El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, manifestó que «Malvinas es parte de una política de Estado donde el pueblo argentino encuentra su identidad cultural fundacional», al tiempo que afirmó que «es imposible pensarlo de otro modo».
Domínguez respondió así a declaraciones del arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor José María Arancedo.
El diputado nacional destacó que «la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inició acciones diplomáticas ante las Naciones Unidas para la desmilitarización del Atlántico Sur con la presencia de todos los sectores políticos, económicos, sociales y partidos que componen el arco político argentino, marcando claramente que no se trata de una estrategia de utilización política de la causa Malvinas, sino de un reclamo genuino de toda la sociedad».
En este sentido, el titular de la Cámara Baja nacional resaltó que «Malvinas es parte de una política que tiene que ver con el pueblo argentino”. “La política de Estado coincide con el despertar de la conciencia nacional de los argentinos, y nadie puede dudar que Malvinas es una política que unifica los intereses permanentes del Estado argentino y de los partidos políticos que son los representantes naturales del universo plural de la soberanía política», detalló.
«Los gobiernos democráticos tienen todo el derecho político que les confiere el pueblo, a través del voto a impulsar acciones que definan la postura de una Nación ante los organismos internacionales, como la Resolución 2065 de la ONU que debe ser acatada por Inglaterra», indico el presidente de la Cámara de Diputados.
Finalmente, Domínguez recordó: «Las acciones llevadas adelante por nuestro país no sólo cuentan con el apoyo unánime de la sociedad argentina, sino de toda América Latina, en base a una política internacional que distingue nuestra lucha diplomática».
Fidel también criticó al Reino Unido
El líder cubano Fidel Castro afirmó que a Gran Bretaña «no le queda más remedio que negociar con Argentina e irse de las Islas Malvinas”, durante un encuentro con intelectuales que participan en la Feria del Libro de la Habana, informó este domingo la prensa local.
«No les queda más remedio que negociar e irse. Es tan descarado lo que han hecho: hasta mandaron un barquito, un destructor, un helicóptero con un príncipe que es piloto», dijo Castro a los 117 intelectuales, escritores y científicos de 21 países con los cuales se reunió el viernes por más de nueve horas, reseñó el diario Juventud Rebelde.
El líder comunista, de 85 años, recalcó que “los británicos no tienen nada que hacer ahí” y que “lo único que les queda es irse», al señalar que «ya no está ahí (en el poder, el dictador chileno Augusto) Pinochet, quien fue el que los ayudó en su última guerra contra Argentina», la de las Malvinas, en 1982.
«La situación no es de guerra, pero hay que presionarlos», añadió Castro, retirado del poder desde julio de 2006 por razones de salud.
Subrayó además que «están desesperados, y así reaccionaron cuando Uruguay vetó en septiembre la entrada del barco británico con bandera de las Malvinas, que pretendía abastecerse en el puerto de Montevideo en viaje hacia la islas, una actitud que agradeció el gobierno argentino.
Argentina y Gran Bretaña entraron en una escalada de acusaciones tras la decisión británica de enviar a la zona de Malvinas un moderno destructor, y por la llegada del príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, para una misión como piloto de búsqueda y rescate de la Fuerza Aérea Real.
Buenos Aires, que mantiene un reclamo histórico por la soberanía de las islas bajo control británico desde 1833, denunció el viernes a Gran Bretaña en la ONU por la militarización del Atlántico Sur.
Durante la charla con los intelectuales, Castro, quien está dedicado a escribir reflexiones sobre problemas globales, destacó que la humanidad vive un momento difícil, en el que todos se preguntan qué hacer, pero «hay respuestas».
En ese sentido, elogió la profesionalidad con que trabaja el canal multiestatal Telesur, al que calificó como «uno de los más valiosos instrumentos para difundir la verdad». «El problema no está en las mentiras que ellos (los grandes medios de prensa) digan, sino cómo decimos nosotros la verdad», concluyó.
Entre los intelectuales que acudieron al encuentro estuvieron el Premio Nobel de la Paz de 1980 Adolfo Pérez Esquivel, el teólogo brasileño Frei Betto y el periodista franco-español Ignacio Ramonet.