El cantante británico Roger Waters salió hoy a aclarar sus dichos sobre las Islas Malvinas al asegurar que no dijo «nada» cercano a que el archipiélago era de la Argentina y que su declaración fue «malinterpretada».
Waters afirmó que no tiene «una solución definida», pero pidió que el conflicto se resuelva en «paz» y se busque «un compromiso», al modificar su posición de la semana anterior, cuando había considerado que las Islas Malvinas eran «argentinas».
«Di una conferencia de prensa en Santiago de Chile, donde respondí preguntas durante una hora. Mis respuestas fueron traducidas a través de un intérprete. Consultado sobre la cuestión de las Malvinas di una respuesta muy completa. Un periodista de Argentina me malinterpretó y escribió un artículo citándome como exclamando categóricamente que las islas pertenecen a Argentina. No dije nada de eso», aseguró Waters.
A través de un comunicado publicado en su página oficial de la red social Facebook, el cantante británico -que brindará nueve recitales en River Plate a partir del miércoles- exhibió su posición real sobre la disputa de soberanía que mantienen Inglaterra y Argentina por las Islas.
«La historia de las islas es la historia de dos monarquías coloniales opositoras, Inglaterra y España, batallando en el territorio una y otra vez en los días en que construir un Imperio era lo acostumbrado», indicó.
En ese sentido, dijo que la posición actual de ambos países son «la triste herencia de las ahora muy desacreditadas políticas imperiales de los monarcas europeos del siglo XVI».
«Las islas en sí mismas existieron deshabitadas por millones de años antes del siglo XVI y probablemente sobrevivan a la extinción de la raza humana por millones de años más», señaló.
Calificó a la guerra que mantuvieron entre abril y junio de 1982 como una «tragedia en la que se perdieron 900 vidas, causada por la locura de dos líderes políticos, Galtieri y Tatcher, quienes estaban perdiendo su poder y usaron el conflicto como distracción». En ese sentido, citó a un comentarista chileno que había asegurado que el conflicto era como «dos hombres calvos peleándose por un peine».
«Ahora, treinta años después, el sonido de los sables está aumentando de nuevo. Yo no soy un político o un diplomático, y no tengo una solución definida, pero estoy convencido de que es el momento de pedir la paz y buscar un compromiso, no empujar para una victoria», escribió en el comunicado.
Y concluyó: «Al final del día lo que realmente importa es que no se derrame una sola gota más de sangre en el altar de las aspiraciones imperiales de reyes muertos hace rato».
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