pelea

Por Sebastián Smith, Noticias Argentinas.

En el duro mundo de los iPods y los reproductores MP3 en el que el CD se encuentra en vías de extinción y los cassettes son objetos de la edad de piedra, y en pleno debate por impulsar una ley antipiratería en Estados Unidos, el viejo vinilo que muchos daban por muerto está protagonizando un regreso inesperado.
Nada podría parecer más fuera de lugar hoy en día que un tocadiscos y los vinilos de 33 y 45 revoluciones por minuto.
Sin embargo, en Brooklyn (sudeste de Nueva York), la fábrica de Thomas Bernich produce discos de vinilo por decenas de miles, alimentado su renacimiento, y las ventas.
“Es mi bebé. Y está creciendo”, dice Bernich, de 40 años, en su minimalista oficina de la firma Brooklynphono.
La pequeña usina situada en un barrio popular zumba con el sonido de las máquinas y las hileras de tuberías tipo spaghetti que entregan vinilo derretido, que será convertido en brillantes discos con surcos casi invisibles de música.
Bernich lanzó su comercio con muy poco dinero hace unos diez años. Ahora tiene cuatro empleados fijos y dos a medio tiempo, fabrica unos 250.000 discos por año y planea duplicar su capacidad de producción.
En una era de descargas casi instantáneas de música y bateas enteras almacenadas en un dispositivo del tamaño de un encendedor, el misterioso proceso de hacer discos de vinilo desafía las convenciones.
Aun así, se trata de un mercado en pleno desarrollo.
Alan Bayer, propietario del comercio online de venta vinylrevinyl.com, señala que el vinilo se niega a seguir los pasos del cassette o el CD.
“Los únicos comercios de música que lograron sobrevivir en mi área son aquellos que dedican un importante porcentaje de su espacio a los vinilos”, indicó por correo electrónico desde California.
Los puristas juran que la música suena mejor en los vinilos que los archivos digitales comprimidos y los coleccionistas corren a la caza de los ejemplares raros y sin rayaduras.
Los jóvenes DJ’s convirtieron la vieja tecnología de sus padres en elementos imprescindibles de las discotecas de moda, y las bandas buscan hacerse un nombre encargando ellas mismas vinilos como un modo de destacarse en el océano de YouTube.
“Le damos a una banda un disco, ellos hacen 300, después conducen por todo el país durante el verano tocándolo y los discos se venden hasta el último en la parte de atrás de la camioneta”, explica Bernich.
Además de ayudar a crear una base de fanáticos, las bandas nuevas con un vinilo encuentran a menudo sellos discográficos que “las toman en serio”.
Scott Neuman, presidente de ForeverVinyl.com, otro comercio en línea, asegura que las ventas de vinilos nuevos está superando por primera vez la de los usados.
Mientras tanto, este último mercado “está siendo inundado” de gente que vacía sus sótanos para tratar de ganarse unos dólares.
Los vendedores minoristas pagan unos 25 centavos de dólar por un vinilo y los revenden entre uno y cinco dólares, según Neuman. Sin embargo, las ediciones más raras se van de las bateas por 100 dólares o más.
Neuman dijo haber obtenido 10.000 dólares por una cubierta del álbum Street Fighting Man de The Rolling Stones, que fue retirada del mercado poco después de su publicación por mostrar a un policía pegándole a un civil.
Los fanáticos afirman que hay un atractivo físico en el vinilo y el ritual del tocadiscos que no existe con el MP3 o el CD.
“Es personal. La última década ha sido la era de la información. Hay muchas cosas que son intangibles. La gente quiere salir y tener cosas tangibles porque ahora se aprieta un botón y llega un paquete a casa”, precisa Jeff Ogiba, que abrió Black Gold, un negocio de vinilos con un café en Brooklyn, hace un año y medio.
Bernich asegura que producir discos no es sólo diversión. “Es un trabajo duro y mal pago”, señala, comparando su fabricación, que depende de variables como la temperatura del aire o los inconsistentes componentes químicos del vinilo, a “un disparo en la oscuridad o a un blanco en movimiento”.
De todos modos, la magia está allí también y el año pasado Brooklynphono fabricó todos sus discos a partir de vinilos reciclados, montañas de LP’s de Neil Young, que renacieron con música nueva.

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