La actividad económica fue casi nula ayer en Grecia debido a una huelga general convocada por las centrales sindicales del sector privado (GSEE), y del público (Adedy) para protestar contra un nuevo paquete de medidas de austeridad que las autoridades están negociando con los acreedores del país y que incluye el despido de 15 mil empleados públicos. Más de 10 mil personas se movilizaron por el centro de Atenas y fueron reprimidas con gases por la policía antidisturbios, y al menos una decena de manifestantes fueron detenidos. A la vez, el gobierno no pudo avanzar en pos de un nuevo rescate para evitar el default.
La troika –la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)– no consiguieron cerrar un acuerdo para consagrar la nueva oleada de austeridad a cambio de un nuevo y multimillonario plan de ayudas. Los partidos griegos se resisten a tragar la amarga píldora, con los comicios a la vuelta de la esquina. Y el premier interino Lucas Papademos se reunía anoche de nuevo con la troika para intentar alumbrar un documento final, según fuentes políticas
“No a los despidos del sector público”, “No a la de cortar el salario mínimo”, decían los carteles de protesta que llevaban los manifestantes bajo el frío y la lluvia que azotó la plaza Sintagma de Atenas. Un grupo quemó una bandera alemana frente al Parlamento y trató de prender fuego a otra que tenía estampada la esvástica nazi, como reacción a las llamadas de Berlín para una estricta disciplina presupuestaria.
Por su parte, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, culpó a las partes por el fracaso para alcanzar un consenso sobre las negociaciones de la deuda con la UE y el FMI de Grecia. El funcionario dijo: “Las nuevas medidas de ajuste son duras pero necesarias, puesto que nadie es Hércules para luchar en solitario contra una Hydra, debemos afrontar esta batalla todos juntos, y convencer a los griegos de la necesidad de este programa, sin mezquindades ni arrogancia, así como ajustarnos a la solución elegida, que es permanecer en el euro, quedarnos en Europa, y luchar para recuperar el terreno perdido”.
Para los griegos, nuevos recortes significan una recesión aún mayor de la que ya sufren. “Nos están arrastrando al fango. No lo entiendo”, aseguró un manifestante frente a las cámaras de la cadena televisiva Euronews. “Todos los políticos deberían renunciar y dejar en paz a la gente. Los griegos ya estamos bastante destrozados. Hemos trabajado durante 30 años para tener una vida mejor y ellos no hicieron más que empeorar las cosas”, se lamentó una mujer de alrededor de 70 años.