“Déjenme pensarlo”, respondió Cristina Fernández de Kirchner ante gobernadores y encumbrados dirigentes oficialistas que le sugirieron en los últimos meses que asuma la conducción formal del Partido Justicialista para que sea un instrumento ordenador de las incipientes pujas internas.
Las autoridades partidarias nacionales deberían ser renovadas el 22 de mayo, cuando vence el mandato de cuatro años de la lista de unidad que encabezó Néstor Kirchner y que dejó a Daniel Scioli al frente del partido tras la muerte del santacruceño.
La presidenta ejerce actualmente un liderazgo firme sobre el cimiento político de su gobierno, pero no dio señales claras de querer inscribir su nombre al tope del consejo nacional del Partido Justicialista.
En verdad, hasta ahora buscó posicionarse por encima de esa estructura para contribuir a la política de alianzas con partidos y organizaciones sociales no peronistas que amalgama el Frente para la Victoria. Lo mismo había hecho su esposo hasta que la coyuntura lo llevó a asumir las riendas del PJ en el mismo nacimiento de la crisis con los productores agropecuarios.
Ahora hay otros factores en danza: comienza a vislumbrarse un horizonte político sin reelección para Cristina Kirchner –a excepción de que pueda conseguir una reforma constitucional– que podría condicionar su liderazgo a partir de 2013.
“Debe asumir y luego dejar a algún delegado a cargo porque de esa manera tiene todas las herramientas para definir las candidaturas nacionales”, analizó un operador partidario.
De todos modos, no se descarta que las definiciones se posterguen. Al final de cuentas el PJ sobrellevó sin pudores cuatro años de intervención judicial, desdeñado por Kirchner, hasta marzo de 2008, cuando decidió tomar el control.
La batalla madre
Lo cierto es que esa determinación presidencial está concatenada con lo que ocurrirá sobre otros distritos clave, especialmente en el PJ de la provincia de Buenos Aires, donde despunta una pulseada entre kirchneristas y el sciolismo.
A diferencia del consejo nacional, las autoridades del justicialismo bonaerense tienen mandato hasta fin de año, pero hay sectores opositores al gobernador que pretenden adelantar el recambio para hacerlo calzar con la renovación nacional.
Por lo pronto, la titular interina y ministra de Gobierno de Scioli, Cristina Álvarez Rodríguez, convocará la semana próxima a una sesión del consejo provincial para aceptar formalmente las renuncias de Hugo Moyano y de sus laderos sindicales.
En ese encuentro, además, se emitirá una declaración de respaldo a los gobiernos nacional y bonaerense. Pero más allá de esa contribución salomónica –de una dirigente con llegada a ambas costas– la pulseada posiblemente se precipite.
“Scioli quiere mantener el control del PJ bonaerense, Gabriel Mariotto busca adelantar la fecha y hacerla calzar con el recambio nacional, pero también Julián Domínguez y Florencio Randazzo tienen aspiraciones de conducir”, dijo un encumbrado dirigente del PJ sobre el escenario planteado.
Para aspirar a conducir formalmente el PJ del principal distrito del país, el mentor de la ley de Medios debería primero asumir como consejero de la tercera sección electoral, lo cual es un escollo adicional.
El ex titular del Comfer tiene el respaldo del kirchnerismo puro, y puntualmente de la agrupación La Cámpora, que quiere acompañar su exponencial ascenso institucional con el control de los resortes partidarios bonaerenses. Los intendentes miran con cautela la foto y piensan en el final de la película en 2015.
“Gabriel quiere controlar el PJ, si es con el sello mejor, pero si no ya está desplegando un trabajo territorial importante como para acumular respaldos en intendentes y otros sectores”, de cara a su intento por llegar a la gobernación dentro de cuatro años, explicó un hombre de confianza del vice.
Mariotto ya prepara una demostración de fuerzas para fines de marzo, que –según sus colaboradores– será superadora en número y volumen político del plenario de militantes kirchneristas que encabezó en noviembre pasado en el partido de Esteban Echeverría, antes de asumir como número dos de Scioli.
En ese marco, no se descarta un escenario de internas para dirimir el nuevo timonel del PJ bonaerense y, si bien Cristina Kirchner dio aire a los “ultra K” para ganar terreno político en la provincia, no está clara su postura en torno del partido.
La dupla provincial recompuso en parte sus diferencias en los últimos días, a partir de decisiones del gobernador pedidas por su vice, pero ambos saben que la convivencia será difícil y la pulseada por la seducción de voluntades está abierta.
Tierra macrista
También en la ciudad de Buenos Aires puede haber internas partidarias, ya que en marzo se vencen los mandatos de sus autoridades y por el momento no hay atisbos de que se forme una lista de unidad, en un territorio siempre esquivo para el PJ.
El secretario general de UPCN y actual titular del cuerpo, Andrés Rodríguez, tiene previsto convocar a elecciones para abril o mayo y hay varios que piensan en la conveniencia de que coincida con el recambio del PJ nacional.
Los “camporistas” Andrés Larroque y Juan Cabandié ya están anotados para la carrera; el histórico Dante Gullo también deslizó su intención de conducir el justicialismo porteño, y los sectores que conducen el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el titular del Suterh, Víctor Santamaría, todavía no resolvieron cómo jugarán sus fichas. Cristina tampoco.