“Siempre dije que algún partido íbamos a perder, y que iban a aparecer momentos de dificultad; pero también sostengo que el equipo está preparado para superar todo esto”. La frase pertenece a Matías Lequi, uno de los principales referentes del plantel canalla. Tras la dura derrota sufrida ante Instituto, el defensor auriazul habló de la fortaleza del equipo para afrontar lo que viene. Pero además, sostuvo el convencimiento de que Central logrará el objetivo trazado: el ascenso directo. Aunque hoy se encuentre a cuatro puntos del segundo, River, con quince partidos por delante antes del final del torneo.
—Siempre dijiste tener suma confianza de que Central va a lograr el ascenso esta temporada. ¿Seguís igual de convencido?
—Sí, seguro que lo estoy.
—¿En qué te basás para sostener este convencimiento?
—Primero en el trabajo y en la seriedad que tenemos, tanto de parte del plantel como del cuerpo técnico y toda la gente que nos rodea. Después, por la calidad de jugadores que tenemos. Lo que está claro es que, si bien el fútbol es un deporte grupal, algunos rendimientos individuales de este equipo han bajado. Está bueno reconocer esto. En otro momento ganábamos más las divididas, no perdíamos algún cabezazo, o llegábamos siempre antes que el rival a un cierre. Ahora nos está costando un poco más. Pero estamos trabajando para recuperar ese nivel, ese espíritu ganador. Lo importante es que, mientras hablemos de errores nuestros, siempre hay tiempo para corregirlos.
—Debe dar mucha bronca perder un partido como el del otro día, en el que los errores propios le facilitaron las cosas al rival.
—Más que bronca, empezar un partido como lo empezamos el otro día, genera mucha impotencia. Porque sabemos que regalarle algo a un equipo que juega tan bien como Instituto significa darle el partido en bandeja. Con diez hombres, a cualquiera se le hace difícil tratar de remontar un partido contra un equipo que mueve tan bien la pelota. Son errores a corregir, cuestiones con las que hay que cortar ya. Y no digo que se trate de un tema futbolístico, a esto hay que tratarlo también desde lo psicológico. Hay que cortar cuanto antes esta sensación de que cada vez que te equivocás, te cuesta un gol.
—¿Este tema lo están charlando entre ustedes?
—Seguro. Se habla y se trabaja mucho sobre esto. Hay que volver a esa dinámica que tuvimos siempre. Se puede cometer un error, pero no hay que correr ningún riesgo.
—Han sufrido varias expulsiones durante este campeonato, sobre todo en los últimos partidos (NdR: cinco en igual cantidad de encuentros).
—Sí, algunas justas y otras injustas. De esto podemos hablar largo y tendido. Pero no es cuestión de mala leche. Sólo se dio así.
—Lo que se ve desde afuera es que los árbitros sancionan con distinta severidad según las circunstancias.
—No me compete a mí analizar públicamente esto. Ni creo que le corresponda a nadie de nuestro equipo. Pero hay que entender que hay distintas presiones que les generan a los árbitros, que a lo mejor nosotros desconocemos, y que a ellos los condicionan. Te doy un ejemplo: creo que un árbitro se puede ‘comer’ el penal que le cobran a Medina ante Atlanta porque en la cancha dio la sensación de ser falta dentro del área; pero el que le hacen a Biglieri ante Instituto yo lo vi a cien metros de distancia y ese no se te puede escapar, es imposible. Pero esto ha pasado a lo largo de la historia, y seguirá pasando. Lo que está claro es que, cuanto menos dependemos de esto, mucho mejor. Y es lo que estamos intentando.