Lo que hasta hace unas semanas era una alarma, se convirtió en un problema a resolver por las autoridades de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Se preveía que los clubes europeos no le iban a renovar los contratos a los jugadores argentinos que en junio finalizan sus vínculos. Y llegó la primera víctima del cambio de calendario de Los Pumas: Horacio Agulla.
Podrían seguir el camino del ex Hindú el apertura Ignacio Mieres (Exeter), además de los rosarinos Juan Imhoff (Racing Metro) y Leonardo Senatore (Toulon), que llegaron por medical joker.
El hecho de incorporarse recién en octubre después de disputar el Rugby Championship y con la ventana de noviembre por jugarse, hace que las entidades del Viejo Continente no contraten a rugbiers argentinos que sean citados por el seleccionado.
Para poder ingresar al Cuatro Naciones se necesitó la intervención del Consejo de la International Rugby Board, que aprobó para Argentina que durante el torneo en cuestión se aplicará la Regla 9, que establece que “el rugby internacional de alta calidad es el de mayor interés para el deporte en todos sus niveles”.
Y continúa: “Uniones y clubes se benefician si los jugadores juegan rugby internacional porque incrementan su valor y elevan los retornos comerciales. Por ello, una Unión debe poder seleccionar y tener disponibles a los jugadores que requiera para partidos internacionales y lo arme y desarrolle las estrategias en sesiones de entrenamiento nacionales (concentraciones) para poder asegurar que la calidad e integridad del rugby internacional se mantenga”.
Las normas obviamente están para ser cumplidas y los clubes europeos no quieren estar al margen de lo establecido por la entidad que rige los destinos del deporte ovalado, pero a su vez buscan defender sus intereses, y para no verse perjudicados en el futuro antes de contratar a un argentino, lo pensarán más de una vez.
El caso Agulla saltó a la luz por declaraciones que realizó el director de la entidad inglesa Richard Cockerill a la BBC: “El jugador y el club estamos un poco decepcionados, pero hay que tomar decisiones difíciles”.
“Desafortunadamente para él ese es el caso, y puede serlo para muchos otros jugadores argentinos”, explicó Cockerill. Y agregó: “Sólo se incorporarán a mitad de temporada y eso es muy complicado para muchos”.
Horacio Agulla es uno de los referentes del equipo que dirige Santiago Phelan y su presencia en la primera participación de Los Pumas en el Cuatro Naciones es casi un hecho.
Ignacio Mieres es el argentino que más posibilidades tiene de seguir los pasos de Agulla. El ex Deportiva Francesa, que tiene disputados un puñado de partidos con el seleccionado argentino, no sólo es titular en Exeter Chiefs, su club en Inglaterra, sino que está jugando en gran nivel, con lo cual desde el staff técnico de Los Pumas seguramente lo están siguiendo y posiblemente se lo convoque para la ventana de junio, con lo cual el back tendría chances de estar en el plantel para el Rugby Championship.
Desde la UAR aún no se han escuchado declaraciones pero seguramente Manuel Galindo, presidente de la subcomisión de rugby profesional y mano derecha de Luis Castillo, quien junto a Agustín Pichot fueron los encargados de llevar adelante las negociaciones tanto con la IRB como con la Sanzar y los clubes europeos, estará por estos días realizando gestiones para buscar una solución al problema que se avecina.
La solución más lógica es que los jugadores argentinos que quieran emigrar lo hagan a clubes del hemisferio sur, ya que no habría problemas de calendario, pero para esto los rugbiers criollos deberán generar el interés de las franquicias que integran el Súper Rugby (clubes de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica).
Otra solución pero pensada a futuro es la de fundar una franquicia en el Súper XV con jugadores argentinos, idea que cobraría más fuerza si Los Pumas tienen una buena actuación en su primera participación en el torneo de selecciones ante sus rivales del hemisferio sur.
La inclusión de Los Pumas en una competición anual era el gran anhelo del rugby argentino. Y con mucho esfuerzo se logró. Ni Castillo, Pichot y compañía pensaron que iba a ser fácil el camino para jugar con los grandes del sur.
Teniendo en cuenta que el deporte ovalado está creciendo a pasos agigantados en términos económicos y los clubes europeos defenderán sus intereses, la dirigencia de la UAR deberá utilizar con eficacia la muñeca política para buscar la solución más beneficiosa para el rugby argentino.
