En el sexto día seguido de protestas por la quema de ejemplares del Corán en una base de Estados Unidos en Afganistán, murieron un soldado estadounidense y un manifestante frente a otro cuartel norteamericano, pese a un llamado a la calma del presidente Hamid Karzai a la población.
Ambos perdieron la vida durante el transcurso de un ataque con granadas de mano frente a un cuartel de las tropas de Estados Unidos en la norteña provincia de Kunduz, instalación que los manifestantes intentaron tomar por asalto.
Sayed Sarwar Hussaini, vicejefe de la policía provincial, informó que «20 mil personas salieron a las calles para protestar contra la quema del Corán», reportó la agencia DPA.
«Los manifestantes intentaron asaltar una base militar de las fuerzas internacionales en el distrito», subrayó el jefe policial, quién aseguró que «algunos de los manifestantes iban armados y lanzaron granadas de mano dentro de la base».
Versiones sin confirmar indicaron que otros seis soldados estadounidenses y quince policías afganos resultaron heridos.
Mientras tanto, la OTAN confirmó que se produjo una explosión en otra base de la ISAF (Fuerza Internacional por Afganistán) en el norte del país, pero aseguró que no hubo bajas.
El presidente afgano, Hamid Karzai, horas antes había exhortado a la población, en un mensaje por televisión, para que mantuviera la calma.
Al solicitarles contención a sus conciudadanos, el mandatario dijo que «la emoción del pueblo en este asunto es legítima y respetable», pero agregó que aunque comparten su dolor, deben mantener la calma. Durante su mensaje, Karzai pidió a Estados Unidos que castigue a los responsables del episodio de la quema de ejemplares del Corán por soldados de ese país, el martes último en la base aérea de Bagram.
«En nombre del pueblo afgano del mundo islámico, llamamos al gobierno estadounidense a pedir cuentas a los responsables», puntualizó el mandatario afgano.
Durante las violentas protestas desatadas desde el martes pasado en todo el país como respuesta a la quema de libros sagrados, que las autoridades estadounidenses consideraron un error, ya murieron alrededor de 32 personas, incluidos cinco soldados estadounidenses.
Este sábado, dos asesores militares murieron tras ser atacados dentro del Ministerio del Interior en Kabul, aparentemente por un miembro de los servicios secretos afganos, Abdul Sabbor, de 25 años, identificado por las autoridades como «el presunto sospechoso».
Sabbor, que se unió a la policía hace dos años y era uno de los más altos responsables de seguridad del Ministerio, habría huido, dijo a DPA un funcionario afgano que pidió mantener el anonimato.
Las fuerzas de seguridad ya registraron su casa en la provincia nororiental de Parwan, al norte de Kabul, y detuvieron a varios familiares, informó la televisión local Tolo.
Los talibanes asumieron la autoría del ataque el sábado, tras lo cual los asesores extranjeros fueron retirados de los ministerios afganos.
«Esto fue por venganza contra la quema del Corán por parte de los invasores en la base militar de Bagram», afirmaron los talibanes a través de un comunicado.
Karzai expresó su pesar por la muerte de los soldados estadounidenses, que calificó de «lamentable» y dijo que la retirada de asesores internacionales es «una medida temporal».
Desde el inicio de la confrontación por la quema de los ejemplares del Corán, en total murieron ya 5 soldados de Estados Unidos, los dos primeros abatidos el jueves pasado.
Por estos sucesos, los planes de Washington respecto de un repliegue ordenado de las tropas de la OTAN, que integra, para fines de 2014, podrían acelerarse ante el evidente resentimiento que entre la población de Afganistán concita la presencia de ejércitos extranjeros, cuyo número llega a los 130.000 hombres.