La reducción del saldo comercial argentino, que cayó de 17.000 millones de dólares en 2009 a 10.300 millones en 2011, motorizó acciones del gobierno para impedir un mayor deterioro en el ingreso de dólares en los próximo años. Dentro de estas medidas, se destaca el freno a las importaciones, una decisión cuestionada por los actores económicos pero que partió de un diagnóstico sobre las causas de la progresiva merma del superávit.
La consultora Finsoport destacó en su último informe que el superávit comercial actúa como un pilar macroeconómico porque permite reducir el endeudamiento respecto de los agentes extranjeros, contribuye a contrarrestar los episodios de corridas cambiarias y evita ajustes abruptos en el tipo de cambio nominal que se trasladen a los precios domésticos.
El documento económico reconoció que el diagnóstico del gobierno es correcto: el desplome del saldo comercial se explica por la escalada de las importaciones. Según datos de Finsoport, las exportaciones registraron un aumento acumulado de 181 por ciento entre 2003 y 2011, pero las importaciones saltaron un 300 por ciento en el mismo lapso, (dentro del cual subieron un 31 por ciento en 2011).
El alza de las compras externas mostró una evolución diferenciada entre cantidades y precios. En 2011, las cantidades importadas crecieron 19 por ciento respecto de 2010, frente a un incremento de 10 por ciento de los precios, recordó Finsoport. El informe remarcó que la importación de Bienes de Capital se basó en cantidades, principalmente de aviones, computadoras portátiles, grupos electrógenos, tractores, vehículos y chasis con motor y cabina para transporte de mercancías. En el caso de compras de Bienes Intermedios, hubo un aporte “simétrico de los precios y de las cantidades”, con preponderancia de fosfato diamónico y monoamónico, de tubos soldados utilizados en oleoductos o gasoductos, de alúmina calcinada, de minerales de hierro y de urea con contenido de nitrógeno. Por último, cantidades y precios se potenciaron para el caso de la importación de combustibles y energía, un rubro que gravitó con fuerza en la caída del superávit comercial.
Las restricciones a la importación incluyeron 600 licencias no automáticas en 2011 y otras medidas antidumping, salvaguardias, compromisos de precios y exigencias informales a los importadores, enumeró Finsoport. Precisamente, según la organización Global Trade Alert, Argentina lidera la lista de países que más medidas proteccionistas tomó en los últimos doce meses. También está en la cima de países al considerar los últimos tres meses de 2011.
“Buena parte del efecto de las restricciones a las importaciones se observó en el último bimestre de 2011, momento en que el gobierno aplicó al máximo aquellas con el propósito de preservar un superávit comercial superior a u$s 10.000 millones”, aportó Finsoport. Pero el documento considera que la implementación de barreras a las importaciones tiene un efecto limitado en el “proceso de continuo deterioro del saldo comercial”. Los sectores exportadores se ven afectados porque no pueden expandir sus ventas a otros países ante la escasez de insumos, mientras el crecimiento de la demanda interna presionan al alza las importaciones. “En tanto no se implementen políticas que actúen en aras de diversificar la estructura productiva argentina y de incrementar la capacidad instalada doméstica, el último pilar macroeconómico argentino se debilitará continua e irremediablemente”, conjeturó Finsoport.
Para el informe, esa política debería alcanzar a las ramas industriales y al sector energético. En un contexto de crecimiento moderado y precios internacionales estables, el mayor aumento de importaciones sobre las exportaciones “derivaría en la extinción del superávit comercial hacia 2013/2014, lo que determinaría un ajuste en los principales agregados macroeconómicos”, concluyó.