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En una celebración íntima, despidieron a Amalia Fortabat

Los restos de la empresaria, fallecida ayer, fueron depositados en el cementerio de la Recoleta. Participaron familiares y amigos. Fue una de las mujeres más ricas de la Argentina, filántropa y una de las principales coleccionistas de arte del país.

La empresaria Amalia Lacroze de Fortabat, la mujer más rica de la Argentina y una de las más influyentes durante la década del noventa, falleció esta madrugada a los 90 años en su casa y rodeada de su familia.

Sus restos fueron velados durante toda la noche y luego depositados en el cementerio de la Recoleta, tras una ceremonia íntima de la que participaron familiares y amigos. Ayer, decenas de personas pasaron por la residencia de la empresaria ubicada en Libertador al 2900, donde le dieron el último adiós.

Apodada «La dama del cemento», empresaria, filántropa y la mayor coleccionista de arte de la Argentina, Amalita había sido retratada alguna vez por el célebre artista plástico norteamericano Andy Warhol, en su piso ubicado en la Quinta Avenida, en Nueva York, propiedad que había vendido recientemente en una suma millonaria.

Sus problemas de salud comenzaron en mayo de 1999 cuando se cayó de una escalera en su departamento, lo que la obligó a someterse a cuatro operaciones de cadera. La causa de su fallecimiento fue muerte natural.

En 2008, días después de mostrarse públicamente en una cena en Puerto Madero, debió ser internada debido a una descompensación cardíaca producida por una trombosis.

El 24 de noviembre de 2010 ingresó nuevamente durante tres días por molestias respiratorias y a partir de ese momento se recluyó casi totalmente y no se la vio en público.

Nacida en 1921, hija de un médico y un ama de casa, «Amalita» tuvo como abuelo a Federico Lacroze, quien estableció la primera línea de tranvías en Buenos Aires en 1880 y hoy se lo recuerda con la estación cabecera de la línea B de subterráneos porteños.

A los 21 años se casó con el abogado Hernán de Lafuente, con quien tuvo a su única hija, María Inés, quien a su vez le dio tres nietos.

En 1947, en Uruguay, contrajo por segunda vez matrimonio con el fundador de la empresa cementera Loma Negra, Alfredo Fortabat, 27 años mayor que ella.

Cuando su marido falleció en 1976, «Amalita» Fortabat debió hacerse cargo de la dirección de la empresa y, unos años más tarde, reconoció lo duro que resultó este trance.

«Cuándo él (por Alfredo Fortabat) se fue, a mí se me cayó todo encima. Así que me puse a trabajar como si entendiera de todo. Y al final entendí. Entendí muy bien», dijo «Amalita», quien heredó 160.000 hectáreas de tierra, miles de cabezas de ganado, propiedades en Buenos Aires, Grecia y los Estados Unidos, tres aviones, un helicóptero, un barco y varios autos de lujos.

El entendimiento tuvo mucho que ver con su buena relación con los gobiernos de turno, en principio con la última dictadura militar, que le permitió triplicar sus ganancias a partir de la elección de Loma Negra para suministrar el cemento para el megaproyecto de construcción de obras públicas, como autopistas y estadios de fútbol.

Con el regreso de la democracia su relación con el poder político no varió, y en la gestión de Raúl Alfonsín, Loma Negra fue la proveedora exclusiva para la construcción de las represas de El Chocón, Yacyretá y Salto Grande.

Más tarde, durante la década menemista, Amalita se quedó con el tren de carga que une el Alto Valle de Río Negro con Buenos Aires, canal estratégico entre sus fábricas cementeras.

Carlos Menem también la designó embajadora itinerante de la Argentina, a partir de sus contactos en el ámbito internacional.

Así se convirtió en la mujer más rica de Argentina, según la revista Forbes, con una fortuna calculada en 1.800 millones de dólares.

En 2005, luego de un proceso de reconversión poco exitoso de su empresa, vendió Loma Negra al grupo brasileño Camargo Correa por 1.000 millones de dólares.

Su pasión por el arte fue una marca en su vida, que la llevó a ser presidente del Fondo Nacional de las Bellas Artes desde 1992 hasta 2003, en el inicio como presidente de Néstor Kirchner.

El Museo Fortabat, localizado en Puerto Madero, alberga su colección de arte privada desde 2008, una de las más importantes del continente americano.

El otro costado de Amalia Fortabat fue la solidaridad que mostró a partir de su fortuna, como cuando durante la convertibilidad, su Fundación destinó más de 30 millones de dólares anuales para obras de salud, educación, investigación, deporte y cultura.

Uno de los casos más recordados sucedió en 1999, mientras se recuperaba de una fractura de cadera y leyó un artículo sobre la trágica historia de Hyre Jasharaj, una joven albanesa de 14 años, refugiada de Kosovo, que perdió un brazo al pisar una mina.

«Cuando leí el artículo me puse a llorar», contó Amalita, y se propuso encontrarla y ayudarla.

Se contactó con un programa de las Naciones Unidas y, a pesar de que donó 500 mil dólares, no pudieron ayudarla a encontrar a la niña.

Finalmente, uno de sus guardaespaldas dio con ella y no sólo pagó su operación, sino que también viajó a conocerla.

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