Durante 2011 el Instituto del Alimento de Rosario realizó 6.300 auditorías a más de 1.600 productoras y establecimientos gastronómicos de los que sólo un 8 por ciento sufrió clausuras o cese de actividades, y en buena parte, se trata de comercios que fueron sancionados por operar fuera de Rosario sin estar en regla para hacerlo. En suma, desde la repartición se mostraron satisfechos por no haber relevado ningún brote de enfermedad producida por el consumo de alimentos en mal estado durante el fin de 2011 y el comienzo de 2012, y más, si como factor extra se agregan los reiterados cortes de energía eléctrica en la ciudad, precisamente en ese período, que además es el de mayor calor y por tanto de mayor cuidado con alimentos.
Según informó el área que brega por la salud alimentaria en la ciudad, desde enero a diciembre del año pasado se realizaron auditorías a 1.670 establecimientos que corresponden al llamado rubro gastronómico (bares, restaurantes, catering) e incluyeron 360 designadas bajo registros nacionales o provinciales para producir alimentos en la ciudad. Fruto de las tareas de relevamiento, se realizaron 150 ceses de actividades y/o clausuras por mala higiene, alimentos en mal estado o de dudoso origen, o falta de habilitación.
Otras causales fueron por contaminaciones cruzadas y funcionar desde la clandestinidad. La totalidad de los casos corresponden a pequeños espacios de producción o venta sin la habilitación del Registro Nacional de Establecimiento (RNE), que permite el tránsito federal de los productos dentro del territorio nacional y en algunos casos hacia los países miembro del Mercosur. Los sancionados fueron empredimientos con habilitación sólo para comercializar dentro del ejido de Rosario. En el cese de actividades interviene el Tribunal de Faltas, desde donde se audita con la ayuda del Instituto hasta subsanar la irregularidad. En la mayoría de los casos, insistieron las mismas fuentes, el cierre fue “preventivo” es decir que opera por un período de entre7 a30 días.
“El laboratorio analizó un total 1.450 muestras realizando más de 6.000 análisis, entre los cuales se tomaron, además de las propias de la ciudad, otras muestras que corresponden al Nodo Rosario. Todos estos procedimientos se realizaron con el único fin de minimizar los riesgos en la población y garantizar a la comunidad “alimentos más sanos y seguros”, informaron desde el área, dependiente de la secretaría de Salud municipal.
Además de las auditorías programadas desde la repartición, se recibieron 360 denuncias de distinta índole –falta de higiene, habilitación municipal, y otras–, que demandaron igual número de auditorias. “No hemos tenido brotes durante fin de año, que siempre es un momento delicado por las fiestas y más cuando se piensa en los cortes de energía que sufrió la ciudad”, explicó a El Ciudadano Jorge Baigorri, integrante del departamento de Educación del Instituto. Durante el mes pasado, el número telefónico de denuncias sonó sólo 20 veces para plantear presuntos malos manejos de alimentos.
Tal como señalara previamente a este diario la ingeniera Susana Dueñas, directora del Instituto del Alimento, durante los períodos estivales se incrementa el seguimiento a las fábricas de bebidas analcohólicas y heladerías, que tienen su mayor actividad en el verano y en invierno se dedican a poner a punto la fábrica.
“En el Instituto trabaja un cuerpo de casi 30 auditores de distintos perfiles profesionales –licenciados en química, ingenieros en alimentos, agrónomos, veterinarios, farmacéuticos y especialistas en higiene y seguridad en la industria–, que nos permiten un abordaje integral de cada situación a relevar”, explicó Dueñas. De acuerdo con la funcionaria municipal, los programas de inspección funcionan durante todo el año a partir de los criterios de riesgo y, dependiendo de la época del año, se intensifican ciertos controles de auditoría, como en el mencionado caso de las heladerías.