El ministro francés del Interior, Claude Guéant, indicó que uno de los testigos de los cuatro asesinatos en una escuela judía en Toulouse vio que el asesino llevaba una cámara colgada del cuello y que «muy probablemente» grabó la matanza.
En tanto, los cuerpos de los cuatro muertos, un profesor-rabino de la escuela con sus dos hijos y la hija del director del centro, todos ellos con doble nacionalidad francesa e israelí, serán repatriados a Israel para ser enterrados en Jerusalén.
En una entrevista a la emisora de radio «Europe 1», Guéant contó que el asesino tenía una cámara que le colgaba del cuello y ajustada en el pecho: «No sé si filmaba todo, pero le vieron ese aparato». A la salida de la entrevista, puntualizó que se trataba de un pequeño dispositivo como los utilizados para volcar imágenes en internet y que «muy probablemente» grabó su ataque al centro escolar.
«Eso tiende a confirmar el perfil psicológico del asesino» como alguien «muy frío y muy cruel», dijo el ministro, aunque previamente había reconocido que no está identificado y se había limitado a comentar algunas certidumbres.
En particular, que tanto en la matanza de la escuela como en el asesinato de tres militares, dos en Montauban el día 15 y uno en Toulouse el 11, «fue un solo hombre el que actuó», aunque eso no quiere decir que no tenga apoyos. Preguntado si sabe más de lo que dice, el titular de Interior respondió: «No puedo presentar indicios que podrían poner en peligro la investigación».
«Lo que puedo asegurar es que la totalidad de los medios están movilizados», señaló Guéant, que también dijo que con la matanza «hemos llegado a la cumbre de la barbarie».
En otra entrevista, el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, reiteró que el Gobierno va a poner «todos los medios posibles e imaginables» para encontrar al hombre. «Lo encontraremos, lo llevaremos ante la justicia y será castigado», aseguró el Canciller, que subrayó que «la investigación está en marcha» aunque tampoco quiso avanzar «pistas prematuras» y se limitó a subrayar que «todas se examinan».
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, decidió elevar al máximo nivel el plan antiterrorista en la región de Toulouse, donde dos centenares de investigadores se dedican a la busca y captura del que algunos llaman «el asesino de la moto».
Se incrementó la vigilancia en las escuelas judías y musulmanas, en los centros de culto y comercios vinculados a esas dos religiones, pero también en instalaciones militares, estaciones, el aeropuerto de Toulouse y el metro de la ciudad. Varias decenas de destacamentos de antidisturbios, lo que supone unos 1.500 agentes, se han trasladado a la región de Toulouse o están a punto de llegar para participar en el dispositivo.