El tribunal de Milán consideró prescrito el delito de corrupción de testigo, del que estaba acusado el exjefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi en el caso Mills, por lo que pone fin así a cinco años de procedimiento. La fiscalía había pedido cinco años de cárcel y la defensa reclama la absolución o si no la prescripción.
Durante el juicio en el que hubo numerosos sobresaltos, el Cavaliere estaba acusado de haber «comprado» por un valor 600.000 dólares los falsos testimonios de su ex abogado británico David Mills en dos procedimientos de los años 90.
La juez Francesca Vitale, tras retirarse unas tres horas en la cámara del consejo, anunció en menos de un minuto la prescripción del delito en una sala de audiencia repleta de periodistas. El fiscal, Fabio de Pasquale, se limitó en declarar a la prensa: «sólo quiero irme».
David Mills fue declarado culpable, en un juicio separado, por haber recibido dinero de Berlusconi. Fue condenado en febrero de 2009 en primera instancia a cuatro años y medio de cárcel, una pena confirmada en apelación, antes que la Corte de Casación pronunciara la prescripción en febrero de 2010, a la vez que denunciaba la existencia de un «caso de corrupción gravísimo».
«Il Cavaliere» está enfrentado a la justicia de su país desde hace dos décadas. En 1997 y 1998 fue condenado en primera instancia en tres ocasiones a un total de 6 años y 5 meses de prisión por corrupción, falsificación de cuentas y financiación ilícita de un partido político. En todas las ocasiones se benefició de la prescripción de los delitos.
Actualmente está encausado en otros tres procesos: el Rubygate por prostitución de menores y abuso de poder, otro por fraude fiscal en su imperio Mediaset y un tercero, Unipol, por «violación del secreto de instrucción» después de que uno de sus diarios transcribiese conversaciones cubiertas por el secreto de instrucción.