Central no dio la talla en Córdoba. Esos doce mil hinchas que viajaron desde Rosario se estaban acomodando cuando Instituto hizo el primer gol. Y lo que es peor, Medina a los tres minutos se fue expulsado. Por más que Maglio se haya equivocado, Medina le dio una chance y el Canalla quedó con diez. Tres goles, dos expulsados y dos tiros en los palos de Broun son un cóctel que no amerita demasiada explicación. Un equipo grande se sobrepone a los contratiempos y Central no pudo hacerlo.
¿Por qué Pizzi eligió a Vismara cuando supo que Castillejos no podía jugar? No caben dudas que con el resultado puesto fue un error. Vismara mostró su falta de fútbol. Encina, Videla y en parte Fileppi (errático en los pases) nunca se enteraron de su presencia.
¿Por qué no entró Toledo? Central jugó casi sin puntas y Pizzi eligió al chileno Monje por encima de Toledo. Otro error, más claro aún en este caso particular. Monje está de regalo en Central, su falta de categoría es alarmante y él no lo disimula. Entró nada más para que lo expulsaran.
¿Del partido? Poco para agregar. Una distancia alarmante entre un equipo que luce sólido y otro que jugó desde la locura. Y de no mediar cierta displicencia en los jugadores locales, el resultado pudo ser mucho peor. Ni siquiera hubo reacción cuando Lequi se llevó puesto a Videla en su acción (la de Lequi) más festejada. Un dato que no es menor y sirve para entender lo mal que jugó Central: los tres goles fueron en igualdad numérica. Once contra once, el primero. Diez contra diez, los otros dos. Gran jugada colectiva de Instituto para la definición del fenómeno Dybala en el segundo. Y tremendo cabezazo de Gagliardi, libre de marcas, en el tercero.
El final fue a pura fiesta de la Gloria e interminable tristeza del Canalla. Que tuvo presencia de campeón en las tribunas del Mario Alberto Kempes, pero un equipo chiquito en el campo de juego.
