“Tenemos como objetivo contribuir a reducir el hambre solicitando la donación de alimentos aptos para el consumo, almacenándolos y distribuyéndolos a entidades de asistencia directa. Además queremos educar acerca de la naturaleza del problema de hambre y sus soluciones”, explicó Luciano Schiaffino, secretario de la Asociación Civil BAR (Banco de Alimentos Rosario) que hasta la fecha entregó más 10 mil kilos de alimentos no perecederos a 22 entidades beneficiarias que asisten a más de 5.800 chicos de Rosario y zona de influencia. El banco surge desde una organización civil sin fines de lucro llamada Moverse, comprometida con la responsabilidad social empresaria, y a través de una de sus divisiones que es Nutrición e Infancia. Desde esa comisión surgió la necesidad de generar un Banco de Alimentos, a cargo de Daniel Vázquez, ejecutivo de la empresa Cargill. “Vázquez empezó a convocar a empresas y empresarios interesados en la temática y así fue que se conformó un grupo promotor para sacar adelante esta iniciativa”, apuntó el secretario de la asociación. El BAR está adherido a la red que integran otros 15 bancos de todo el país que ayuda al intercambio de mercadería. El depósito, donde llega el alimento donado, está ubicado en lo que fuera la Cocina Centralizada, en inmediaciones de Felipe Moré al 900. Desde allí, se comenzará a capacitar a quienes reciben el alimento. “Tenemos kilos de sémola esperando y no la retiran porque no la conocen o porque no saben qué se puede hacer con ella. Contamos con una nutricionista para que pueda informar y variar el menú de los chicos”, apuntó Schiaffino.
El Banco de Alimentos surgió en los Estados Unidos en la década del 60, cuando se trataba de encontrar una distribución equitativa de los alimentos. “Somos un puente con las entidades beneficiarias y la mercadería donada. Lo que hacemos de manera rápida es una clasificación y distribución. La idea es que el depósito esté con poca mercadería. Lo que llega se distribuye. Llamamos y le decimos lo que tenemos. Los días viernes se entrega la mercadería”, graficó el secretario de BAR.
— ¿Cuál es la mercadería que no puede ser comercializada y sí donada?
— Por algún problema que puede tener el packaging, o estar cerca del vencimiento. Apenas llega esa mercadería, se clasifica y se entrega rápidamente. De otra manera, la mercadería es destruida y eso tiene un costo para las empresas. Lo que logramos es que todas las grandes productoras de alimentos nos donen esa mercadería. Teniendo en cuenta que no existe una ley donal —y todo el riesgo que ello implica—, las empresas siguen donando y nosotros logramos una rápida trazabilidad. Le enviamos un reporte a la empresa donante para que sepa dónde fue entregada.
— ¿Las entidades pagan algo simbólico por los alimentos?
— Es algo mínimo, 80 centavos el kilo. Ese dinero nos sirve para pagar algunos gastos fijos como el sueldo de una coordinadora que se comunica con las entidades y el responsable del depósito. Además, recibimos donaciones de dinero que nos sirven para comprar alimentos al costo. Por ejemplo, con Vicentín hicimos eso: compramos 1.170 litros de aceite, pagando el litro a menos de la mitad. El resto lo dona Vicentín.
— ¿Qué requisitos se contemplan para que el BAR asista a un comedor?
— Por una cuestión de transparencia, lo primero que pedimos es que tengan sus papeles al día, que tengan personería jurídica. En caso de no tenerla, los ayudamos con el trámite. Lo que buscamos, al ser una organización apolítica, es que la mercadería llegue a los que más lo necesitan y que no haya punteros políticos de por medio, por ejemplo.
— ¿Cuentan con el apoyo de la Municipalidad?
— Nos ayuda con personal de campo para visitar los lugares, donde los auditamos, les preguntamos a cuántas personas están asistiendo, qué tipo de ayuda están dando, si es copa de leche, si es almuerzo o las dos cosas. Toda esa información está en una planilla, se audita y luego que se comprueba. Entonces, se los habilita a recibir la mercadería. Además, trabajamos codo a codo con la responsable del Instituto del Alimento, Susana Dueñas, y Bromatología. Contamos con la habilitación de Bromatología, que coloca un sello para marcar que el alimento se puede consumir. Una lata que está abollada o que tenga problemas con la etiqueta y no va a la venta nos sirve a nosotros. Recibimos cajas de Zucaritas, cuyos paquetes estaban rotos pero las bolsas estaban sanas. Los grandes supermercados tienen alimentos que sacan 15 días antes de la góndola porque es su política. Una cosa es el vencimiento y otra es cuando dice “consumir preferentemente antes de”. Trabajamos con todas las empresas líderes como Kraft, Molinos, Unilever. También están adheridos dos Carrefour, Vea y Walmart en Buenos Aires. A nivel local, está La Reina, Micro Pack. También nos ocurre que el Hogar del Huérfano recibe donaciones y nos llaman a nosotros cuando ellos tienen sobrantes y nosotros les enviamos a ellos lo que estén necesitando en ese momento.
— ¿Cómo es la relación con los otros 15 bancos?
— La red nos ayuda cuando hay algún excedente en alguna zona y hacemos intercambios de mercadería. En este momento tenemos mil kilos de pan rallado. Entonces, mandamos 500 kilos a Buenos Aires y ellos nos mandan aceite, por ejemplo. Los alimentos que más salida tienen son arroz, fideos, lentejas, aceite, azúcar, yerba y leche en polvo. Pero nos pasó a fin de año, para las Fiestas, que Coca Cola nos mandó una partida de 80 packs –seis botellas de medio litro– que vencía el 12 de enero. De inmediato les avisamos y eso lo donamos directamente. Los pibes tuvieron su botella de Coca en la mesa, algo poco habitual en un comedor humilde. Pero también nos ocurre que tenemos kilos de sémola, que es algo muy nutritivo, y no la piden por desconocimiento. Se pueden hacer ñoquis o postrecitos. Por eso, contamos con una nutricionista para poder capacitar a quienes están al frente de las cocinas.
— ¿Sólo ofrecen alimentos no perecederos?
— Por ahora sí. La ex Cocina Centralizada cuenta con seis enormes cámaras frigoríficas que están paradas. Pronto se pondrá en funcionamiento una para el BAR y allí podremos recibir yogures, quesos, mayonesas, etc. La cámara nos va a permitir por ejemplo guardar yogures que nos ofreció Danone, que estaban a 10 días de su vencimiento y los mandamos a Buenos Aires porque ellos tienen cámaras de frío. Cuando contemos con la cámara también iremos por frutas y verduras, algo fundamental en la dieta de los chicos. Necesitamos más donantes de mercaderías, fondos y tiempo con los voluntarios más la donación de logística. Nos pasó que nos llamaron de Venado Tuerto para buscar una partida de alimentos pero no nos daban los costos para ir a buscarlos.