Por: Paulo Pécora
Charly, que abrió su show cantando “Rezo por vos”, como una forma de demostrar su cariño y admiración hacia el “Flaco”, consideró que “este es un día medio raro porque acá falta algo”, y antes de cerrar una presentación de más de dos horas afirmó emocionado: “Le deseo lo mejor al alma de mi amigo Spinetta, el mejor de todos”.
Un poco antes, cuando todavía era de día en el aeródromo Santa María del valle de Punilla, donde se realiza el festival, su hijo Dante ofreció con los IKV, su banda, una poderosa y celebrada versión del tema de Pescado Rabioso “Post crucifixión” y afirmó con optimismo: “Mi viejo está acá hoy. Está acá, y por eso vamos a seguir celebrando la vida”.
Cuando la banda que Dante lidera con Emmanuel Horvilleur subió al escenario y comenzó a tocar su viejo tema “Chaco”, un grupo nutrido de jóvenes que estaba a escasos metros del escenario se hacía escuchar a los gritos, entonando una curiosa canción: “El Flaco no se murió… el Flaco no se murió. Está tocando con Pappo para los pibes de Cromañón”.
Remeras, videos, fotos, música y recuerdos, Spinetta estuvo en boca de todos durante esta concurrida jornada, e incluso los portorriqueños de Calle 13 ofrecieron su propio homenaje al gran poeta y músico argentino, improvisando “con mucha humildad” las bellas estrofas de “Todas las hojas son del viento”, inspiradora canción que abre “Artaud”, el mítico álbum de Pescado Rabioso.
Pero además de las numerosas demostraciones de afecto y admiración -tanto de los artistas como del público- hacia el talentoso fundador de bandas como Almendra e Invisible, el festival se convirtió, en varios tramos, en una tribuna para el compromiso y la denuncia ecológica, especialmente en manos de Jauría y los Calle 13, que se quejaron de la minería a cielo abierto y el uso de agro tóxicos.
El grupo liderado por el ex Attaque 77, Ciro Pertusi, invitó a subir al escenario a un grupo de madres del barrio Ituzaingó de Córdoba, “un sector rural donde -según dijo el cantante- se fumiga con agrotóxicos y están matando gente y lo están ocultando por los negocios sojeros que están en juego. Tenemos que hacer algo, porque toda esta gente la está pasando muy mal”.
Por su parte, René, el carismático e hiperactivo cantante del grupo caribeño, presencia internacional que concentró la atención de un público tan numeroso como heterogéneo del festival, desplegó sobre el escenario una bandera que advertía sobre los peligros de la minería a cielo abierto.
El festival comenzó a las 15.50 con la presentación de Go Go Blues en el escenario secundario, donde tocaron bandas muy populares y rockeras como El Bordo, Ojos locos, La 25, CJS (siglas que correspondían a los ex Callejeros y que hoy significan Casi Justicia Social, la nueva banda de Pato Fontanet) y Los Gardelitos.
En el escenario principal la actividad comenzó a las 17.25 con la presentación de Armando Flores, a los que siguieron El Kuelgue y los ascendentes Eruca Sativa, luego de los cuales llegó el poderoso set de Jauría, banda de pesos pesados que provienen de Attaque 77, Cabezones, El Otro Yo y De Romanticistas Shaolin`s.
La banda de Pertusi le puso calor a la tarde con temas como “Indios Quilmes”, “Ascenso”, “Morgue corazón” y el clásico de Gilda en versión de Attaque 77 “No me arrepiento de este amor”, pero también con sus letras de alto compromiso social, conciencia ecológica y militancia política, en las que se denuncian injusticias y desigualdades y también, cómo en “Canción inútil”, se hace mención a “los desaparecidos de ahora, de antes y de siempre”.
Luego llegó la psicodelia y el skate rock de Massacre, que de la mano de Wallas, su cantante, hizo vibrar a una audiencia que todavía permanecía un poco tímida con una versión acelerada del clásico de Almendra “Ana no duerme”, al final de la cual mencionó a Spinetta, gritando a los cuatro vientos: “¡Gracias, muchas gracias Flaco por todo lo que nos diste y enseñaste!”.
“Te leo al revés”, “Muerte al faraón”, “Tengo captura”, “La octava maravilla”, “Ringo”, “Tanto amor” y “La reina de Marte”, fueron algunos de los clásicos de esta banda de casi 30 años de trayectoria, que se curtió en el under porteño y mantuvo una coherencia admirable antes de llegar a grandes escenarios como éste.
Luego llegó el esperado show de los Illya Kuriaki, el dúo conformado por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, que hace muy poco volvió a escena después de un paréntesis de diez años y que, además de recorrer su repertorio de los temas más célebres de su carrera, estrenó en este Cosquín Rock una nueva canción llamada “Funky futurista”.
La banda, una de las más aplaudidas de la noche, que demostró que le queda muy bien su estilo particular que cruza hip-hop, funk, soul y rock, hizo bailar a miles de fans mientras repasaba temas movedizos como “Chaco”, “Welcome to the Jaguar House”, “Coolo”, “Remisero” y “Abarájame”.
Más tarde llegaron los estupendos Calle 13, uno de los puntos más altos del festival en materia de música y despliegue escénico, y los siguieron los populares Las pastillas del abuelo, una verdadera decepción artística que inexplicablemente -por la escasa calidad de su música y su poesía- precedió al genial Charly García.