Las máximas autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA) viajarán el mañana a Brasilia con el solo propósito de contribuir a aliviar las tensiones en el comercio bilateral entre la Argentina y Brasil.
La delegación estará encabezada por el presidente de la central fabril, José Ignacio de Mendiguren, y lo acompañarán Luis Ureta Sáenz Peña (Peugeot-Citroën) o Cristiano Rattazzi (Fiat) para tratar el espinoso tema automotriz; también irán Luis Betnaza (Techint), Adrián Kaufmann Brea (Arcor), Federico Nicholson (Ledesma) y otro directivo que se designará por estas horas.
Anfitriones
En la capital brasileña los aguardarán los ministros Antonio Patriota (Relaciones Exteriores), Fernando Pimentel (Desarrollo, Industria y Comercio Exterior) y Guido Mantega (Economía); en una maratónica jornada que comenzará el jueves al mediodía, poco después de descender del avión, se verán las caras sucesivamente con esos miembros del gabinete de Dilma Rousseff, los más activos en la disputa comercial que arrancó hace más de un año con el régimen de licencias no automáticas para la importación, y continúa con el de DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación).
Mantega, cabe recordarlo, viajó en octubre pasado a Buenos Aires para entrevistarse con su por entonces par Amado Boudou, justamente para intentar suavizar las restricciones que viene imponiendo el gobierno al ingreso de bienes brasileños.
El viernes, antes de emprender del retorno, los dirigentes industriales se reunirán con Robson Braga de Andrade, presidente de la Confederacao Nacional da Indústria (CNI), la central fabril brasileña. La elección del dirigente con el que se entrevistarán los directivos de la UIA no es casual: la gente de la UIA no quedó en la más cordial de las relaciones con Paulo Skaf, el presidente de la poderosa Fiesp (industriales de San Pablo). El empresario textil quiso pasar por encima de la UIA y pidió una audiencia con la presidente Cristina de Kirchner, que no le fue concedida. Si bien Skaf pidió perdón luego, el vínculo con su otrora amigo Mendiguren nunca se recompuso del todo.
La agenda que llevan los industriales argentinos a Brasilia es más una serie de pedidos que de reclamos. Comenzarán por demandar que Brasil reduzca el crónico superávit comercial que mantiene con la Argentina desde hace más de siete años; para eso llevan una lista de productos y servicios que compra Brasil fuera de la zona del Mercosur, y que podrían ser adquiridos a proveedores argentinos. El listado definitivo de esos bienes está siendo elaborado por el CEU (Centro de Estudios de la UIA), pero es obvio que su principal componente serán manufacturas de origen industrial.
Sugerencias
Este listado intentará contrarrestar la “sugerencia” que trajo Skaf a Buenos Aires hace poco más de un mes: que Brasil les encargue barcos a los astilleros argentinos (cuya entrega puede demorar un par de años) a cambio de que se permita seguir ingresando autopartes, textiles, alimentos, etc. También sugirió que Brasil podría comprarle combustibles a la Argentina, pese a que el país dejó de ser exportador neto de gas, petróleo y derivados.
Otro de los temas que lleva en sus maletas la UIA es la necesidad de presentar un frente común contra la «invasión china», algo que las presidentes de ambos países ya habían acordado pero que hasta ahora no se ha llevado a cabo. La UIA aspira a que Brasil y la Argentina lleven una postura común sobre esta cuestión a la próxima reunión del G-20 que se realizará en México.
De todos modos, la mayor preocupación por estas horas de los industriales locales es la posibilidad de que las dificultades para importar se traduzcan en una palpable caída en el nivel de actividad de la economía. Este temor ya estaría comenzando a convertirse en realidad en las fábricas.
Posible ocaso
En tanto, una de las herramientas que el empresariado local había tratado de motorizar para erigirse en interlocutor del gobierno, el Grupo de los Seis, parece haber ingresado en un ocaso semidefinitivo. Este agrupamiento que conforman (¿conformaban?) la UIA, la Sociedad Rural, Adeba (bancos nacionales), la Bolsa porteña y las cámaras de la Construcción y de Comercio hace ya casi un semestre que no se reúne, y nada hace pensar que se lo reflote en el futuro cercano.
¿“Qué podríamos aportar hoy a la discusión de hacia dónde se dirige la economía? No demasiado…”, le confesó a este diario el presidente de una de las entidades del G-6. “Seguramente vamos a convocarlo dentro de poco, pero no espere nada espectacular tras el encuentro”, añadió.